Capitulo 5

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—Tomás otra vez —repitió Nathan por tercera vez.

Una mujer les había conducido a una habitación que se asemejaba a las salas de espera de cualquier oficina, sin nada notable ni fuera de lugar, y Alyx se había dejado caer sobre una de las butacas color caqui que había frente a una mesita. Había aceptado con gusto una taza de chocolate que la mujer les había ofrecido y la sostuvo entre las manos mientras escuchaba protestar a Nathan.

—¿Ya estás otra vez con la idiotez de que pueda ser un traidor? Te recuerdo que Liza lo negó y ya te equivocaste una vez con Alexander.

Steve no pretendía ser delicado y discreto a la hora de reprochar a su amigo los errores de éste y Nathan lo miró dolido.

—Alguna vez tendré que acertar, ¿no? —soltó con poca habilidad.

—Sí, por supuesto, al igual que tu magnifica idea de ir a contarle tus sospechas sobre Alexander a Rebeca.

Los dos amigos se miraron con odio y en ésta ocasión Nathan no parecía muy dispuesto a ceder.

—¿De qué van a hablar? —intervino Alyx con la intención de distraerlos.

Nathan se giró lentamente hacia ella y asintió pensativo.

—En realidad no lo sé. Tal vez sobre lo de Rebeca o tal vez no. Siempre nos excluyen de las decisiones importantes y nos lo ocultan todo. Sólo servimos para hacer el trabajo sucio —se lamentó.

—Hasta ahora eras muy feliz de hacerlo —le recordó Steve con sarcasmo.

—Insisto en que calladito estas más guapo.

Steve soltó un bufido y siguió callado. También había aceptado una taza de chocolate, pero aún no la había probado; la mantenía sujeta con las dos manos y solía darle vueltas mientras miraba el contenido absorto.

—¿Cómo os conocisteis? —preguntó Alyx bruscamente.

Los dos chicos la miraron sorprendidos y solo Nathan sonrió divertido.

—¿Cuesta creer que aún sigamos con vida?

Alyx prefirió no preguntarse qué podría significar esa respuesta a la pregunta que había hecho.

—No —insistió— Cuesta creer que seáis amigos.

Steve se irguió incomodo.

—¡No somos amigos! —escupió indiferente.

La sonrisa de Nathan se hizo aún más grande.

—No seas tímido —se burló— Hasta ahora nuestra relación no ha ido más lejos de una simple amistad, pero ya sabes que mi corazón siempre te pertenecerá.

—Acércate y te mato —advirtió Steve al ver que Nathan se movía hacia él.

Alyx sonrió con timidez y perdió el interés en la discusión de los dos amigo. Por mucho que Steve trataba de despreciar la amistad de Nathan, era fácil adivinar que simplemente le costaba reconocer que dependía moralmente de otra persona. Era orgulloso, arrogante podría decirse, pero en el fondo, sólo era un niño que quería un poco de cariño.

Debieron de pasar más de una hora mientras seguían allí dentro, sin nada que hacer para entretenerse y nada que decirse. Alyx no había tardado en cansarse de estar sentada y se había levantado a observar los pocos cuadros de las paredes, la planta artificial que adornaba un rincón, la ventana tan opaca como las que llevaba viendo por todo el edificio y después comenzó a pasearse, fingiendo que volvía a inspeccionar cada parte de la decoración hasta volver a tirarse sobre el sillón aburrida.

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⏰ Última actualización: Oct 07, 2017 ⏰

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