Capítulo 2. "Tren"

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Cuando se abrieron las puertas salí velozmente de allí, iba a perder el tren si no me apresuraba, en ese momento empecé a extrañar mi auto el cual seguía en reparación, pues mi *ebria* amiga -- enfatizando ebria -- lo había estampado contra un árbol -- al menos ella estaba bien , ¡Que digo bien! -- corrí tan rápido como pude y logre llegar a tiempo.

-- ¡Uff, que comienzo tan agitado! -- Exclamé a la nada.

-- Buen día Señorita Ophelia -- gire la vista a un costado.

-- ¡Oh! , buen día Mr. Marshall -- le salude con una leve inclinación de cabeza.

-- ¿Aún no se acostumbra? -- me preguntó con una sonrisa.

-- Realmente no, a pesar que ya llevo más de un mes en esto -- le sonreí ampliamente.

-- ¡Que cosas las de la vida! Vaya con cuidado joven -- Se despidió mientras sujetaba la puerta para yo pasar y me dedicaba una sonrisa.

-- Igualmente usted Mr. Marshall -- cuanta formalidad, decía mi subconsciente.

Seguía sonriendo casi que natural, verdaderamente sí me agradaba. Mr. Marshall era el encargado de el perfecto funcionamiento de la "Walleber Station", lo había conocido en mi primer día en la ciudad, gracias a que tratando de adaptarme por mi propia cuenta termine perdiéndome -- agradezco haberlo encontrado -- en todo este tiempo me ha servido de mucha ayuda.

Finalmente subí en la plataforma 7 y coloque mi bolso sobre la mesa desplegable, saqué mi agenda y un lápiz mientras buscaba mi primera tarea "Sesión en el Mount Rainier" era lo primero en la lista, el Mount Rainier National Park era un pequeño bosque con un paisaje perfecto en cualquier época del año.

Mientras el tren avanzaba observe un señor vendiendo bebidas calientes y unos que otros comestibles, lo llame y compre un café con unas rosquillas y unos panecillos de coco -- quizá dure más tiempo en la sesión y me de hambre, me decía a mi misma -- en el viaje pude deslumbrar un paisaje maravilloso tras la ventana que ameritaba una fotografía, así que tome mi cámara y ¡Clic! luego observe a mi alrededor y pude encontrar todo tipo de personas tristes, atareadas, amargadas, felices, confundidas, etc, decidí concentrarme en las felices; pensé en cuanto me gustaría reír de esa manera, así tan natural, tan real y para nada fingido, me preguntaba ¿Cual sera el motivo de su felicidad? podía palpar su alegría y me daba cuenta que mi vida no tenía sentido, nada me motivaba a seguirla, pero aun así... la esperanza de un día darle sentido era lo que hacía que afrontará mi día a día con una "Gran Sonrisa" -- fingida claro, pero sonrisa.

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