Tal vez esto no sea tan estúpido como yo lo creo, pero el hecho de que esté cambiando mi forma de ser me hace sentir como una estúpida. Incluso ahora, mientras escribo estas palabras, me doy cuenta de lo absurdo que es esperar un mensaje que sé que no va a llegar. A pesar de eso, sigo manteniendo una pequeña esperanza de que en algún momento, ese mensaje con el sonido cálido que indica que eres tú, aparezca en mi pantalla. Es como si estuviera atrapada en una paradoja mental, donde sé que es poco probable que suceda, pero aún así deseo que ocurra.
Sueño con el día en que pueda reunir el coraje suficiente para acercarme a ti sin temblar y sin ponerme roja como un tomate. Quiero dejar de depender de las conversaciones por chat y ser capaz de mirarte a los ojos mientras hablamos de verdad. Anhelo una comunicación más cercana y genuina contigo, como si fuéramos amigos íntimos o incluso desconocidos agradables con quienes compartir una conversación interesante. A pesar de lo que he escuchado de ti, tengo curiosidad por saber qué pasa por tu mente y descubrir la verdad detrás de los rumores. Quisiera convertirme en tu confidente y brindarte mi apoyo.
Sin embargo, debo admitir que mi timidez me impide dar ese paso. Soy insegura de mí misma y no creo tener la capacidad de sostener una conversación contigo sin necesidad de excusas. Por ahora, tendré que conformarme con verte pasar frente a mí como si fuéramos completos extraños, como si nunca hubiéramos cruzado palabra, ni siquiera en línea.
A veces, me detengo a reflexionar y llego a la conclusión de que tal vez no sea lo suficientemente agradable para ti simplemente porque no encajo en los estándares convencionales. Aunque se dice que es bueno ser diferente, tengo mis dudas y desearía poder volar bajo el radar para evitar ciertos problemas. Anhelo pasar desapercibida y disfrutar de un poco de paz y soledad. Cuánto desearía tener un día entero para mí, sin interrupciones, sin chicos coqueteando, sin amigas demandantes. Un día en el que pueda escribir en completa soledad, sin limitaciones ni distracciones.
En ocasiones, me gusta cerrar los ojos, ponerme los audífonos y sumergirme en un mundo donde no haya nadie a mi alrededor. En esos momentos de tranquilidad, puedo ser yo misma sin restricciones y liberar mis pensamientos como un grito desesperado por escapar de las cadenas impuestas por la sociedad. Además, experimento una sensación de alivio y liberación al poder expresar mis ideas y emociones de manera auténtica y sin temor a ser juzgada. Estos momentos de introspección me brindan la oportunidad de explorar mi verdadero ser y descubrir nuevas facetas de mi personalidad. Es un refugio donde puedo encontrar paz y serenidad, dando rienda suelta a mis pensamientos y sentimientos más profundos. A través de esta experiencia, me conecto conmigo misma a un nivel más profundo y me permite crecer como individuo. En resumen, estos momentos de soledad y autenticidad son un regalo invaluable que me permite explorar mi identidad y encontrar un sentido de libertad y empoderamiento.
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Mi vida es un completo cliché
Genç KurguLa vida de Ana se ha convertido en un gran cliché desde que comenzó a enamorarse de Santiago, ella por más que intente evitarlo el lo único que hace es acercarse cada vez más convirtiendo esa historia en algo especial