90 minutos...
Ni un minuto más ni uno menos.!
Cuando el reloj marca el inicio de esos 90 minutos y se cierra la puerta, dejó todo atrás y soy realmente felíz entre sus brazos...
90 minutos es el tiempo para ser realmente yo, sin sonrisas falsas ni...
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Aunque quisiera que las palabras de Edmund no me afecte lo hace y esta vez con más intensidad.
Tengo muchas emociones encontradas en estos momentos y la que más me ataca es la impotencia por no poder ejercer mi propia decisión sobre mi vida.
Les he dado todo, todo de mi a esta familia y por una vez quiero despegar mis alas y hacer algo por mí misma y no puedo...
Joder.!
Debo dejar de llorar, esto no resuelve nada, solo me hace recordar más que soy de alguna forma una prisionera de Edmund.
Suspiró pausadamente y trato de controlar mi sollozos, lo que menos quiero es que Manu o Pierre me vean así y pregunten que pasa.
Jamás pondría a mis hijos en contra de su padre, porque aunque es cruel conmigo Edmund es totalmente diferente con ellos.
Y eso me tranquiliza.
Preparo la cena para los 4 y como todos los días Pierre nos cuenta su día en la escuela en cambio Manu se concentra en preguntarle a Edmund sobre los avances del proyecto en que está trabajando.
Veo como Manu presta total atención a cada detalle que Edmund le indica, tomando nota mental para seguramente analizar y dar una sutil sugerencia a Edmund sobre su opinión sobre sus planes.
Y eso a él le llena de orgullo aunque no lo manifiesta.
A veces me pregunto ¿Donde está el hombre amoroso del que me enamore? Que hizo cambiar a Edmund tanto?
Sacudo la cabeza borrando esos pensamientos de nada vale pensar en eso.
Edmund a estas alturas no cambiará y yo no voy a lograr que cambie.
- Estás muy callada mamá, ¿Te pasa algo? - mi hermoso Pierre siempre nota mis estados de ánimo.
Sin querer dirijo mi mirada a Edmund y veo como agarra con fuerza los cubiertos y tensa la mandíbula.
- No me pasa nada cariño, solo estoy pensando en las cosas que voy a comprar mañana en el súper; ustedes necesitan algo especial para traerles ?
- No mamá.- dice Pierre sin dejar de comer.
- Podrías comprar los ingredientes para hacer un pastel de chocolate para Amanda? El viernes vendrá y ella adora tus pasteles.- Manu cada vez que habla de Amanda se le ilumina el rostro aunque diga que solo es una amiga.
- Claro que si cielo, no hay problema, de hecho compraré doble chocolate para hacerlo especial.! Te parece bien ?
- Gracias mamá.
Y así pasan las semanas sumergible en la rutina.
Espero que el chico acomode las compras para irme a casa, cuando una chica de cabello rubio se acerca a nosotros con una gran sonrisa.
- Buenos días - veo que trae consigo unos folletos rosa debajo de su brazo mientras nos saluda.
-Buenos días - respondemos el chico y yo.
- Disculpe que la moleste pero me gustaría mucho que acepte este folleto sobre nuestro curso de Arte que próximamente comenzará.
>> No importa si es principiante en la materia, lo que buscamos es que las personas encuentren un lugar donde expresar sus ideas y se relajen.
>> Cada mes un artista diferente visita nuestro taller para compartir sus conocimientos y técnicas, ofrecemos el material a implementar y además contamos con delicatessen para degustar y excelente vinos.
>> Todos los detalles se encuentran en el folleto, la matrícula, donde estamos ubicados y nuestro correo, no tienen que darme su opinión ahora tienen un mes para pensarlo y ver si les agrada la idea!
Culmina con esa sonrisa que contagia.
A lo mejor está es una señal que debo aprovechar y tengo un mes para pensarlo.
Cada vez la idea me entusiasma más creando una sonrisa involuntaria a lo mejor Edmund cambie de opinión y me deje...
No él no cambiará, cuando dice no es NO...
Así que descartó la idea una vez llega.
Pero para no desmotivar la coloco nuevamente mi máscara y le devuelvo la sonrisa.
- Gracias lo pensaré.
El chico termina, me dirijo a casa estacionó el auto y sacó el folleto de mi bolso.
