Decisiones

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El día empezó como cualquier otro. Eran cerca de las 5:30 de la mañana y los hermanos se empezaban a levantar. Ya era una rutina para los jóvenes magos tener su entrenamiento con los dragones, incluso había veces en las que entrenaban con su madre, pero eso no era tan seguido como querrían. Lucy tenia su propio entrenamiento, ya sea con dragones o espíritus.

Aun con la corta edad de 17 años, los cuatrillizos ya podían hacerle frente a su madre (aunque tenían que atacarla todos juntos ya que ella se entrenó por muchos años en el combate cuerpo a cuerpo). 

Layla, siendo la mayor y la más responsable, fue la primera en salir de su habitación. Recorrió los largos pasillos de su casa en el Reino de los Dragones, el lugar donde nacieron y crecieron junto con su familia y los dragones. La pelirosada estaba por entrar a la cocina cuando ve como su hermana Nashi estaba bajando las escaleras y su hermano Luke se encontraba al final del pasillo acercándose a donde se encontraba ella.

-Ohio - dijo la mayor de los tres.

-Ohio nee-chan - dijo la rubia.

-Ohio - respondió el rubio.

-¿Dónde esta Igneel? - preguntó Layla mientras seguía avanzando hacía la cocina.

-De seguro sigue durmiendo, en serio ese tipo es un flojo - dijo con algo de burla Luke.

-Como siempre - dijo Nashi para posteriormente soltar un largo suspiro.

Los tres llegaron a la cocina, y como todas las mañanas, vieron a su madre preparar el desayuno para los cinco.

-Veo que ya despertaron, - dijo la rubia mayor viendo a sus hijos - o al menos la mayoría. ¿Dónde esta Ig? - peguntó hacia sus hijos.

-Lo mas probable es que siga durmiendo - respondió la menor.

-Ya veo, en serio que ese chico es un dormilón - dijo con cierto tono de broma mientras seguía con su actividad. 

Los tres jóvenes se quedaron inmersos en la figura de su mamá. Ella no era tan joven pero sus rasgos físicos hacían que se viera como una mujer de unos 29 años cuando en realidad ella era mayor. Se movía con delicadeza y presisión, cosa que ellos adoraban, y siempre les mostraba una sonrisa. 

Es por eso, justamente por eso, que ellos no lograban entender como pudieron haber existido personas que lastimaron al ser que les dio todo. Amor, un hogar, una madre que funcionaba por ella y por el padre que ellos nunca pudieron conocer. Pero eso era mejor, al menor para ellos.

Ya se habían cumplido cerca de 18 años desde que las hadas de Fairy Tail se atrevieron a lastimar a la rubia que se encontraba frente ellos. Cuando eran mas chicos, los cuatro siempre se preguntaban como era posible que hayan pasado 18 años si su madre se fue embarazada de cuatro meses y ellos aun tenían los 17 años. Fue confuso al principio.

Lucy había sufrido ciertos daños después de ser golpeada por el gremio. Cuando llegó con los espíritus estelares, Bigotes le dio una pócima que retrasaría la gestación de sus hijos para que ella se lograra recuperar por completo antes de que sus pequeños siguieran creciendo. Si Lucy no se hubiera tomado aquel liquido, ahora ellos tendrían los 18 años, pero los hermanos no le dieron mucha importancia ya que estaban vivos, sanos y con su madre.

Vivieron una hermosa vida con los dragones, entrenaron y se hicieron sumamente poderosos. Todos, menos Nashi, ya se consideraban magos divergentes, ya que podían controlar practicamente todos los elementos con sus magias de Dragon, Devil y God Slayer. Aun así, Nashi al no especializarse en la magia de Slayers, fue la que domino la magia de Espíritus Estelares antes que sus tres hermanos mayores. La unica persona la cual ellos nunca pudieron vencer incluso peleando juntos, era su madre, Lucy Heartfilia.

Hijos de una HadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora