¿Qué seríamos sin las leyendas? De seres irreales que viven situaciones extremas que ponen en peligro de muerte con el fin de obtener honor o algún objeto de mucho valor dentro de sí.
En México vivimos del valor honroso de la dignidad. ¿Acaso no es hermoso? Hacemos de todo para tenerla o de todo para evitar pensar que no la tenemos, así que bien, la siguiente leyenda familiar ha sido sobre dicho valor. La dignidad.
Cuenta el abuelo y algunas de sus hermanas que el Señor Miguel Cisneros Domínguez, después de algunos merequetengues y malos bailes con la autoridad trabajando en una hacienda se volvió minero.
Una costumbre mexicana, y creo que de toda latinoamérica, es la de ser seres integrales, siempre conociendo las repercusiones institucionales que se hagan en la política, así que por más que intentemos huir, no se puede; siempre habrá un comercial sobre partidos políticos o a la abuela le dejarán de dar su despensa de la pensión porque hubo cambio administrativo dentro de la sala del gobierno del estado. Así es un tanto más entendible lo que aquí aconteció,
Corría la huelga de los mineros y cuentan que el presidente Adolfo López Mateos decidió ir a hacer acto de presencia para relajar un poco las cosas, entendiendo que la figura presidencial en todo México siempre había sido de gran impacto. Así que se decidió meter al campo de batalla y buscando hacer recapacitar los mineros, un escupitajo le cayó en la cara seguido de un montón de injurias y verdades con respecto a su administración y el nivel de importancia enfocada a los mineros. ¡El valiente Miguel Cisneros Domínguez había decidido no dejarse engañar por la demagogia!
Es de obviar que acto seguido fue arrestado y puesto en condiciones de campeón de box en 12vo round, con toda la intención de terminar con la vida del hombre que se había decidido el no salir de ésa sin un verdadero cambio.
Entre el arrebato de golpes e insultos, el Jefe Máximo ordenó que se detuviera dicha golpiza.
Lo miró con desdén y enojo, entendiendo la diferencia abismal entre ambos y exclamó:
-Se necesita ser muy hombre o muy pendejo como para hacer lo que usted acaba de hacer. Y por eso mismo le tengo cierto respeto, así que lo dejaré vivir, pero si lo vuelvo a ver le prometo que no la va a contar a sus nietos.
Y lo dejó ir.
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Ahora, ciertas aclaraciones. Es algo que cuenta el abuelo, ya que al intentar investigar un poco los datos no concuerdan.
De acuerdo con los registros, no hubo huelgas mineras bajo el mandato de Adolfo López Mateos (1958-1964), sino una huelga Ferrocarrilera. La huelga minera más cercana y que tuvo el impacto como para hacer que el presidente fuese a visitar dichas obras mineras fue en 1950, cuando el presidente era Miguel Alemán, en Nueva Rosita, Coahuila. Y en dicho tiempo el expresidente López Mateos fungía como senador del Estado de México, así que no había modo de que ambos se encontrasen.
Lo que deja dos posibilidades: mi bisabuelo (Miguel Cisneros Domínguez) fue de la industria férrea y nunca se lo contó a sus hijos, o a quien le escupió fue a Miguel Alemán, pero debido a que era poco estudiado jamás se enteró hasta muchos años después de los nombres presidenciales y en eso se revolvió.
Sobre la zona de trabajo, no existe información, pero sería razonable entender que pudo haber pasado en cualquier mina del norte, ya que al no tener nada a qué apegarse el Sr. Cisneros Domíguez vivía a donde el trabajo lo llevara, hasta tener su esposa Juana Gonzáles en Pozitos, Guanajuato, pero eso es historia para otro momento.
Por el momento continúo investigaciones para encontrar los datos más cercanos a la realidad.
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El camino recorrido hasta mi.
Ficção HistóricaSoy parte de un camino. La rama de un árbol gigante. A través de anécdotas de mesa, y un poco de investigación, aquí plasmo la historia de mi familia, desde lo más antiguo que he logrado encontrar.