Un minuto de Silencio

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  Fuera de ficción alguna

no hay razones que me expliquen

que es lo que esa palabra tan punzante significa,

un nudo en la garganta,

¡un hilacho del cual depende la bazofia de la duda!...

¡miedos y discordias!,

¡patrañas y excusas!,


y los escuálidos sustentos de lo que esta por demás.

Quizá en un universo relativo a este no sea tan sensible

y entonces pueda pasar por alto

tantas cosas que hoy me hacen daño,

¡Quizá ahí nada me lastime!

Finalmente la terquedad de mi corazón

y lo desesperante de mi alma


conjuguen el verbo exacto para pedirme que guarde silencio....

¡y creo que ha muerto!

¿ quién diría?


¡que por haber sonreído moriría!

Y así era, no lo entendía,

ni siquiera el desvelo,

¡ni si quiera los sueños!,

y bajo las sabanas, pegada a mi colchón lloraba,


¿cómo era posible?, esa palabra, ¡esa palabra!


¿qué tenia?, ¡no era mágica!,

¡pero hería!

Me ahogo el chillido de la nada,

me apabullo el recuerdo,

¡si supieras lo que aún no te cuento!,

¡y no lo haré!, pues tengo que guardar silencio.

Te lo juro que me esforcé por entenderlo,

¡y lo logré!

pero no puedo aceptarlo...

¡es tu juicio, no mi amparo!,

y sí, te lo confieso :

¡ ha muerto!

y lo que existió antes de eso,

¡ahora es ficción, ahora ha muerto!...

Poesía para demonios... y otras criaturas realesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora