Parte 6

187 12 4
                                    

-Bueno, ¿qué has hecho para que se enfadara tanto?.- Preguntó Mayim cuando nos separamos.

-¡Nada! Sólo le dije que había decidido contar lo de que tengo pareja por él, como un acto de amor para que no sintiera que me avergonzaba de él.- Protesté agitando las manos al aire.

-Umm-Hmm.- Me escrutó con sus ojos claros a la par que alzaba una ceja.- ¿Se lo dijiste así?.- Pregunta y sujeta su cabeza con una mano en la frente.

-Bueno... no exactamente... pero...- No aguanté más la tensión.- Le dije que me parecía lo correcto, contarlo. Y luego añadí que pensaba que se lo merecía.- Me tapé la cara con las manos un poco avergonzado.- Me gritó como nunca. No creo que decirle que se merecía que no tapara nuestro amor fuera como para enfadarse. Le he dicho mil veces antes que hacía algo porque él se lo merecía y le ha parecido bien y ahora... esto.- Volví a mirarla mientas hablaba en busca de aceptación.

Ella subió una pierna a su butaca, pasando el tobillo por debajo de la otra rodilla:

-¿Puedo opinar? No quiero parecerte entrometida, apenas hace 5 minutos que sé que tienes novio y no soy quién para evaluar lo que hace pero, como mujer casada, creo que sé algo de relaciones.- Tanteó el terreno, siempre tan comedida y correcta.

-Sí, Mayim, por favor, te lo cuento justo por eso, siempre resuelves todas las conversaciones tan bien.- Supliqué.

-Deja de hacerme la pelota.- Fingió indignación dándome un golpecito en el brazo y se echó a reír.

Me salió una pequeña carcajada.

-Vamos, sabes... tienes que saber que cuando necesito una conversación profunda siempre recurro a ti.- Me puse serio y fijé mis ojos en los suyos.- Creo que eres la más inteligente del grupo, bueno, estoy seguro ¿Sabes lo que digo?.- El esfuerzo de mantener la mirada llegó a parecerme titánico pero aún así aguanté.

Mantener la mirada así siempre ha sido uno de mis puntos flojos, mirar en los ojos de otros es como abrir una puerta en su pensamiento. Ves la desaprobación y la decepción que generas al hablar, por eso evito hacerlo excepto con gente que me es muy cercana: Todd, mi madre, algunos amigos de la infancia y a partir de entonces, Mayim Bialik.

-Lo valoro mucho.- Pone una mano sobre mi hombro y da un pequeño apretón.

-¿Y bien? ¿Dónde está mi consejo sentimental?.- Bromeé. Me hizo sentirme un poco incómodo haberme expuesto demasiado.

-Creo que el problema de tu chico.- Empezó.

-Todd, se llama Todd Spiewak, es diseñador gráfico para anuncios y eso.- Maticé.

-El problema con Todd.- Se corrigió.- Es que parece que lo haces obligado y cuando tienes una pareja lo que quieres es que se apasione, que quiera presentarte a todo el mundo porque se sienta orgulloso de ti, no porque sea lo correcto. Con todo el tema de mudarse juntos es normal que se haya sentido inseguro y que quisiera que tu le apoyaras, que le demostraras que estáis haciendo eso porque vuestra vida va a ser mejor juntos para siempre.- Acabó su argumentación mirando al suelo.- No es tanto por lo de "te lo mereces", eso es secundario.-

-Supongo que sí.- Admití y me pasé una mano por el pelo un poco agobiado.

-¿Dónde os conocisteis?.-

-Unas amigas nos organizaron una cita a ciegas en un karaoke.- Rodé los ojos aunque no me estaba mirando, parecía concentrada en un arrancar un hilacho suelto de las costuras de su falda.

Otro hecho curioso, siempre llevaba falda. Siempre.

-Umm-hmm.- Levantó la vista.- ¿Sabes? Nunca he ido a un karaoke, no es lo mío, creo que me haría sentir muy ridícula que todos me oyeran destrozar una canción.- Arrugó un poco la nariz.

Like the ceiling can't hold usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora