Te observo

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- Entonces, ¿el amo podría lastimarnos realmente? -

Pocas veces una demonisa como ella, acostumbrada a las distintas clases o situaciones de la vida se había visto incomodada como en ese momento, no tenía presente en su mente cuando había sido la última vez que había sentido esa empatía por alguien más.

O quizás... sí lo sabía, pero eso solo serviría para revolver antiguos rencores que el tiempo se había encargado de calmar en ese gran palacio.

- Rin tu sabes que el amo jamás les haría daño intencionalmente, ¿no es así?- necesitaba oírlo, quería estar segura que esa niña, una de las pocas personas en las cuales su cachorro depositaba su confianza, no tenía dudas sobre él.

- Nana, ¿sabe por qué he podido viajar con el amo?- había prometido en su momento no comentar nada, pero ¿quién mejor que ella para saberlo?. - Pasé la prueba - .

Con tranquilidad la mujer se sentó a la orilla de la cama de la pequeña y le animó a que continuara con su relato, pero por un breve instante ella misma se permitió preguntarse en el interior de su consciencia. "¿Qué has hecho Sesshomaru?".

¿Qué clase de prueba podría hacerle un demonio como él a una pequeña niña?, ¿qué quería obtener a cambio?, ¿cuál era su propósito?. Quiso seguir la linea de sus pensamientos, pero se vio interrumpida por la voz de la niña lista para contarle todo, a esas alturas sacar conclusiones era inútil si en breve iba tener pruebas concretas. - Cuéntame todo lo que quieras Rin, ahora también no solo soy su nana, también la tuya-.

Observó con lentitud como la cara infantil formaba una dulce sonrisa, realmente era pura inocencia, debía ser por eso que su amo la cuidaba y entrenaba con tanto esmero, seguramente quería que supiera enfrentar al mundo, pero que siguiera siendo ella. Esa sonrisa podría doblegar a cualquiera si pudiera y supiera utilizarla como se debía, pero dado su misma edad le sería imposible hacerlo hasta en un futuro por ahora a la vez cercano y lejano.

La youkai llegó a la conclusión que la protegida de su cachorro realmente no tenía idea de todas las mixta ideas que azotaban su mente en esos instante, eso era lo mejor seguramente, el odioso Jaken le había advertido que Rin era de las curiosas y preguntonas, no quería tentar a su suerte mejor sería dejarla continuar ya que ella en el fondo también tenía curiosidad.

Presentía que sería una velada interesante.

Y no era la única en creerlo así, Rin se encontraba haciendo memoria, cómo olvidarlo. Había sido la experiencia más intensa de su hasta ese entonces corta vida, pero no estaba arrepentida para nada sino todo lo contrario, era hermoso recordar como se había consolidado como protegida de Lord Sesshomaru.

Solo tenía que retroceder a la primera semana que paso con esos dos especialistas en silencio, estaba susceptible al parecer podía hablar otra vez, pero con eso y todo no podía hacerlo como se debía ya que necesitaba escuchar ciertas palabras y sonidos de las letras que poco recordaba.

Mala y buena suerte la suya sin dudas.

Encontró una familia nueva un tanto particular sacando el hecho de que al parecer era la única presencia femenina del grupo, no podía negar que le encantaría que ellos comunicaran algo de sus ideas sin que hubiera de por medio escasas respuestas, si es que así se les podía llamar, como: "Si", "No".

- ¡Vamos niña deja de soñar y apresúrate!- ahí iba otra vez, el señor Jaken el cual por fin había conseguido obtener su nombre no paraba de sermonearla - ¿Crees que unos demonios como nosotros tenemos tiempo para esperarte todo el día?. Tenemos asuntos importantes que atender- Siempre era la misma historia con él, terminaba de dar su sermón e iba corriendo tras el señor Sesshomaru.

Su primera visita en el palacio - Sesshomaru x Rin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora