Capítulo 2

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2. Lluvias de verano

Pov's Sam

La castaña se detuvo en seco aún sobre su bicicleta, poniendo su pie derecho sobre el húmedo suelo entre las hojas y el barro aún fresco, viendo hacia un punto en específico, aquel por el que todo esto había empezado.

Estaba una más vez en los terrenos baldíos, viendo la misma entrada en la que su hermano se extravió hacía tan solo un mes, aquel día que habían terminado de construir sus cometas después de una semana queriendo probarlas, desde muy chica había querido tener una, pero su hermano mayor necesitaba el dinero para otras cosas, como en el mantenimiento de su pequeño hogar un poco alejado del pueblo o lo gastos adicionales como comida, luz y agua.

Siempre habían sido de limitarse demasiado en cuanto a sus gustos y pequeños lujos. Solo lo más vital, esa era la primera regla en su casa.

Para su hermano Zack jamás fue fácil mantener a dos niños pequeños por si solo, tan solo tenía 14 años cuando los padres de los mellizos fallecieron poco después del nacimiento de estos, después de eso los menores tuvieron que irse a vivir un tiempo con su tío Stu, hasta que Zack cumplió la mayoría de edad y se los llevó a ella y a Damián junto con él a Derry.

Según él allí encontrarían más oportunidad de trabajo, y mientras más dinero ahorrarán más rápido podrían salir de aquel pueblo, su hermano Zack siempre soñó con eso, y en más de una ocasión les hablo acerca de irse a Bend los tres juntos. No dejaría que el sueño de su hermano muriera junto con sus esperanzas de encontrar a Damián.

Zack siempre había querido lo mejor para ellos. Y ahora le tocaba a ella ayudarlo a él.

Samantha se bajó de su bicicleta en medio de una profunda inhalación con la que trataba de tomar valor y coraje, intentando superar el miedo que sentía de ese lugar. Aún tenía pesadillas y los pequeños e inaudibles susurros que escuchaba en ocasiones solo decían cosas que solamente empeoraban la situación.

A veces la culpaban a ella de lo que le sucedió a Damián. Y en eso les daba la razón.

"Tú lo dejaste ir..."

Sam sintió su corazón achicarse y suspiró antes de tomar su lámpara robada de la bodega de su hermano, además de una pequeña navaja, que había sido robada también a su primo James durante una visita que hizo hacía tan solo un año a la granja de su tío Stu junto a sus hermanos.
Traía también consigo uno de sus más viejos mapas el cual tenía más caminos y trayectos trazados que el resto.

Colocó el mapa en el suelo en el área menos húmeda y con un plumón rojo marcó el camino que seguiría el día de hoy, las opciones se le agotaban, menos caminos quedaban y con ello todas las oportunidades de encontrar a su hermano, pero no por eso bajaba sus expectativas ni tampoco sus esperanzas y el empeño que le estaba poniendo a esto.

Además, aún había gente además de ella que creía que lo encontrarían.
Una sonrisa se formó en su usualmente apagado rostro al recordar las palabras de Bill Denbrough.

Estas habían dado vueltas por su cabeza en todo el camino hasta allí,
no entendía cómo es que su día que tan horriblemente había comenzado pudo haber mejorado por lo menos un poco gracias al muchacho de aquel grupo de 4 chicos, aquellos a los que siempre veía en los largos pasillos de la escuela en cada cambio de hora o en los cortos recesos y horas libres.

Nunca había hablado con ninguno de ellos, y realmente no se esperaba hablar con él presunto líder del grupo, no pensaba que fueran malos chicos, todo lo contrario, se veían bastante amigables e incluso tiernos, pero es que a ella simplemente no se le da él hablar con otras personas que no fueran sus hermanos, tío y primos.

AFRAID |Bill Denbrough|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora