Creciente Morado

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  — Amo Sesshomaru como lo siento —  era la enésima vez que su sirviente se arrodillaba para pedirle ayuda, ¿acaso creía que siquiera lo estaba escuchado?. Para su desgracia debía admitir que tal vez se había equivocado muy extraño en él, en el acto de aceptar a Jaken como su seguidor.

—  Cállate Jaken, de lo contrario serás practica para mis colmillos — observo el temer en su mirad y posteriormente su silencio, con eso bastaría por el momento. 

Con elegancia se acostó sobre uno de esos sillones compuestos de la más fina seda, debía admitir que eran cómodos, de todos modos no tanto como un buen tronco de un gran árbol con ello le era suficiente. — si tienen dudas, por lo menos no vayan escuchando versiones de la servidumbre— en el fondo estaba molesto, ¿de verdad era tan poco comunicativo que sus acompañantes debían buscar respuestas en chismes ajenos?.

Pues sí, lo era siempre había sido así y gracias al hecho de ser hijo de del Lord jamás tuvo que darle explicaciones a nadie ya que él no tenía porque hacerlo. No solo estaba su enseñanza en juego en aquello sino también su personalidad, todo esos comentarios de alguna forma tenían que ver con su vida privada y no sentía que les debiera una explicación a sus sirvientes ya que al fin y al cabo era un asunto suyo.

Su padre había echo lo mismo, no dio ningún tipos de explicación cuando se confirmo que se encontraba en una relación con una humana, eso había causado resentimiento entre su propio clan y las distintas razas de demonios que vivían y no en sus dominios. Tal vez una explicación hubiera resuelto todo de una distinta manera, porque incluso para él, se cobraron demasiadas vidas extras.

Por el momento él no se encontraba en una situación similar, pero era obvio que Rin y Jaken necesitaban y requerían respuestas. No lo resolvería, pero tal vez así ellos entenderían mejor porque en especial Rin debía cargar innecesariamente con los prejuicios que sus súbditos seguramente debían tener.

Pero desgraciadamente no sentía que fuera el momento. Lo único que podría hacer sería demostrar que ella no era como la inútil  de Izayoi, siempre esperando ser salvada por su padre. Rin era una niña tal vez, y sí necesitaba protección pero le había demostrado que tenía mucho  más valor a su corta edad que varios de muchos demonios que se jactaban de ser poderosos y valientes, y sobre todo, que esa Izayoi.

Rin podría parecer por el momento, pero ella no era ninguna damisela en peligro.

  — Hablare cuando el momento sea oportuno—  susurro levemente captando la atención de los dos presentes —  Por ahora, solo denme un poco de té— .

Sería una gran mentira si ellos dijeran que se habían conformado con esa escasa respuesta, pero así era su amo,  muy medido en sus palabras. Debían conformarse por el momento y no jugar con su suerte, sobre todo Jaken.  Así era el amo Sesshomaru y no podrían cambiarlo, pero al menos habían tenido un pequeño avance.

  —  Aquí tiene amo—   Rin termino de apoyar en frente suyo una pequeña taza de té y sonrió.

   —  Dime los avances de tu entrenamiento —. 

La tomó por sorpresa, debía admitirlo su amo había comentado que se metería lo menos posible a lo que se refriera con su entrenamiento, ya que según él,  el general que tenía como maestro incluso lo había entrenado a él en su momento.  Era de los mejores y no cabía duda de aquello, pero ¿por qué sencillamente no iba por respuestas con él?.

¿Ya se habría enterado que había comenzado a entrenar junto a los cachorros youkai?.  — Acaso... ¿qué tipo de entrenamiento se refiere amo? — mejor siempre sería tantear el terreno.

Su primera visita en el palacio - Sesshomaru x Rin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora