Una chica nueva.

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Pov. Calíope:

Hoy va a ser mi primer día de clases en ese colegio para personas especiales, es decir, dioses. Me molestaba la presencia de la mayoría de las personas pero sobre todo las hijas de Afrodita.
- Esto no se parece nada al inframundo.- dije en un susurro. Mi padre y mi madre; Hades y Perséfone, nos obligaron a mi y a mi hermano menor Hunter a salir del inframundo para socializar y hacer amigos, claro que a nosotros nos pareció una idea terrible pero no podíamos hacer nada para evitarlo. Ahora estaba sola acá con estos diosecillos de pacotilla porque mi hermano hasta después de una semana no venía, que suerte tiene.
A lo lejos divisé un chico que superaba mi 1,72, por bastante, demasiado radiante y alegre para mí gusto, con cabello rubio y tez bronceada.
- ¡Hola! Me llamo Dante, hijo de Apolo. ¿Eres nueva? ¿De dónde vienes? ¿Cómo te llamas? ¿De quien desciendes? ¿En qué rango estás?- habló demasiado rápido y efusivo.
-Si. Del inframundo. Calíope. Hades y Perséfone. No sé aún.- respondí sin mucha emoción, todo lo contrario a como él me hablaba.
- ¡Genial! Te acompaño.- dijo sonriente, me tomó del brazo y me empezó a llevar a la dirección.
¿No le dolerá la cara de tanto sonreír?- pensé.
- No gracias, prefiero ir sola.- me solté de su agarre y seguí caminando hacia el recinto de los superiores.
- No, te puedes perder, quedate tranquila yo te acompaño.- caminamos un tiempo en un incómodo silencio, odio cuando sucede.- Podemos ser amigos
- Si quieres una vida tranquila yo no lo recomendaría, por experiencia propia.
Una tipa apareció por atrás tomándonos del cuello a ambos, prácticamente ahorcándonos pero al parecer mí alegre compañero no parecía notarlo.
- Me estás ahorcando.- murmuré incómoda.
- No fue mi intención, lo siento.- me soltó y pude volver a respirar con normalidad.
- A veces es medio bruta, pero te acostumbras.- dijo sonriente mientras lo seguía ahorcando, seguimos caminando a la oficina del superior. El lugar era muy bonito, al frente se alzaba el colegio en todo su esplendor, una estructura llena de columnas de la antigua Grecia, de color blanca en donde iban y venían muchos estudiantes; a mi derecha estaba el camino que se dirigía al bosque y a una serie de parques y a mi izquierda un descampado gigante.
- Layla, hija de Ares y Afrodita.- se presentó amablemente y estrechó mi mano, no pude evitar poner cara de asco mientras le devolvía el saludo, es hija de Afrodita; no creo que tengamos una buena relación. Se notaba que era teñida por el antinatural rojo fogoso que poseía, era más baja que yo, su tez era blanca pero no tanto como la mía y admito que tenia unos bonitos ojos celestes verdosos.
- Soy la mejor amiga de este idiota.- señaló a Dante quien se quejó y río levemente.
- Vamos a mostrarte el lugar.- me tomó de la muñeca pero instantáneamente me solté y al llegar a la oficina entre sin siquiera despedirme.

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Pov. Layla:

- Me cae bien.- comentó Dante a penas ella había entrado a la oficina, puse cara de póker face.
- Nos estuvo ignorando todo el tiempo.- no es que me cayera mal pero parecía una chica difícil de tratar.
- Nos escuchó.- me corrigió levantando el dedo índice.
- A veces pienso que no hay cerebro dentro de tu cabeza, solo un sol bailando y rodeado de arcoiris.- confesé.
- Podríamos almorzar con ella.- dijo ignorando mi intento de insulto.
- Podemos hacerlo.- biré los ojos y el puso su típica cara de mente sucia.- Almorzar algún día.- aclaré.
- Como hoy, por ejemplo.- dijo esperándola en la puerta. Siempre lograba lo que quería, más que nada por mi falta de interés. Esperamos quince minutos más hasta que salió la nueva.
- ¿Se quedó aquí todo este tiempo?- me preguntó sin emoción alguna.
- Si.-conteste de la misma forma.
- Vamos a comer.- nos tomó de las manos llevándonos a la fuerza mientras daba pequeños saltitos. Parecíamos la caballería de la felicidad.
- ¿Siempre es así?- dudó ella.
- Si, y por si lo dudabas no le duele la maldita cara de tanto sonreír y no sé cómo.- dije sacándole una sonrisa, creo que atiné. Después de todo no éramos tan distintas.
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Al llegar a la cafetería Dante nos soltó para correr hacia el tablero de menús inútilmente ya que siempre elegía lo mismo de todos los días, la ensalada con más colores y sus papas con forma de caritas. Por mi parte pedí el menú que servían hoy. Seguro Clarie había traído su comida casera. Al recibir los pedidos note que Calli no había pedido nada...
- ¿No vas a comer?- dije mirándola extrañada.
- No tengo hambre, con todo lo que pasó hoy se me fue el apetito.- dijo encogiéndose de hombros.
- Clarie no lo aceptará.- canturreo Dante a lo que reí dándole la razón. Clarie no permitía que ninguno de nosotros no comiera bien, siempre decía que para triunfar hay que estar bien alimentados.
- ¿Quién es Clarie?- preguntó mientras seguía a Dan hacia la pequeña hija de Hera y Zeus, que nos esperaba sonriente con el almuerzo casero a lo cual sentí como literalmente se me hacía agua la boca. Nos sentamos con ella esperando que la nueva hiciera lo mismo, un poco dudosa se sentó al lado de Clarie.
- ¿No vas a comer nada?- preguntó Clarie.
- No.- respondió Calíope indiferente.
- Pero después tenemos entrenamiento, tienes que comer o vas a estar muy débil.- la regaño y le pasó un plato de su comida casera.
- No quiero.- Calíope corrió el plato devolviendoselo.
- Si.- le volvió a pasar el plato.
- No.- lo empujo de nuevo hacia ella.
- Si y punto.- tomó una cuchara con comida y se lo hizo tragar.
- Mmm- Calíope quedó encantada con el sabor por lo que no rechazo más el plato- gracias...- dijo algo avergonzada.
- No hay de que mi niña.- sonrió satisfecha mientras que Dan y yo reíamos, nos miró con fingido enojo y seguimos comiendo.
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Pov. Calíope:

Odiaba aceptar que disfrutaba de la comida de Clarie, pero bueno. Mientras comía observaba como era, su tez era de un color canela, su cabello castaño oscuro bien arreglado llevaba una cinta color verde, sus ojos eran de un marrón claro intenso y como Layla, era más baja que yo.
En fin, no fue lo que esperaba empezar como la nueva, creí que no haría amigos lo cual no me molestaba y dentro de una semana mi hermano menor Hunter llegaría así podría escapar de estas personas que parecen ver el mundo de color rosa. Por lo menos era divertido ver las burlas de Layla hacia el hijo de Apolo.
Solo espero que la semana pase rápido...
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Una semana después

Estaba sentada con los chicos en un banco, al final después de tanto esfuerzo lograron que me haga amiga, después de todo eran buenos y  divertidos; cuando recordé que Hunter llegaría hoy y que debía buscarlo en la dirección.
- Chicos ya vengo, tengo un asunto pendiente que resolver.- me levanté rápido encaminandome a la dirección y evitando todas sus preguntas.
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Pov. Dante:

- ¿Qué nos estará escondiendo? Debemos seguirla.- dijo segura Layla.
- Si, tenemos que protegerla de...- me quedé pensando algo malo pero no se me ocurrió nada ingenioso y miré a Layla para que me ayude a terminarla.
- Deja el drama y vamos.- reímos y nos pusimos en marcha.
Estuvimos siguiendo a Cali mientras nos ocultabamos en cada arbusto que estaba en el camino.
Cuando llegó a su destino, la dirección, vimos que no estaba sola. Había un chico con ella que a primera vista tenía cierto parecido pero Cali nos tapaba la vista. Cuando ellos entraron a la oficina nosotros nos acercamos a la puerta para escuchar.
- ¡¿Qué están haciendo?!- pregunto Clarie dándonos un susto de muerte.
- ¡Por Ares! Casi nos matas del susto Clarie y claramente espiamos a Cali duh.- gritó/susurró Layla obvia y con una mano en el pecho por el susto.
- Cali está ahí dentro con alguien y es un chico.- dije poniendo cara de pervertido.
- ¿Cali? ¿Socializando? Haber déjenme escuchar.- Clarie nos empujó para pegar su oreja a la puerta, nosotros repetimos su acción y con suma concentración nos pusimos a escuchar que sucedía dentro de la dirección. Quedamos apoyados conforme a las estaturas, Clarie pegada casi al piso, Layla en el medio y yo arriba. Era difícil escuchar claramente ya que parecía que susurraban. Estábamos tan concentrados en poder escuchar que no nos dimos cuenta cuando abrieron la puerta, haciendo que los tres nos cayeramos uno sobre otro.
- ¿Qué se supone que están haciendo?- pregunto Cali asombrada por encontrarnos ahí.
Desde donde me encontraba tuve una perfecta vista de Cali y del desconocido.

A.H.A.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora