Mi reina

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Kaori aun recuerda ese día, en el que la Gran Madre murió de una manera bastaaante sospechosa ante sus observadores ojos. Muchos cayeron en esa trampa, pero ella ve mucho mas allá de lo normal, por algo tiene un lado gatuno. Supuso que se trataba de...de ese tipejo. Por culpa de él terminó la alianza de los Shinigamis y los Híbridos, ya que la Gran Madre controlaba su lado animal y demoniaco con cierta marca que antes tenían debajo del ojo izquierdo. 

Miles y miles de híbridos murieron asesinados por los shinigamis o simplemente no podían controlar su lado demoniaco, haciéndolos morir del cansancio. Kaori fue la única sobreviviente, ya que ella al ser la mas cercana a la Madre, descubrió otra forma en la cual poder controlarse. Con esos tatuajes que tiene en los brazos. 

Cada vez que los veía, se sentía culpable por no haberlo descubierto mucho antes y pudo haber salvado las vidas de sus colegas. Se siente como una basura. 

Pero ahora, había llegado la oportunidad de vengarse y no iba a desperdiciarla, la aprovecharía hasta el límite. No sólo ella, también Ann. 


Sus ojos se pusieron blancos como la nieve, sin rastro alguno de pupila mientras el collar de Renji estaba en su garganta y en su boca, estaban apareciendo todos los recuerdos mas importantes de él, y poco a poco una cínica sonrisa de tamaño sobrehumano se formó en la boca de aquel hombre y ahora con las pupilas gatunas en sus ojos, empezó a modificar todos los recuerdos de aquel hombre, empezó a llenarlos de odio y furia. Y el collar, empezó a volverse negro y desgastado. 


-Hay que matarlo. Es la única forma en la que Renji puede volver a la normalidad.- Kaori dejó vacía la taza de té y la puso en su regazo mirando a Ann, Byakuya y (...) -Lo mejor sería mantener alejado a Renji de todo el Gotei 13. Enciérrenlo en una de las celdas mas fuertes que tengan.- 

-¿Por qué debemos de encerrarlo?- dijo (...) 

Ann tenía la suficiente energía para mantener a Kaori en el plano en el que todos los demás pudieran verla, por lo que Ann no se sentía tan rara diciendo todo lo que Kaori decía y además Kaori ya no tenía que controlar su cuerpo para hablar. 

-Cuando él altera los recuerdos, las personas suelen tener fuerza sobrehumana, un gran instinto por matar y además, sacan lo peor de él. En el caso de los shinigamis, su zampakutou suele mezclarse con su cuerpo, dándoles un aspecto terrible. Son peores que los hollow- 

-¿Donde está ahora?- 

-No lo sé. La última vez que lo vi fue cuando le robaron el collar. Pero cuando fui a su casa a preguntarle si ya lo había encontrado, pero no hay nada, está intocable toda la habitación.- dijo Byakuya.

-Cuando lo vean, no intenten amarrarlo o cualquier cosa, dejénmelo a mi y Ann.- la ojirosa miró a Ann cómplice. -¿Puedes hacerlo Ann? Aun no sabes muchas cosas sobre las peleas, te falta mejorar.- 

-Haré lo que pueda, Kaori.- y Kaori cerrando los ojos, desapareció, dejando solos a los tres chicos. 


Minutos después, caminaba en aquella iglesia subterránea que el mismo había creado, las butacas vacías pero con pétalos de rosa esparcidos en ellos, una mesa en donde se paran los novios, en los cuales estaban los dos anillos que proximamente iban a estar en las manos de su Kaori y suya y al fondo debajo del vitral circular, un vestido de novia hecho con la cera mas cara y hermosa de todo el mundo, hecho a la medida para Kaori. 

Con una enorme sonrisa abrazó el vestido blanco y suspiró totalmente enamorado. Dios, Kaori era tan hermosa...

Una mujer completamente elegante en sus movimientos y su forma de hablar, una persona inteligente y completamente culta, calmada, que nada la altera, seria y también femenina, demasiado femenina, postura recta y confiada...y obviamente, una mujer que o abre su corazón tal fácil a cualquier hombre, una mujer de verdad. 

Nadie debe tener a esa mujer mas que él. -Y tarde o temprano, aun así tenga que matar a ese estúpido de Jun o termine borrando todos tus recuerdos con él-sonrió ahora mostrando sus cuatro hileras de colmillos y sus garras enormes salieron y casi arañan el vestido, pero alejó la mano rápidamente de la tela. -Vas a ser mi esposa y crearemos una mejor generación de híbridos y mataremos a todos los shinigamis. Los híbridos reinarán, mi reina.- y salió de aquella enorme iglesia con dos niños de 4 años caminando detrás de él. 


Trataba de conciliar el sueño para que ese dolor de cabeza se fuera, pero era inútil, el dolor era como un taladro afilado que perforaba mas y mas en sus sienes hasta el punto en el que terminó sudando frío y soltando lágrimas amargas por el dolor. 

Se tapó hasta la cabeza con las gruesas cobijas y el dolor y el sudor frío cesaron de inmediato. Suspirando con alegría cerró sus ojos y segundos después cayó en un profundo sueño. 

Ahora el dormido cuerpo de Renji estaba totalmente despegado de la cama y con los brazos totalmente extendidos. En su frente había una pequeña apertura en la cual salía sangre completamente negra y esas gotas no se deslizaban en su cara, sino que flotaban y poco a poco casi rozando el techo, terminaban evaporándose como el agua hirviendo y se perdían en la nada, aunque ese era el desayuno de esa criatura



Una segunda oportunidad (Kuchiki Byakuya y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora