Una mañana como cualquier otra en las mágicas tierras de Hyrule, la monarca más grande del reino sale a dar un paseo en su colosal carrosa bajo la seguridad de la fortísima escolta real. La princesa Zelda muy hermosa como siempre, mueve la sedosa cortina blanca a un lado y desde su asiento, en la carrosa, saluda a todos desde la ventanilla.
El puente levadizo de la entrada de su reino se despliega hasta el suelo, dándole salida a su majestad y vía libre hasta las verdes llanuras.
Respirando profundamente ese aire perfumado por las flores y el rocío de la mañana, la princesa se emociona fácilmente.
Al pasar por la entrada del rancho que proporciona la leche del reino, ve a una joven campesina cortando flores en la entrada.
La chica se ve muy bien, suabe, frágil, de largo y hermoso cabello, mirada tierna y hermoso cuerpo. Tararea una melodía preciosa mientras que con sus delicadas manos corta las flores.
Zelda suspira de a golpe en la carrosa, su cuerpo se calienta al punto de tener un orgasmo. La chica se quita el atuendo que le sobra y en paños menores comienza a jugar con su cuerpo. Se introduce un dedo en la boca y la otra mano entre su blumer y la piel, comienza a frotarse la entrepierna y a penetrarse con los dedos. Momentáneamente, queda toda empapada y los dedos húmedos, comienzan a aumentar la rapidez con la que se penetra y su dedo cada vez entra más y más lejos.
Cansada de esa pose, se quita las braguitas y mientra se aprieta los pesones, abre sus piernas y se penetra el coño con el índice y con el dedo del medio su colorado ano. Acelerando el movimiento al compás de la carreta, se le hace más placentero el acto y los dedos entran y salen con facilidad.
Sus jadeos aumentan y se apretuja los senos con su otra mano, no deja de frotarse su genital femenino para luego introducirse las manos en la boca.
La carrosa hace una momentánea parada y sube dentro de la misma uno de los soldados. La princesa no lo piensa dos veces y se arroja a su bulto bien erecto. Sin decir una sola palabra se la saca y comienza a lamerle todo el paquete, dando pequeños lenguetazos en el glande. Toscamente el hombre le sujeta la cabeza y se folla su cara brutalmente, mientras esta gime de placer.
Otro guardia sube a la carrosa y este le penetra por detrás. Con la misma rapidez que su compañero le penetra la boca, él le penetra el ano. Un tercer soldado suebe al carruaje y se acuesta bajo la princesa. Este mira las pelotas de su amigo como se menean de alante hacia atrás a un gran ritmo. Estira su lengua y al compás de ese ritmo le lame todo el útero a la linda chica. Su boca se le hace agua, siente con la lengua lo mojado que todo está ahí dentro y el duro clítoris, el cual le apetecía morder. Apretujando más su cara en la entrepierna de la chica, logra morder con sus dientes ese pene femenino que tienen las chicas llamado clítoris y gritando de placer, la princesa se corre en el rostro del hombre, y los otros dos guardias se corren, uno es su trasero y el otro en su boca. El de abajo queda empapado por el dulce sabor de la corrida de la princesa y el semen de su compañero, para satisfacerlo la princesa le pajea su pene y se lo come con lujuria hasta finalmente tragarse toda su leche.
- Buen trabajo chicos. Seréis recompensados por esto.
La monarca agradece el acto y en el regreso, observa detenidamente a la granjera de antes, la cual ahora recoge manzanas. Lo que hace que un deseo enorme de tenerla se dispare.
- Soldados!!! Esta noche en mi alcoba. ¡¡¡Quiero a esa campesina!!!
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Encuentro Casual. Zelda & Malon
De TodoEn el lejano reino de Hyrule, la princesa Zelda govierna en paz. Entre la clase baja se encuentra la joven campesina Malon. Pero no significa nada un pequeño lapsus o encuentro casual de nuestras jóvenes con este relato. Serán siendo siempre nuestra...