¡Boom, bitch!

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Christine

Menos mal que ya es viernes, a pesar de que me han aceptado en el equipo de animadoras, el fin de semana se ha hecho de rogar. Los entrenamientos son mucho más duros de lo que yo pensaba porque, aparte de animar al equipo, también hay una liga de animadoras. Esta se realiza al mismo tiempo que se anima al equipo. Hay unos jueces que nos califican y eligen entre los dos equipos de animadoras que se presentan al partido. Es todo bastante complicado, quedaros con que hay que hacerlo lo mejor posible para ganar. Dejando de lado este tema, también quiero hablar del ridículo que hice el primer día de entrenamiento. Primero equivocándome de vestuarios y luego quedándome sin camiseta delante de un equipo de fútbol entero. A lo largo de estos interminables días ha sido la comidilla de todo el instituto. Y si a esto le queremos sumar un desastre más, queda destacar que no he hablado en toda la semana con mis amigas. Como veis, tengo una vida plena y feliz.

Esta tarde no tengo nada planeado pero paso de quedarme en casa. ¿Qué tal si llamo a Evans? Es un chico bastante guapo y tenemos algunas cosas en común. Al parecer, aparte de ser músico también es adivino porque me acaba de enviar un mensaje.

- Tú y yo, karaoke. Esta noche te recojo a las nueve y media para ir a cenar ya que estamos.

- Sé puntual. - Él no se anda con rodeos y yo tampoco. No me ha preguntado si quiero salir con él y yo no le he contestado. Sin embargo tenemos una cita, algo me dice que este chico es mucho más interesante de lo que parece.

A pesar de que no me ha dicho a dónde vamos a ir a cenar, no me supone ningún problema el decidir que ponerme. Me he puesto unos pantalones largos y blancos con una camiseta sin mangas roja. Y no nos olvidemos de mis maravillosos pies, para ellos he elegido las típicas convers blancas. Puntual como un reloj, un coche azul se posiciona en mi puerta. El conductor sale del coche y me mira maravillado mientras camino hacia él. De repente este se aleja y se va a la puerta del copiloto y la abre para mí. Le doy las gracias con un ligero movimiento de cabeza mientras cierra la puerta y se dirige hacia su asiento.

- Debo decir que no esperaba que fueses tan caballeroso. ¿Serás así el resto de la cena?.

- No, esto era por si te estabas arrepintiendo. - No logro reprimir una carcajada mientras el sonríe. Que sonrisa más perfecta tiene, sus dientes están perfectamente alineados y son lo suficientemente blancos. No sé si podré resistirme a sus labios esta noche, ya se verá.


Me lleva al Mcdonalds. ¡Al Mcdonalds! Se puede ser más... Se puede ser más PERFECTO. Adoro estos sitios, tenía hasta un poco de miedo de que me llevase a algún restaurante cutre o demasiado moderno en los que tienen la comida en miniatura. Mi cara se ilumina al ver la enorme "M" y es un detalle que a él no se le escapa.

-No sabía si te iba a gustar este sitio aunque por otro lado, si no te gustase no debería volver a hablarte.

- Coincido en eso.

No puedo decir que no tenga complejos porque todo el mundo tiene pero la comida no es uno de ellos. Me encanta comer, enserio, creo que tendría que ir al médico o algo. Y me da igual quien me vea comer, soy como soy y si no te gusta no mires. Puedo suponer que no ha conocido a otra como yo debido a su cara sorprendida al ver que me pedía una hamburguesa doble con patatas deluxe (¡vivan las patatas deluxe!). Fue una cena muy divertida, nos reímos tanto que cuando fue a beber de su refresco le salió el líquido por la nariz. Cuando estábamos ya hartos de comer nos fuimos al karaoke. Era una sala privada, solo para nosotros dos. Algo que agradecí, no me da vergüenza cantar en público pero tampoco me hace mucha ilusión.

- ¿Qué vas a querer de beber? - Me preguntó mientras pedía en una carta digital.

- Sorpréndeme

Estuvimos hablando hasta que se nos acabaron las copas y entonces nos pusimos a cantar. Fue brutal. Evans no podía desentonar más, era un completo desastre. Entonces empecé a cantar yo, que tampoco soy ninguna superdotada, sin embargo no se me daba mal. O eso creía yo... Nuestra puntuación fue de 1 sobre 10 y al verla nos empezamos a reír acabando así en el suelo. Nos sentamos en el sofá en el que habíamos estado hablando y, después de tranquilizarnos, nuestras miradas se cruzaron. Y nos besamos, sus labios eran un aislante del mundo. Se notaba que tenía práctica en los movimientos de su lengua. Estábamos subiendo la intensidad cuando sonó mi teléfono. Me separé dándole besos de disculpa y atendí el teléfono. Debía de ser importante, nadie llama a estas horas por tonterías. Mi preocupación se intensificó cuando vi que no tenía el número guardado en pantalla. Me excusé un momento y me dirigí al baño para contestar la llamada.

-¿Qué tal, descamisada? - No podía ser, ¿Cómo había conseguido mi número? ¿Quién me odiaba tanto como para dárselo? Encima me interrumpía y se burlaba de mí.

- Tienes quince segundos para decir lo que me tengas que decir y después colgaré.

- ¿Qué te parece si quedamos mañana para ir al cine?

- Ya te lo dije, no salgo dos veces con un mismo chico. Además, no me van mucho los baños, ya me entiendes. - No me despedí, colgué sin más y puse el móvil en silencio.

Al volver a la habitación, Evans estaba llorando.

- Ei, ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?

- Yo... Yo, lo siento mucho Christine pero es que... soy gay. - ¡Boom, bitch! Eso sí que no me lo esperaba. No estoy ofendida ni nada pero es raro, muy raro.

- Mira, no te preocupes. No es algo de lo que debas avergonzarte.

- Yo no se lo he contado a nadie, no te importará guardarme el secreto ¿verdad?.

- Pues claro que no, soy una tumba. ¿Por qué no me das tu teléfono? A pesar de que no te guste podemos quedar como amigos.

- Estaría bien, sí.

Estoy totalmente perpleja, me alegra no haber tenido que darle calabazas y ahora tengo un amigo, gay además. Confieso que siempre he querido un amigo gay, te pueden dar una perspectiva masculina y sabes que nunca van a estar interesados en ti. Es guay. Estos primeros días de curso están acabando conmigo.

Poneros las pilas chic@s que no cuesta tanto darle a la estrellita.
Gracias a todos los que votan y comentan.

Kisses, L.E.

No repitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora