6.- En el ojo de la tormenta.

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Los días se hacían eternos, las noches eran de dormir con un ojo abierto y cada fin de semana solo era más angustiante para la conciencia de Francis. Tan joven el muchacho y ya tendría que aprender a cuidar no solo su vida. 

Adam, por otra parte, sentía un gran orgullo luego de lo que hizo; tal vez  por que de joven el pertenecía a una pandilla y las cosas así se hacían o tal vez por que se quería sentir como el gran héroe ante sus hijos, cosa que no lograba ni de lejos. 

Sarah notaba la angustia y preocupación de Francis y trató de calmarlo, al menos en la escuela.

-¿No tienes algo  más con que distraerte? ¿Juegos? ¿Amigos? ¿Pornografía?- 

-Me alejé de ellos como medida de precaución y lo sabes...- respondió Francis para luego levantar la mirada -Y también pensaba en que tú deberías alejarte, no quiero que te ocurra algo.-

Sarah se tomó unos segundos antes de responder 

-A este paso tú mismo serás quien te provoques algo. Mi madre suele decir que nunca huyas de lo que no quieres encontrarte, por que de lo contrario lo tendrás frente a ti cuando menos los esperes.-
Sarah le dejo ver una suave sonrisa a Francis al mismo tiempo que se levantaba.
- Ven, que se de una chica que quiere conocerte más.-

Francis algo desmotivado aceptó la invitación de Sarah y fueron a buscar por el colegio a esa dichosa chica que habían mencionado antes.
- ¿Quién es esta chica de la que hablas? ¿Renata? Solo hemos coincidido en nuestros hogares por nuestras familias algunas ocasiones y siempre estaba más ocupada con sus amistades externas que con su familia.-
- No, no es Renata- respondió Sarah - Es algo sorprendente que no sepas a quien me refiero -

Varios nombres cruzaron por la mente del muchacho pero ninguno le despertaba sospecha, sin embargo, ya tenía la mente ocupada en otra cosa.
- ¿Aún nada? - le pregunto Sarah
- No - respondió Francis.
Entonces se escuchó una tercera voz.
- No puedo creer que lo hayas hecho -
- Pues mi amigo necesita algo de compañía y tú eres perfecta para el momento, así que hablen, rían y conozcanse que yo iré con el rector a hablar sobre mi detención por faltas -
Sarah se despidió con eso dejando a Francis y a Jade a solas en un pasillo.
- Sarah menciono que querías hablar conmigo - inició la conversación el muchacho
- Pues si, me gustaría conocerte un poco más. Lo poco que se de ti me pareció atractivo... - hizo una breve pausa la chica - ... Pero atractivo en el sentido de interés, quiero decir... Para ser amigos. -
- Si, te comprendo. - complementó Francis
- Escuché sobre lo que ocurrió con tu familia, aunque me gustaría saber la versión propia de los hechos, si no te incomoda hablar de ello. - dijo algo apenada la chica al final.
- Pues... No es una historia muy larga pero te la podría contar, a cambio de una pregunta mía ¿Te parece Jade?. - dijo Francis ya algo tranquilo y seguro de querer entrar en confianza.
- Si, ¿Por que no? No es como si tuviera mucho que ocultar. - respondió la chica.

Aproximadamente dos horas después término el relato de Francis.
- Y entonces tu posición es esa actualmente ¿O me equivoco?. -
Preguntó Jade.
- Es esa actualmente, si. - dijo Francis mientras asentía con la cabeza. - Ahora quiero que me respondas una pregunta a mi -
- Adelante - respondió Jade
- ¿Que te llamó la atención de mi físicamente? - Francis quería ir directamente al grano
- ¿Fisicamente? Bueno... Verás, tienes unos ojos fuertes y la forma de tu rostro es linda. - Jade trataba de no ponerse roja de la pena ante esas confesiones tan tempranas.
- No eres la única que le dice eso de mis ojos. - Francis trató de verla directamente pero Jade desviaba la mirada por pena.
- Solo es la verdad - dijo Jade dándose una vuelta para ver el entorno y calmarse.
Era obvio lo que estaba por darse, ambos lo sabían.

Espada y escudo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora