Esfuerzo.

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Emocionado estoy por comenzar ésto. 
Quisiera hacerlo hablando de una novela, un misterio. Un pasado remoto que se desconoce del todo su veracidad, ya que su único vestigio son las historias de los ancianos de Comatitlán. 

Que cuentan hacía mucho tiempo, en Jacala, Hidalgo, llegó un hombre de tez clara muy pobre a la ranchería de Comatitlán.

Comatitlán es un valle, rodeado por montañas, lugar verde donde sus habitantes son todos muy agradables, y es cruzado por un largo e imponente río. El río es tan fuerte que determina si se entra más allá o no, es casi imposible pasarlo si son tiempos de lluvia.

Es importante saber su tono de piel, ya que en aquellos tiempos no era usual que los blancos tuvieran lo equivalente a nada. 

Así que éste hombre muy trabajador, comenzó a pedir ayuda a los habitantes de dicho pueblo. El Señor Morales. 

Cantaba el gallo y Sr. Morales siempre se le veía trabajando, ya que no le gustaba tener nada. Y así de poco en poco obtuvo tierras  y así comenzó a hacerse de dinero, saldar sus deudas y volverse conocido en dicho pueblo. Se casó ahí y tuvo varias hijas, una de ellas Rufina Morales Vizuete. 

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Ajajá, debo aclarar que el segundo apellido de Rufina es un misterio un tanto mítico de la familia, algunos dicen que es francés, pero el registro en internet dice que es español. De todos modos dicho apellido estaba ahí y nadie entiende cómo de las europas, un apellido tan fino terminó escondido en una ranchería tan alejada de, en tiempos antigüos, la ciudad.

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Y vino el tiempo de la pobreza (que en el campo es sequía) para ir comiendo poco a poco el trabajo de los habitantes del lugar. Necesitaban ayuda, una mano extendida de alguien próspero. 

Voltearon a ver a la mano que alguna vez les pidió y se le otorgó generosamente. 

Pero él se negó, ya que entendí equivocadamente que el fruto de su trabajo sólo le correspondía a él mismo, que había ganado legalmente con su sudor. 

Pasó el tiempo y las lluvias llegaron, pero llegaron molestas, a azotar la tierra con su inexorable fuerza. El hombre tuvo miedo y subió a unas cuevas de por ahí a protegerse con sus hijas. 

Terminó la lluvia. Y el hombre bajó de nuevo a sus tierras, pero sorprendido se dio cuenta de que el río se había elevado y no le había dejado tierras, ni ganado ni nada. 

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¡Pobre del Sr. Morales!, sus acciones del pasado determinaron su futuro, pues al intentar apelar a la bondad del pueblo, se dio cuenta de que sus corazones se habían endurecido. Ya no habría ayuda para él. Así que quedó pobre y como llegó, se quedó hasta el fin de sus días.

El camino recorrido hasta mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora