Parte 5

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Cuando entré en casa para recoger mi bolsa de deporte antes de volver a las instalaciones de la Warner me encontré a Todd dando bufidos. Yo había tenido un día glorioso, escenas con público en vivo, mi especialidad. Me crezco cuando puedo notar el efecto que tengo sobre los que me ven. Además, iba bien de tiempo para sentarme un rato a hablar, de modo que lo abracé por la espalda y le dí un beso en el pelo:

-¿Qué le pasa a mi hombrecito?.- Bromeé.

Él se soltó para poder mirarme a los ojos. Parecía más triste que tenso:

-Nos precipitamos comprando esta casa, es un desastre todo.- Se pasó las manos por el pelo.

-Está en un buen sitio, cuando terminen las reformas te gustará.- Intenté tranquilizarle sin llegar a tocarle.

Tuve una sensación rara, como si los cuatro pasos que nos separaban fueran millas en realidad. "Me va a dejar" fue lo primero que vino a mi mente, "Me va a plantar en esta casa de mierda". Me entró pánico, quería decir muchas cosas pero no salían los sonidos de mí. Un actor de cine mudo, es lo que fui durante los siguientes segundos. Él me miraba esperando a que añadiera algo más, a que le diera más esperanzas porque después de semanas de obras eso no era suficiente. Pero tenía miedo, lo juro, un miedo paralizador de ese que te hiela la espada.

-¿Por qué estamos haciendo esto?.- Preguntó Todd.

Tragué saliva fuerte, "¿¡A qué se refiere?! ¿¿A estar juntos??" miré a mi alrededor buscando algo que me diera confianza para hablar. Nada a la derecha... nada a la izquierda... Rebusqué en mi cabeza algo que evitara que la conversación siguiera por ese curso y lo único que vino a mi recuerdo fue que llevábamos casi un mes sin tener sexo y casi el mismo tiempo sin que nuestro tema de conversación fuera otro que las nuevas noticias sobre la casa y el trabajo. Apreté los labios.

-No es que me moleste, sabes, pero... ¿Por qué el viaje a Italia? y luego, tan seguido, buscar casa.- Continuó él al no recibir respuesta.- Parece que tuviéramos problemas. ¡Me preocupa! y tú sólo te quedas ahí sonriendo como si fuera maravilloso todo... Quiero decir ¿Los tenemos?.- Se pasó una mano por el cuello y me miró preocupado.

-¿El qué?.- Conseguí preguntar ya más confuso que aterrorizado.

-¡Problemas! Necesito saber si estás experimentando porque te has aburrido de mí o qué.- Protestó.

Eso me terminó de tranquilizar. Solté una risita de alivio y me senté en el sofá. Después de pasarme la mano por el pelo comencé a explicarme:

-No, no tenemos problemas ni estoy experimentando. Dijiste algo que me hizo pensar que llevábamos diez años juntos y que ya iba siendo hora de salir del armario y mudarnos y esas cosas...-

-¿Que ya iba siendo hora?.- Me miró asqueado.

-Me pareció que era lo correcto.- Intenté arreglarlo pero no sonó tan bien como lo había hecho en mi cabeza. Probé de nuevo haciéndole sentir importante.- Que era lo que te merecías por aguantarme tanto tiempo.- Volví a levantarme en vista de que no había acabado la tormenta.

-¿¿Que me lo merecía??.- Empezó a subir el tono de voz.- ¡Como si yo fuera una puñetera maruja esperando a que tu me hagas caso! Estamos en una relación de iguales, Jim, dentro de estas paredes no eres el actor ganador de Emmys, no me haces un favor echándome un polvo de vez en cuando.- Se iba enfadando más cuanto más avanzaba.

-No lo decía por eso, me refiero a que pensaba que eso era lo que querías.- Ni siquiera estaba enfadado, no sabía cómo habíamos llegado hasta ese punto de la discusión y empezaba a parecerme exagerada su reacción.

-Lo que yo quería.- Aprieta la mandíbula.- ¿Qué clase de títere eres?.-

-A very manly muppet*.-

(*"Un muppet muy humano". La frase es literal de la canción "Man or Muppet")

Me salió automático. No lo pude evitar, ese año había aparecido fugazmente en la película de los Muppets con un tema maravilloso. Se me escurrió de los labios antes de que pudiera frenarlo en parte porque me costó pensar que estuviera hablando en serio. Me habría encantado que se hubiera reído pero él si iba en serio, le sentó fatal:

-¡Lárgate! ya hablaremos cuando seas capaz de tomarte algo como un adulto.- Subió las escaleras, cerró con un portazo y lo siguiente que oí fue el pestillo. Otra cosa que funcionaba en la casa. Hay que joderse.

Me fui sintiéndome idiota. Todd tenía razón, ¿a qué clase de niñato se le ocurría soltar esa frase en mitad de una pelea?.

Llegué a la puerta de mi camerino y me asomé a ese pequeño espacio aséptico y ordenado, que me pareció poco humano. No pude entrar, miré a los lados. Al fondo del pasillo vi a Mayim rebuscar en su bolso la llave de su camerino. Me encaminé hacia ella.

Cuando la alcancé se le cayeron las llaves al suelo y tuvo que agacharse a recogerlas, dejando a la vista sólo un culo redondeado embutido en una falda de tubo. En mitad de esa situación tan ridícula me sentí un poco mejor, como en casa, rodeado de más gente con un talento especial para resultar inadecuada:

-Umm... no sabía que fueras tan insinuante, Mayim.- Me reí.

-Oh...- Se rió y se irguió con la cara roja.- ¿Cómo tú tan pronto por aquí? ¿Todo bien con la casa?.-

-No, no paran de salir sorpresas desagradables.- Admití.- Y he discutido con mi novio.- Me atreví a confesar.

-¿Con tu novio?.-

-Sí, con mi novio.- Rodé los ojos a su espalda.- Soy gay, llevo diez años con un hombre.-

De los compañeros de "The Big Bang Theory" sólo les había dicho que era homosexual a unos pocos. Había empezado con ilusión a contárlo pero cada vez que lo mencionaba intentaban hacerme sentir cómodo escogiendo con mucho cuidado todas las palabras y al final era como si tuviera una enfermedad terminal. No sé si habrá mucha gente que piense como yo pero habría preferido que hubieran hecho chistes de ello como lo hacían con todo lo demás a la manera deliberada con la que Kunal evitaba decir "dar por culo" delante de mí desde entonces. Eventualmente decidí posponer el momento de contarlo.

-Supongo que a él también le estará afectando la mudanza.- Entró en el camerino por fin y me hizo un gesto para que la siguiera.- ¿Ha sido una discusión muy fuerte?.-

Ni un sólo gesto de extrañeza, ni una frase sacada de una campaña de apoyo al colectivo LGTB. Sólo preocupación sincera por mí. Sentí una oleada de aprecio profundo por esa mujer. La habría abrazado con fuerza si no hubiera estado tan ocupada poniéndolo todo patas arriba. Me prometí a mi mismo que iba a conservar su amistad como fuera, incluso cuando se acabara la serie y fuera difícil coincidir en la misma ciudad, le mandaría correos y sacaría tiempo para ella al menos una vez al mes.

-Si no quieres hablar de eso no pasa nada, puedes pasar aún así.- Ella interpretó mal mi quietud.

-No, quiero hablar, gracias.- Le sonreí y me senté en el sillón que había vaciado de papeles para mí.- No sé cómo de grave se puede considerar la pelea porque es la primera vez que me veo en una de esas.-

-Wow, primera pelea en diez años.- Me miró admirada.- Es muy muy buena señal, créeme.- Me sonrió con ternura.

-No sé yo, ha acabado gritándome que qué clase de títere soy.- Recordé resignado.

-A very manly muppet.- Soltó y conforme acabó la frase abrió mucho los ojos, se tapó la boca con una mano y se llevó la otra a la cabeza.

Me quedé en shock un momento.

-Perdón perdón-perdónperdón.- Me puso una mano en el brazo.- Tú aquí contándome tus problemas y yo... buf, qué bruta he sido, lo siento, de verdad, es que mis hijos adoran esa película y me han hecho verla como 9 veces en un mes.- Habló muy rápido y me miró como si fuera una bomba a punto de explotar.

La carcajada que di hizo que me vibrara el pecho y eché la cabeza hacia atrás para disfrutar esa sensación.

-Mayim, eres maravillosa.- La abracé y noté cómo se relajaba entre mis brazos.

Like the ceiling can't hold usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora