Permutando
Pov Natsuki
Le recogí al terminar su guardia. Sentada en el asiento del copiloto, di marcha al acelerador. Aun no tomamos la autopista cuando se quedó dormida. Le vi un tanto triste. En la primera estación me detuve. Le dirigí hacia el asiento trasero. Se hallaba más zombi que consiente. Le acomode, abrigue su cuerpo con mi campera.
No despertó en todo el viaje. La radio sonaba a bajo volumen para distraerme de quedarme dormida. Miraba constantemente el retrovisor cerciorándose que estuviera bien. Mantuve la velocidad indicada en los carteles. No deseaba un imprevisto, la posición de mi amada era inestable.
Llegamos pasadas un par de horas. Con cautela le desperté.
-Cariño mío, ya llegamos- dije acariciando su mejilla. Los párpados se abrieron lento, costándole quitarse de los brazos de Morfeo. Observo incrédula por la ventanilla, las órbitas de sus ojos se agrandaron ante la vista de su casa familiar. Se incorporó rápido, saliendo del auto. Cerré la puerta, yendo a abrir el baúl en tanto ella corría en busca de sus padres.
Las valijas pesaban una enormidad, ¿no comprendía el concepto de unos días Shizuru? Acabando solté un suspiro cansado. Me quedaban los cinco escalones de la entrada les mire con un gesto de agotamiento. Desde la casa sobresalían los gritos de alegrías de mi suegro ante la llegada de su primogénita.
Inhale profundo imponiéndome a la tarea, cara de póker. Mutaba mis emociones a entes invisibles. Deje el equipaje en el desván.
-Natsuki- dijo Sumuri Fujino, mi suegra tomando mis mejillas. Las mismas heladas, se vieron expuestas a su piel acalorada.
-Pero si estas helada cariño- dijo su madre mirando hacia Shizuru con cierto gesto de regaño. –Ahora mismo te preparare un café- me ofreció.
-No se tome la molestia- dije intentando zafar de la bebida amarga.
-No es molestia cariño- dijo dispuesta encaminándose en son a la cocina.
Hikoro Fujino entablaba una conversación con su hija, quien se había desecho de todo rasgo de sueño. Tome en mi mano la primera maleta subiéndole escalón a escalón hasta la situada habitación. Cada una me resultaba más difícil. Mis brazos se cansaban ante la tarea, por ende la próxima portaría menor fuerza. Al traspasar el umbral de la puerta coloque a la última arrastrándola hacia una esquina. Me tumbe sobre la cama, sin darme cuenta me hallaba soñando.
Mis ojos se abrieron de golpe, habían sacudido con violencia mi hombro. Odiaba ello, que me despertaran sin cuidado.
-Mi madre te ha calentado tres veces el té- dijo en reproche Shizuru. Coloque una mano en mi pecho. Mi corazón latía con fuerza, contenía la respiración haciéndole aparentar normal.
-Lo siento- dije en un ronco murmullo.
-Terminas generando que me regañen. No eres el centro de atención- exclamo Shizuru molesta.
-Lo siento- conteste. Me enjuagué la cara, disipando un poco la fatiga. Baje a tranco las escaleras. En el salón mis suegros mantenían una charla.
-Disculpen me quede dormida- dije. Mis mejillas ardían. La madre de mi esposa me vio con rostro comprensivo.
-No te preocupes cariño- dijo. Le di un largo trago, sintiendo la amarga bebida pasar por mi garganta. ¿Por qué costaba tanto tomar algo que uno aborrece? Acabe la taza mientras manteníamos una amena conversación. Luego de una hora subí, Shizuru no bajaba. Le encontré dormida sobre la cama. Le arrope. De manera sigilosa busque una chaqueta.
-Me marchare a dar una vuelta- dije a mi suegra quien parecía tener más simpatía. O al menos ello parecía demostrar.
-Está casi helando cariño- dijo en tono maternal.
-El viaje fue largo, iré a estirar las piernas solo un poco- dije. Me marche. Deje que mis pies siguieran el camino. Doble algunas cuadras a la izquierda otras a la derecha. No me interesaba tanto donde llegar. Solo quería alejarme. Salir de ese lugar. Mi mente se cargaba de pensamientos. Obtuve un trote ligero comiendo metros debajo de mis pies. Alcance una casa lejana, tenía un sobre suelo donde me senté. La respiración me abría el pecho, mis pulmones añoraban el oxígeno. Las manos me sudaban. El corazón montaba un carnaval dentro de mi pecho. Mis ojos miraban al alrededor donde nada significativo ocurría pero un sentimiento de temor. De muerte inminente me colmaba. Me repetí mil veces que no sucedía nada, pero mi mente no podía procesarlo. Todo mi ser se hallaba habitado de miedo. Solo quería salir de allí, aunque no se trataba de un lugar sino de ese estado.
Acababa de morir un sueño. De algún modo siempre mantuve la esperanza de casarme ante alguien que le importara. Alguien que me amara. Alguien que fuese capaz de mirar mis ojos. Empuñaba toda la fuerza que tenía en la relación con Shizuru y en algunos momentos se volvía similar a remar sola el bote. El exceso de acto físico no me ayudaba a dar terminado e ataque de ansiedad. Mi mente estaba cansada, mi cuerpo estaba agotado y ¿mi corazón? El seguiría negando lo evidente.
Toda la semana albergaba la esperanza de pasar tiempo con mi amada. Poder crear momentos lindos. Ver una película, o una salida, o aun un viaje. Que nos construyera un lazo. Que nos permitiera disfrutar mutuamente. Pero ella ya había decidido este viaje. Me tocaba el papel de chofer y de botón. Cargando y descargando valijas. Sobe mi frente, ¿Enojarme por las valijas era tonto? Si, lo era. Pero mis brazos no eran fuertes.
Me costó demasiado emprender esa tarea. Más sin recibir aun ni unas gracias. Ni una ayuda. No me hallaba hecha para esas labores. Recorrí mi mirada por entre a gente. Extrañamente situé mi mirada en una parejita. El agua de lluvia se agolpaba en un extenso extremo de la calle. El chico tomaba a la chica llevándole en brazos. Ella se aferraba a su cuello y él jugaba con que le soltaría mientras le tomaba de la cintura balanceándole hacia los lados.
Nunca podría hacer ello. Mi fuerza no era tan grande para rescatar los finos zapatos de Shizuru. Ni de tomarle en los aires, mientras sostuviera su cintura. ¿Qué podría hacer por Shizuru en ese caso?
No podría tomarle en brazos cuando nos casáramos. Me hallaba exenta de mil cosas que hacían los recién casados. No deseaba impostar el lugar de un hombre. Tenía bien claro quién era, que ser gay no me volvía un hombre. No tenía celos de ellos, ni les odiaba. Solo me preguntaba ¿Si Shizuru le sería suficiente lo que pudiera darle?
Shizuru necesitaba amor, alguien que le cuidara, le mimara. Que le hiciera sentir una princesa. Lo entendía. Pero yo también necesitaba lo mismo.
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El Secreto Detras De Tu Mirada
РазноеPor obra del destino,por un angel, o por un dios aparte te conoci de una manera inesperada me prendi en el fuego de tu irada de esa manera que nose como ni cuando ni en que momento pero te voy a enamorar Shizuru. Te enamoras de mi lo veras