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Al llegar a casa nada fue igual, incluso respirar me resultaba diferente. Todo era más… agradable.

-Llegué mamá –Avisé subiendo las escaleras. Sentir el peso del libro dentro de mi bolso era un recordatorio de que el chico existía, de que no estaba soñando.

-Creí que vendrías más tarde –Dice

-Decidí llegar temprano…

Decidí cambiar mi vida al seguir al chico. Una decisión de un segundo podría cambiar muchas cosas, presentía algo, que de alguna manera algo pasaría con él.

Al llegar a mi habitación aventé el libro a una esquina. Poco me interesaba, para ser honesta siquiera me había tomado la molestia de leer la contraportada, lo único bueno de que gasté treinta dólares por algo que no me servía era la charla de menos de treinta segundos con el chico. Y si tenía que pagar un dólar por cada segundo hablando con él, sin dudar, lo haría.

Me tiré sobre la cama, las sábanas seguían arrugadas y envueltas sobre el edredón. No había tendido la cama aquella mañana, la flojera se apoderó de mí, y no lo niego, ahora no quería tenderla, faltaban menos de 6 horas para la cena y finalmente, dormir.

Pero mi sistema dio una vuelta 360° así que lo que yo quería era devolverme a la cafetería, dormir y al final comer.

Es gracioso como esta mañana me sentía tan miserable de vivir, atrapada en la rutina, y ahora me encontraba de maravilla. La vida es extraña.

Las horas pasaron. La rutina volvía a asentarse:

Cenar, dormir, despertar, desayunar, ir a la escuela, ir a la cafetería, volver a casa, esperar, y volver al ciclo.

Ese día fue distinto, comenzando con que no desayuné, no fui a la escuela y de que en lugar de la cafetería, me dirigí a la librería.

Jet Star…

El edifico seguía igual, pero a mi parecer se veía renovado, más grande y nuevo.

El amor puede restaurar edificios horribles.

-Buen día –Saludo en voz alta codeándome con los presentes.

Vuelvo a los estantes, llevo la trilogía de El señor de los anillos y un recetario para mamá; 1001 recetas chocolatosas. Por lo menos gastaría en algo que alguien leería.

-¿Llevarás esos? –Pregunta el chico. El corazón me dio un vuelco, no sabía que estaba ahí.

-Sí, claro –Tartamudeo –Por favor

-Dime tu color favorito –Pide amablemente –Para envolvértelos en ese color

-Gris

-¿Gris?

-Sí, el gris es neutro, pero no absorbe. Es un color con carácter

-Ya veo, que filosófico, a mi me gusta el rojo sólo porque sí –Dice soltando un risita nerviosa –Mi nombre es Calum

-Lindo nombre

-Gracias –Dice y desaparece entre las sombras del aparador

Mis pensamientos divagaron por unos minutos, literalmente me quedé ahí viendo al vacío. Pensé, bueno, él es un buen chico, podría tener una oportunidad con él ¿Por qué no? Todo indicaba que sería un buen inicio, no como en las ocasiones en las que terminaba tomando un galón de café llorando en cada esquina. Él era distinto en todas las maneras posibles.

-Oye –Grita desde el aparador –Aquí está

Me aproximo rápidamente hasta su posición sintiéndome extraña. Ahora mis rodillas no se colapsaban sobre sí mismas, ahora se impulsaban con fuerza.

-¿Cuánto sería? –Pregunto

-Bueno, serían 75 dólares

-Bien

Después de la compra me sentí más rara de lo que ya me sentía. Quería volver y decirle mi nombre, tener una conversación más larga. Una jodida cita, pero no tenía la más leve idea de cómo podría conseguirla.

Camino a casa, el clima empeoraba más y más. De seguro el índice de accidentes automovilísticos subiría esta temporada.

-¿Cómo te fue? –Pregunta mi madre

-Excelente-

-Se te nota –Dice –Tienes una sonrisa de oreja a oreja. No te veía sonreír así desde…

-Desde hace mucho –Complemento

-Va a haber un día en el que no puedas eludir el tema, hija –Dice poniendo los platos en el comedor –Y deberás hablar de aquello

-Mientras tenga la oportunidad, eludiré el tema. Sabes perfectamente que no me gusta hablar de eso.

-Yo no quería hablar de eso, sólo iba a mencionarlo

-No mamá –Le interrumpo –Siempre que lo ‘’Mencionas’’ terminas dándome un sermón, así que prefiero que no lo menciones de ninguna manera

-Bien –Responde seria –Ya está lista la cena

-No tengo mucha hambre, toma te traje un libro –Digo y subo directo a mi habitación.

Aseguro la puerta, lo que menos quería era que mamá entrase y me viera llorando, jamás superaría lo que me pasó, nadie me daba esperanza, excepto Calum ¿Qué significará su nombre?

Según la información de Google, su nombre se refiere a la gentileza, paz, pureza y el espíritu santo… Es sinónimo de Esperanza, que coincidencia.

Después de una lucha interna entre ir al siguiente día o hacerme la indiferente decido que iré. Con un vestido o maquillaje, lo que sea para llamar su atención. Vaya mierda que era no tener tantas agallas como quería.

Pero, hace mucho que esas pocas agallas se fueron por el caño. Muchas cosas se fueron por ahí hace mucho tiempo.

Ahora todo lo que necesitaba era a Calum. Nada más.

All I Need| Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora