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Doyoung se encuentra pasándole el trapo al mostrador, su gran mano blanca yendo de lado a lado lentamente. Esto no es por ser cuidadoso, como uno puede pensar, sino por costumbre, ya que su mente se encuentra en otro lado, finalmente aliviado de tener algunos minutos para sí mismo luego de un arduo día de trabajo. De vez en cuando sus ojos, oscuros y redondeados, se disparan hacia arriba, apuntando a la pantalla del LCD puesta estratégicamente en la pared en frente a la registradora, esperando enganchar aunque sea un vistazo de él.

Como ahora; ah, el cabello de Taeil se le ve tan bien con ese tono rubio sucio. Y su voz en esta canción es simplemente maravillosa. Este camarógrafo que sabe hacer su trabajo, viendo que al fin su favorito de NCT está teniendo tanto tiempo en la panta- Ah. No importa. Acaba de volver al líder.

Doyoung resopla por la nariz y mueve la cabeza para sí mismo. Lo que sea.

Por suerte, la campana de la puerta empieza a sonar cada vez con menos frecuencia, ya que la hora de cierre se acerca y los clientes empiezan a dejar de a uno la tienda. Doyoung está orgulloso de tener un horario de apertura bastante extendido en su local, desde las siete de la mañana hasta las once y media de la noche. Por supuesto, esto sería imposible si estuviera solo; pero por suerte tiene un muy competente empleado que trabaja en el turno de la mañana hasta el mediodía, que es cuando él viene.

Un empleado muy competente... que justamente ese día se había enfermado. Es decir, Doyoung tuvo que cubrir ambos turnos.

Por suerte es jueves, y, por algún motivo que Doyoung ignora, la gente no va mucho a los cafés los jueves. Pero aun así... más de dieciséis horas de trabajo son demasiado, tal vez.

Y al fin, al fin la hora del cierre llega cuando el último cliente se va, diez minutos antes que el horario oficial y Doyoung lo toma como una oportunidad para comenzar su ritual diario. Lavar los utensilios, la máquina de café, la mesada, limpiar las mesas y poner las sillas sobre ellas...

Su ritual letárgico es interrumpido por el ruido de alguien tratando de abrir la puerta, (infructuosamente, ya que ya la había trabado). Sus ojos se disparan para arriba, alarmado, y se da cuenta que se ha olvidado de cambiar el letrero a "cerrado". Diablos.

El dueño se pone su mejor sonrisa de "disculpe, señor" mientras se acerca a la puerta, pero sus ojos se abren casi como platos porque reconoce la cara que está detrás del vidrio.

Claro, ¿cómo no reconocerla? Si es la misma cara que monopoliza todo el tiempo su pantalla en cada transmisión de NCT.

-¡Ey!- , la voz llega apelmazada, los círculos oscuros bajo sus ojos contrastan mucho con la alegría que estos muestran, -¿Me abres, por fa?

Es más una orden educada que una petición, y la verdad es que a Doyoung no le molestaría normalmente, pero...

-¡Lo siento señor, ya hemos cerrado!-, hace una pequeña reverencia y siente un pequeño haz de satisfacción recorriendo su ser. Es como un sentimiento al estilo "¡ahí tiene!", solo que con menos maldad (o eso quiere pensar). Empieza a alejarse, pero es interrumpido nuevamente cuando escucha unos golpecitos ligeros en el vidrio.

-¡Ey, tu! ¡Espera!-, él llama, y Doyoung se da la vuelta con una cara completamente libre de expresión, -Por favor, por fa, ¿me das solo un Moca alto? Solo he comido una ensalada hoy y aun tengo dos horas más de grabación por hacer.

Y en ese momento Doyoung comete el gran error de mirar a esos suplicantes ojos delineados... Y su resolución cae a pedazos con un puntazo de culpa, que no hace más que aumentar cuando ve al más grande siendo asaltado por un escalofrío. Ahí se da cuenta que éste está usando solamente un chaleco de jean oscuro, el mismísimo que estaba usando en la presentación de tele que Doyoung miraba antes. Hace frio afuera, ¿no debería estar usando al menos algo más cubierto?

after hours {dotae/taedo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora