AFRAID |Bill Denbrough|

Capítulo 3

3. El mismo dolor

Pov's Sam

Capítulo 3

Samantha no tenía ni idea de cómo es que todo había terminado así en menos de un día.

Era increíble para ella la cantidad de cosas que pasaron en cuanto decidió escaparse de la escuela. Sabía que su hermano Zack la mataría en cuanto lo llamara el director o uno de sus maestros que solían meter sus narices en las cosas que simplemente no les incumbían.

Sus maestros siempre hablaron con su hermano para decirle que no era bueno que Samantha se la pasara solamente clavada en su mundo y que no viera nada más allá de sus narices que no fueran sus libros y el estéreo de su tío.

Aún recuerda cuando se encerraba todo el día en el granero de su tío solo para leer los más viejos libros de su tía Nancy, la mayoría de Edgar Allan Poe y Mario Benedetti, poesías románticas que a ella le encantaban.

Damián siempre la invitaba a la feria o a las carreras de caballos todos los días para pasar tiempo juntos, pero ella siempre se negó diciendo que tenía cosas más importantes que hacer.

Samantha no fue una buena hermana con él, y ella lo sabía, pero su hermano siempre le perdono todo.

Ella no merecía tener a alguien como él, él merecía algo mejor, realmente, mucho mejor.

A veces deseaba haber hecho lo que sus maestros le dijeron, tal vez así podría haber pasado más tiempo con su hermano del que pudo tener.

Negó con su cabeza repetidas de veces

Debía dejar de pensar en las mil y un formas en las que sería asesinada una vez regresará a su casa, debía de enfocarse en otras cosas.

Ahora estaba más interesada en disfrutar aquellos Waffles recién descongelados y en la chocolatada tibia que Bill le había llevado hacía un par de minutos. Hasta ya parecía un hospital esto.
Samantha río sola al imaginarse a Bill vestido como una enfermera llevándole comida a su paciente.

Debía darse tiempo para sus estupideces, tenía 14 años, aún era una niña, y era consciente de que hacía cosas que una muchacha de 14 no debería.

La castaña sorbió el último trago de su bebida con la pajilla junto con el último mordisco a la torta esponjosa y crujiente. Sintiéndose más que satisfecha, sonrío de un lado a otro dando leves golpecitos a su estómago más que llenó antes de que un eructo escapara de su boca.

—Oh rayos... —se sonrojó irremediablemente intentado disimular, y no tenia idea de porque, si estaba ella sola en la habitación.

Bufó volando un par de mechones que estorbaban su rostro y trató de levantarse de la cama, le dolía aún un poco el cuerpo por el golpe que había recibido hacía un par de horas.

Aún no creía que estuviese a punto de morir, maldecía su torpe falta de atención a todo su entorno.

Ahora que lo pensaba, Bill realmente actuó inteligentemente ante la situación, fue mejor llevarla hasta la casa de él para que reposara, pues ahora que lo recordaba ella no traía ni un cinco y dudaba que el muchacho también, como él dijo sus padres no estaban en casa y tampoco creía capaz a este de robarle a sus padres, o bueno, quién sabe, tal vez y si.