Yukino x Sting II

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-¿Qué pasa Yukino? –Dijo Sting intentando quitársela de encima.

-No sé. –Se recostó encima de él. –No tengo idea de si esto es real o estoy soñando.

-¿Dormirás arriba de mi entonces? –Pregunto mientras se reía.

-Si. –Dijo mientras se acurrucaba en el pecho del chico.

-Oye tú, borracha, se te olvida que soy hombre y este tipo de situaciones provocan a cualquiera. –Se sonrojo, los grandes pechos de ella quedaban contra del pecho de él.

Sting se quedó despierto mientras Yukino dormía encima de él; el sol empezaba a salir y él no había dormido ni siquiera un poco por estar cuidándola, ella empezaba a querer despertarse, y él solo le acariciaba lentamente el cabello.

-Creo que me tendrán que cortar las piernas, ya no las siento. –Murmuro el chico. –Borracha, ya amaneció, levántate.

-¿He? ¿Dónde estoy?

-En mi casa. –Dijo él.

-¿Por qué? –Dijo ella mientras se levantaba y se acostaba en la cama a lado del chico. –Que dolor de cabeza.

-Tomaste demasiado con Minerva ayer, fui por ti, pero era tan tarde y tu casa quedaba tan lejos que decidí traerte aquí.

-Gracias. –Se levantó de la cama y se puso los zapatos, se acomodó el cabello y volteo a ver a Sting. –Para la otra le diré a Rogue que me lleve él a mi casa, pero gracias por lo de hoy.

-Pero espera, ¿Ya te vas? –Le gritó.

-Adiós.

Yukino llego al gremio y se encontró con Minerva, se sentó a un lado de ella y se acostó en la mesa, se pegó varías veces y soltó un pequeño grito.

-Me voy a morir. –Se quejó.

-No deberían beber tanto. –Les dijo Lector mientras les llevaba unas bebidas para la cruda.

-Frosch piensa lo mismo.

-Sting me llevo a su casa, pase la noche ahí con él.

-¿Es enserio? –Se sorprendió Minerva.

-Eso no es lo peor. –Se tapó la cara. –Al parecer dormí arriba de él.

-Que lío, ¿Qué piensas hacer?

-¿No es obvio? Olvidarlo, quedará en el pasado, sabes que tráiganme más alcohol. -Grito.

-Nada de más alcohol. –Dijo Sting mientras entraba al gremio. –No te reconozco Yukino.

-Es asunto mío. –Se levantó y se sirvió su propia cerveza.

-Oh que no. –Le quitó la cerveza.

-Ah, olvídalo, me iré a Fairy Tail.

-¡Ah! Estoy harto de tus malditos berrinches.

-Y yo estoy harta de ti. –Gritó mientras todos en el gremio los veían discutir.

-Sabes qué…

-Sting, Yukino ya cálmense. –Les dijo Rufus.

-Quítate Rufus, lo empujo. –Tomo a Yukino y la puso en su hombro. –No nos busquen.

-Suéltame. –Grito ella.

-No.

Camino un buen rato con ella en su hombro, ella en un punto se resignó a que él no la iba a dejar ir.

-¿Puedo saber a dónde vamos?

-No sé a dónde.

De la nada la bajo y se sentó en el césped, ella se sentó a su lado.

-¿Qué quieres? –Le preguntó Yukino

-¿Por qué te comportas así? Tú no eres así.

-La gente cambia, supongo. ¿Ya me puedo ir?

-Eres insoportable, que no se supone que te gustaba.

-¿Qué? Pero a ti no te importa. –Dijo enojada.

-Estoy al borde de la desesperación. –Se tapó la cara.

Volteo a verla y le dio un pequeño empujón, dejándola recostada en el pasto, ella estaba toda ruborizada, él se puso encima de ella y la vio fijamente por un rato, ella se tapó la cara con ambas manos.

-Vez, sigues siendo la misma, deja de fingir. –Le sonrió. -¿Te cuento un secreto? –Ella agito su cabeza dando a entender que sí. –Tú también me gustas, levante su mentón y la bese lentamente.

-¿Qué? –Me miro a los ojos. – No te creo, en verdad no te creo nada. –Susurro.

-¡YUKINO! Estas acabando con mi paciencia. –Dijo Sting quitándose de encima. –Solo entiéndelo, me gustas y así siempre ha sido, no sé porque sigues insistiendo en que no.

-¿Júralo? –Dijo ella llorando.

-¡Lo juro! –Grito él. –Y deja de llorar, me haces sentir mal.

-¿Y juras que ahora en adelante me dirás todo lo que sientes?

-Lo juro.

-Y júrame que… -La interrumpió Sting.

-HEY, ya basta de juramentos, hare todo lo que digas. –Le sonrió el chico.

-Te amo Sting. –Dijo ella gritando mientras se le abalanzaba encima para besarlo por todo el rostro.

-He chicos, esto se está poniendo ardiente, no creo que sea el lugar adecuado. –Dijo Happy.

-¿Cómo es que siempre estamos cuando pasa este tipo de cosas? –Pregunto Lucy.

-Ah de ser una señal para nosotros. –Sonrió Natsu.

-Olvídalo dragón pervertido.

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