La mayoría de los niños crecen con historias de princesas que son rescatadas por un príncipe, o que son despertadas de un sueño eterno con el beso del amor verdadero dado por el hombre que esperaron por días y noches. Pero este no es ese caso.
Layla, Luke, Igneel y Nashi, cuatrillizos que crecieron con otra historia. La historia de una hada que se enamoró de un poderoso dragón. Escuchaban de su madre historias increíbles. De como la poderosa Titania, Reina de las Hadas, luchó contra un ejercito de 100 monstruos de diferentes habilidades y poderes para traerle gloria a sus amigos y compañeros.
El como una chica perdida que no encontraba el cariño y desconocía el amor y la amistad, encontró a un chico que vivía con hadas y la ayudo a que ella se convirtiera en una hada azul que jugaba en el agua. El como una pequeña pero amable hada, incluso después de ser lastimada por un dragón, le perdonó y le ayudo a encontrar el hermoso sentimiento del compañerismo y el amor.
El como un dragón protegía a un gremio de hadas, enfrentándose a todos los monstruos y demonios que se aparecían para traer dolor a los que consideraba su familia. El como podía traer esperanza y poder a todos los que estuvieran cerca de él. El que lograba formar alguna amistado con dragones, sirenas, pegasos y dientes de sable.
Lucy Heartfilia, madre de estos pequeños, les contaba las historias de las aventuras que ella vivió hace mucho tiempo. Contaba cada una con sumo detalle, sin saltarse nada. El como unas hadas con cola le dieron hogar a una dragón que se encontraba sola sin siquiera saberlo, el como salvaron a un chico de la oscuridad al mostrarle las lagrimas de la gran Titania, o el como ella obtuvo la ayuda de su hermana pequeña para salvar a todo un continente.
Ciertamente, esas son historias que dejarían fascinado a cualquier niño. Pero ahora las cosas eran diferente.
Los hermanos ahora tenían 17 años. Ellos ahora sabían que, aunque todo lo que su madre les contó era verdad, el triste final que relataba también lo era.
El hada estaba feliz ya que se enteró que sería madre, y en ese momento estaba caminando hacia el gremio donde conoció a su amor, el gran dragón Salamander. Mientras avanzaba, ella fue recordando como gracias a su alma gemela, ella conoció el sentimiento de tener una familia.
Abrió la puerta, dispuesta a lanzarse a los brazos de su amado, pero lo que paso no fue lo que se imagino. Ella nunca pensó que eso podría ocurrir.
Su amado, y su supuesta familia, la empezaron a golpear, llamándola traidora y mentirosa. No la dejaban hablar ni tratar de entender la razón por la que hacían eso, solo logró a escuchar a alguien diciendo "Nos traicionaste con Acnologia".
Acnologia, el líder de los monstruos que atacaban a las hadas. El enemigo de los dragones y del gremio donde formaba parte. Sin poder explicar o entender nada, lanzaron al hada fuera del gremio y le quitaron la prueba de que ella alguna vez perteneció a este, la marca color rosa de su mano.
Lastimada, la hada llamó con sus últimas fuerzas a uno de sus amigos los espíritus, Leo, también conocido como Loke. Él la tomo en brazos y la llevó al Reino de los Espíritus Estelares, donde se recuperó y fue confiada con una llave especial, la llave del Reino de los Dragones.
Ella decidió ir una vez sus heridas sanaron, y se encontró con la Reina de los Dragones, Luna. La magnifica bestia entendió la situación por la que pasaba el hada y le ofreció quedarse ahí por un tiempo mientras la entrenaba en la magia de Dragon Slayer.
Mientras vivió ahí, conoció a los padres de sus antiguos amigos y amor. También, sus hijos nacieron ahí. Cuatro criaturas, dos de cabello rosado y otros dos de cabellos rubios como los de ella. Cuidó de sus pequeños con la ayuda de sus amigos los dragones y nunca más, puso un pie en el gremio al que una vez, considero su hogar.
Ese era el final de la historia, el cual los cuatro jóvenes conocían de memoria. Su madre siempre se las contaba antes de dormir, pero no importaba cuantas veces las relataba, siempre que contaba lo último, unas lagrimas traicioneras rodaban por su mejilla. Los cuatrillizos veían que cada día, su madre se asomaba al mundo donde ella vivió alguna vez para observar a los que alguna vez fueron sus amigos.
Ella no les tenía odio, cosa que les extrañaba a los cuatro. Ellos si les tenían odio a todos los que tuvieran la marca de Fairy Tail, el lugar que lastimo tanto a su madre, pero que al mismo tiempo le dio los mejores recuerdos de su vida.
Pero algo tenían claro. Ahora, con 17 años y entrenados en la magia de Dragon Slayer, Devil Slayer y God Slayer, sin mencionar la magia de Espíritus Estelares enseñada por su propia madre, ellos podrían vengarse de los que osaron lastimar a la persona que los cuido desde niños y les brindo amor incondicional.
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Ya se cumplían cerca de 18 años desde que cierta hada fue expulsada del gremio de Fairy Tail. El gremio seguía siendo igual de ruidoso pero las cosas no eran como antes. Una nueva generación se encontraba ahí, las actitudes de ciertos integrantes cambiaron ya que algunos, no estaban cuando Lucy fue golpeada e insultada y no creían que ella pudiera traicionar a sus nakama.
Un pelirosa volvía de su misión, que ultimamente hacía solo. Se sentía culpable por lo que hizo, sabía que habia lastimado a la chica que amó desde hace muchos años, pero era lo mejor para el gremio. Al menos eso queria pensar. Claro que él nunca pudo olvidar a esa rubia que le traía felicidad cada día, y para no olvidar los buenos momentos y recuerdos que tenia, decidió rentar el antiguo departamento de su amada.
Cada día él lo visitaba, para al menos, tratar de volver a aquellos tiempos de felicidad y tranquilidad, al menos en sus sueños.
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Hijos de una Hada
FanfictionUna supuesta traición que cometió Lucy hizo que la mayoría de los del gremio sintiera un odio hacia ella. Los únicos que no se sentían así eran los que no estaban presentes en el momento: Erza, Jellal, Gray, Juvia, Wendy, Romeo, Levy, Gajeel, Mira...