Capítulo 3: Los planes

2.8K 216 46
                                    

Nadí estaba nerviosa y se veía cansada, no había podido conciliar el sueño después de lo que acabó de escuchar esa noche. Ella seguía con sus tareas como siempre, y ahora no podía ver a Danara igual, si antes le entristecía verla, ahora le quebraría el alma y le remorderia la conciencia.

- Nadí, prepara a Danara.- Le ordenó uno de los lacallos de Renna que hablaron la noche pasada con ella, este era Bjorn. Ella los vio con algo de odio disfrazado de mirada casual y asintió seria.

- ¿Sucede algo?- Le pregunta este y ella suspira y da una falsa sonrisa cubriendo.sus ganas de matarlo a golpes.

- No.- Dice con un tono sereno y mira la mano de este la cual tenía una enorme cicatriz de quemadura.- Oye a todo este tiempo nunca te he preguntado cómo te hiciste esa quemadura, se ve fatal.

El hombre no sabe qué decir y mira su mano inventando una mentira, porque esa quemadura se la hizo tratando de abrir el sótano dónde estaba Danara oculta con su joven madre.

- Ah, es sólo que me peleé con un herrero y me trató de empujar al caldero pero no lo logró porque logré detenerme con la mano, se quemó pero está bien.- Dice y Nadí sonríe ligeramente.
Ahora tenía sentido, cuando Danara llegó, al día siguiente él estaba vendado pero nunca se metió mucho con él.

- Que bueno que no pasó a mayores.

- Si... ¿Porque la pregunta?

- Por nada Bjorn, sólo que nadie sabía cómo te hiciste la cicatriz que te identificaba.- Le dice amigablemente y el hombre sonríe.

- Bueno, ve a preparar a la niña.- Le dice y Nadí asiente y se retira.

Bjorn no era ni la mitad de bueno, era lacallo de Renna por su vileza y crueldad al cometer atracos, Nadí lo sabía y ahora lo repudiaba más, pero tenía que ocultar su asco detrás de la máscara de amabilidad que debía tener con todos.
Nadí entró a la habitación de Danara, la niña estaba como siempre viendo a su ventana todo el movimiento, Nadí aguantó su remordimiento y sonrió.

- Buenos días.- La saluda y Danara voltea a verla.

La pequeña estaba algo desaliñada debido a que acababa de despertar. Danara se veía molesta e ignoró a Nadí pero con algo de culpa debido a que no se podría enojar con su amiga.

- ¿Sucede algo?- Pregunta la mayor con algo de preocupación acercándose a la niña pero está retrocede. Nadí la mira con incertidumbre. - ¿Danara?
La niña la mira con esa expresión enojada.

- No quiero.- Es lo único que la niña responde.

- ¿Verme?

- Entrenar.- Responde fríamente la niña.
Nadí suspira, oh no precisamente hoy...

- Hoy no será tan estrepitoso. - Dice Nadí con suavidad y le iba a acomodar su cabello cuando Danara le dió un manotazo para que no lo hiciera, Nadí se sorprende ya que nunca le había hecho algo así.

- Danara ¿que-

- ¡Ya no quiero ir! ¡No quiero ir!- Empieza a gritar la niña frustrada y desesperada, estaba harta de ser un arma, de entrenar, estaba cansada física y mentalmente. Nadí se alarma pero trata de calmarla.

- Danara, escúchame, yo estoy aquí yo te acompaño a tus entrenamientos pero cálmate por favor.- Le suplica ella para que no vengan los que sí serán duros con ella y no quería eso. La niña empezó lanzó la silla al otro extremo de la habitación y Nadí se asustó por ese acto.

-¡Eres igual! ¡No me quieres! - Le grita la niña - ¡Soy tu trabajo!- Dice dando a entender que Nadí sólo la atiende con cuidado por qué es su deber más no la quiere y es igual a todos los sanguinarios. -¡Tu no eres mi mamá! ¡No eres mi mamá! ¡Eres cruel cómo los demás!- Le grita hiriendo el corazón de Nadí con sus palabras a lo que la joven no puede aguantar las lágrimas y estas se asoman por sus ojos, mirando a Danara con dolor.

Danara: La Diosa De La ProtecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora