Rory volvió a consultar el reloj. El vuelo se le estaba haciendo increíblemente largo, lo que no dejaba de resultar extraño en alguien acostumbrada a volar a Londres cada dos por tres. Aunque lo cierto es que hacía meses que no iba por allí; Londres había dejado de tener sentido para ella desde su ruptura definitiva con Logan. Pensar en él aún le dolía, pero por un motivo que nada tenía que ver con el hecho de no seguir juntos; sabía que, en algún momento, tendría que decirle que esperaba un hijo suyo.
Pero no era momento de pensar en Logan ni en Londres. Ahora solo necesitaba aterrizar en Philadelphia y ver a Jess. Estaba deseando darle el libro y ver su reacción. Abrió su bolsa de mano y lo sacó: "Las Chicas Gilmore", de Rory Gilmore. Pasó su mano por la portada, intentando hacerse a la idea de que aquello era real, que estaba pasando. En apenas 3 meses había escrito las 450 páginas que contenían la historia de su vida y la de su madre, y le había sido sorprendentemente fácil encontrar una editorial que quisiera publicarlo. Le dijeron que era algo "nuevo, refrescante, y sobre todo, real", y la primera tirada de 500 ejemplares saldría a la venta en unos días. Pero habían tenido la amabilidad de darle tres por adelantado, uno para cada una de las personas que aparecían en los agradecimientos: su madre, su abuela y Jess. Las dos primeras ya lo tenían en sus manos, y ahora le tocaba a él.
En realidad, no lo pensó demasiado. No tuvo intención de dedicarle el libro a Jess hasta que lo vio escrito delante de sus ojos, y supo que tenía que ser así. No había vuelto a verle desde la boda de su madre con Luke, pero él fue quien la impulsó a escribirlo. Y luego estaba esa conversación con Luke, esa que no podía quitarse de la cabeza desde el día anterior...
- Necesito café, Luke, en vena. - dijo Rory a modo de saludo, entrando en la cafetería y ocupando uno de los taburetes de la barra.
- Sabes que no es bueno beber café estando embarazada. ¿Vamos a tener esta discusión todos los días? - contestó Luke, poniendo frente a ella un zumo de naranja recién exprimido.
- Pues sí, hasta que consiga que cedas. - protestó la joven, aunque mientras le daba un trago al zumo, esbozó una sonrisa; le encantaba hacerle rabiar, cosa que sin duda había heredado de su madre.
- Espera sentada entonces. ¿Quieres comer algo?
- No, tengo una reunión con la editorial en media hora y no quiero llegar tarde. Solo he venido a pedirte una cosa.
- Dime.
- ¿Puedes darme la dirección de Jess en Philadelphia? Quiero ir a verle.
Una expresión de sorpresa mal disimulada apareció en la cara de Luke.
- ¿Por qué quieres ir a ver a Jess?
- Quiero llevarle el libro.
- ¿Y no se lo puedes enviar? - preguntó Luke, que de repente parecía muy concentrado en intentar quitar una mancha inexistente de la barra.
- Podría, pero él me dio el suyo en mano, y quiero hacer lo mismo.
- ¿Seguro que es buena idea? Ya sabes, por el embarazo...
- Es un vuelo corto, Luke, y aún no estoy en el tercer trimestre, no hay problema. ¿Por qué no quieres que vaya?
Luke se pasó una mano por la cara, contrariado.
- Ven, vamos arriba un momento. - le pidió.
En cuanto estuvieron en el lugar que había sido su casa durante años, y ahora hacía las veces de un amplio despacho, Luke se sentó en su sofá favorito, y le pidió a Rory que se sentara con él.
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Cerrando el círculo
FanfictionRory parece haber recuperado el rumbo, pese a su inesperado embarazo. El libro sobre su vida está a punto de publicarse, y todo hace indicar que será un éxito. Sin embargo, una conversación con Luke respecto a ese libro reabre una herida que parecía...