Capitulo 26

111 9 1
                                    

De a poco comenzó a abrir los ojos. Solo podía escuchar voces lejanas, y ver imágenes borrosas.

-... demasiado delgada....

-... solo... Mañana.

Habían dos enfermeras hablando. A Ginny le costó reaccionar.

-Llamaré a su madre -dijo una de cabello negro y labios gruesos.

-¡NO! -Ginny se incorporó rápidamente al escuchar esas palabras-. Por favor no la llamen.

-¿qué? -la miraron sorprendidas-. Chica, ella va a venir a buscarte, te acabas de desmayar.

-no es nada, se lo juro, es solo que estaba muy cansada porque había hecho deporte -mintió.

-niña -dijo la otra de pelo casi blanco y nariz pequeña-. ¿Estás comiendo bien?

-sí -se demoró un poco en responder-. Por favor no la llamen, ella... Está trabajando y no quiero molestarla.

La puerta se abrió y por ella pasó Emma, agitada y cansada.

-¡Ginny! -la miró como si nunca se hubiese dado cuenta de lo flaca que estaba-. ¿Qué te pasó?

-se desmayó -respondió la enfermera de pelo negro-. Llamaremos a su madre.

-NO, por favor, se lo ruego -rogó.

-hija, no estás en buenas condiciones...

-sí que lo estoy, solo necesito descansar un poco, ya falta poco para irnos -ambas enfermeras miraron a Emma buscando una respuesta-. No quiero molestar a mi mamá, ahora... Está es una reunión importante...

La de cabello blanco le dio una palmada en la espalda para dar su aprobación, quien se puso a escribir en un papel.

-está bien, no le avisaremos a tu madre ahora, pero debes comer bien y no hacer deporte si no has comido -miró a Emma-. Tú, ayúdala.

Emma asintió. Ginny se paró de la camilla y recibió un papel tendido por la enfermera notificando su entrada a la enfermería.

Nadie se despidió de nadie. Cuando salieron Emma la miró amargamente, con un poco de rabia.

-me habías dicho....

-lo hice -interrumpió Ginny-. Estaba cansada, Emma, había sido un mal día.

Ninguna volvió a hablar.
Los pasillos estaban vacíos y un minuto más tarde el timbre sonó.

-Emma, prométeme que no le dirás a nadie.

Emma la miró con desaprobación.

-Ya -respondió-. Me iré a mi casa, nos vemos mañana.

Ginny sintió pena. Emma la dejó, ahí.

Sacó sus cosas de su casillero metálico y las guardó en su mochila.
No quedaba casi nadie en la escuela, así que decidió irse rápidamente.
Tenía las lágrimas en los ojos, pero no podía llorar.
Pensó en comida. De pronto sintió ganas de comer algo dulce, pero no sabía si se iba a arrepentir luego...

-Ginny.

Ella se dio vuelta y lo encontró, nuevamente.
No sabía que era pero siempre que Ginny tenía algún problema Jared aparecía, o al menos la mayor parte del tiempo.

-Jared -lo miró cambiando rápidamente de cara-. Hola, ¿que tal?

-¿bien y tú?

-bien.

-supe que te... Desmayaste, ¿te sientes mejor?

Lo pensó un poco antes de contestar.

-supongo que estoy mejor, es solo que me he estado acostando tarde -Jared no dejaba de mirarla a los ojos-.

-ups -rió-. Creo que tengo un poco de culpa ahí jeje.

-no te preocupes -sonrió-. Es divertido hablar contigo en la noche.

-lo mismo digo -ambos sonrieron por un momento en silencio-. ¿Quieres que te acompañe?

-no tengo ganas de ir a mi casa ahora -dijo Ginny-. ¿No quieres ir a algún otro lado?

-claro -respondió-. Yo te acompaño a donde tú quieras.

Se miraron por un rato, fijamente, sin quitarse los ojos, y ambos sintieron un deseo extraño, algo que surgía desde muy adentro.

-Vamos a la cancha -dijo Ginny, y se dirigieron hacia la cancha.

Cuando llegaron, el sol ya se estaba poniendo.

-¿entremos? -propuso Jared.

-no sé si podemos a esta hora...

-vamos, Ginny -Jared le tomó la mano y se la llevó bajando los escalones para entrar a la cancha-. Solo hay que abrir... ¡Listo!

Entraron y miraron a su alrededor. De pronto Ginny se dio cuenta de que Jared la miraba nuevamente, pasando su mirada por sus labios y su cuerpo.
De a poco se acercó hacia ella, juntando su cuerpo al de ella y con las manos tomó su cintura y su cara para atraerla más y besarla en la mejilla.
Cerraron sus ojos y Jared no quitaba su manos de ahí. De pronto, pasó a su boca, suavemente.
Al principio, Ginny sintió desconfianza, lo que no cesó, pero se ablandó un poco. Sin embargo, no se resistió al beso, ni a las suaves manos tocando la camisa sobre su cintura, a la respiración agitada ni a los labios o a la lengua dentro de su boca.
De alguna forma le había gustado. Sentía placer, atracción hacia Jared.

De a poco separaron sus boca, dejando sus cabezas unidas.
Hacía frío, ahí al medio de la cancha, donde nadie los veía, donde solo ellos estaban.
Se miraron, Ginny con un poco de vergüenza, Jared sin expresión alguna.

-el impulso me llamó -dijo Jared,  separando su cuerpo de Ginny.

-ah... -lo miró avergonzada-. No importa.

-podemos aplicar el "no sucedió nada" -dijo Jared.

Ginny tragó saliva, no sabía que podía responderle. No sabía si se le había gustado o no, pero sintió una extraña sensación de felicidad y algo más de vergüenza.

-¿ya quieres ir a tu casa? -preguntó Jared.

Y fue cuando recordó lo que le había pasado anteriormente que su tranquilidad se esfumó.

-yo... Prefiero ir sola, gracias Jared.

Se fue, casi corriendo, y comenzó a llorar nuevamente.
Megan sabía, Emma la dejó, corría el peligro de que su mamá se enterase del desmayo...

Corrió, pero con mucho esfuerzo. Casi no tenía energía, y estaba mucho más flaca que hace unas semanas.

Hurricane [Jared leto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora