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Estaba en el hogar de niñas cerca de mi casa, siempre me ha gustado mucho trabajar con niños, sus almas siempre huelen bien sin importar todo lo que hayan pasado.

Estaba sentada con una bebé en mis brazos, dándole un biberón, cuando mi celular vibró en mi bolsillo, acomodé como pude el biberón en mi mentón y logré alcanzar el aparato justo antes de que parara de vibrar:

—Aló —digo pues no pude fijarme quien era la persona que me llamaba.

—¿Samantha? —pregunta una voz ronca en el teléfono, tan profunda que mandó un pequeño escalofrío por mi columna vertebral.

—Si... ¿Bastian? —dije reconociendo esa sensación en mi espalda.

—Sí... —respondió Bastian –te llamo porque son casi las 4 de la tarde y quiero saber si no reuniremos hoy.

—Sí –respondí –estoy cerca de mi casa, si quieres te doy mi dirección y ¿nos vemos allí en unos 15 minutos?

—Está bien —responde Bastian y justo antes de colgar dice –nos vemos en un rato.

Terminé de alimentar a la bebé en mis brazos y la entregué a una de las madres que están cerca de mí.

Salgo después de despedirme de todas las personas, y llegué a mi casa donde ya estaba Bastian sentado en las escaleras de la entrada. Al verlo me apresuré:

—Siento mucho llegar tarde —me disculpé —varias niñas del hogar tomaron turnos para abrazarme y no dejarme salir. Tuve que dar muchos abrazos en pago para poder salir.

—Está bien –dijo Bastian poniéndose de pie- no tengo tanto tiempo de estar esperando.

Abrí la puerta de mi casa y él me siguió adentro.

—¿Quieres algo de beber o comer antes de empezar? —pregunté colocando mis cosas en la mesa.

—Estoy bien –pero después de verme dijo —agua estaría genial.

Asentí y me fui a la cocina regresando con el agua de Bastian y un jugo de naranja para mí.

—Deberíamos trabajar en mi cuarto —dije entregándole el vaso con agua –allí tengo mi escritorio, computadora y todos mis libros –expliqué, aunque no estoy segura del porqué lo hice.

Él asientió y me siguió a mi habitación en el segundo piso, es tan extraño no poder oler su alma, recuerdo las palabras de Odeth "es refrescante", es cierto, lo es.

Cuando entramos a mi habitación me siento algo expuesta, pues realmente casi nadie ha venido nunca a mis casas, solamente Samuel, cuando llegó a traer y a dejar a Arthur pero nunca entró a mi habitación, ni siquiera mi madre entra, las pocas veces que habla conmigo es en el comedor o en la sala.

Bastian mira un poco alrededor, y lo veo acercarse a mi pequeña, pero amada biblioteca personal, lo veo rozar con sus dedos los lomos de mis libros leyendo en voz baja pero audible los títulos, cuando finalmente se gira a verme yo retengo el aliento esperando algún comentario sobre mis libros, pero él simplemente preguntó dónde trabajaremos.

Estoy algo molesta por no poder saber si su alma es afín conmigo o no, ni saber si no le parezco agradable. Me siento frente a la computadora y abro mi copia de Hamlet donde he marcado los momentos más interesantes para mí.

—Bien, comencemos –digo mientras él se sienta en mi cama con una copia igual de gastada que la mía, sonrío un poco al ver que él también ha disfrutado de libro.

Después de conversar un poco del libro en general, llegamos a la pregunta en la cual debíamos explicar que parte del libro no nos había gustado del todo y porqué.

—Yo opino que deberíamos decir cada uno cual y después consensuarla –digo mientras busco entre mis anotaciones la muerte de Ofelia.

—Bien –responde él y me explica –yo creo que la única parte que no me gusta de la obra es la muerte de Ofelia, pues fue un daño colateral, ella no merecía morir especialmente creyendo que Hamlet no la amaba... y tú ¿qué piensas?

—Yo opino lo mismo –digo mientras le muestro lo que tengo marcado en mi libro –siempre he odiado la forma en que muere Ofelia, definitivamente no merecía morir, fue una inocente víctima de la venganza de Hamlet, aunque es probable que su deseo de venganza fuera mayor que el amor que sentía por ella.

Bastian me queda viendo en silencio, con un brillo especial en los ojos, que casi puedo jurar que es una mezcla de orgullo, interés y ¿Empatía?

Después de un rato en silencio carraspea y dice —Me parece bien, debes escribir eso en esa pregunta –y dirigiendo su mirada al reloj pregunta —¿A qué hora vienen tus padres?

—No lo sé –respondo encogiéndome de hombros –mi madre no tiene nunca hora de llegada y papá vive al otro lado del país.

—¿Y la hora de la cena? –pregunta mirándome nuevamente.

—Ceno sola –y mirando la hora le pregunto —¿Tu familia tiene hora para cenar?

—Vivo solo –dice apartando nuevamente la mirada.

—¡Oh! No lo sabía –y mirando que son más de las seis de la tarde me arriesgo y digo –bueno casi es hora de cenar, si preparo algo ¿Te quedarías a cenar conmigo?

Cuando termino de decirlo, me asusto de lo que he dicho, asumo que debe ser porque me siento muy cómoda con él, al no tener que lidiar con olores de almas.

Miro a Bastian y le sonrío, para que se sienta libre de decirme que no quiere o no puede.

Pero él después de un momento de pensar viéndome me dice:
—Está bien, así cocinas mientras yo escribo y terminamos la tarea hoy.

Realmente, no sé cómo sentirme por sus palabras, por una parte pareciera que no se quiere reunir nuevamente conmigo, pero por otro parece que ha dado un gran paso al aceptar hacer algo diferente a la tarea.

Simplemente estoy confundida.

Hola chicas y chicos, hasta aquí por hoy.

Espero les guste mi historia, por favor comenten y regálenme estrella.

Besitos,

SmellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora