Recuerdos ●YoonKook•

Manos

-Creo que... recuerdo algo más... -dije más para mi mismo que para aquel hombre frente a mi.

-¿Puedes decirme qué es? -me preguntó con cierta curiosidad en su voz.

-En realidad solo es una imagen, o algo así.

-¿Qué imagen?

Entrelacé los dedos de mis manos, cerré los ojos una vez más intentando obtener alguna pizca de ese recuerdo, algo más...

-Solo son...unas manos.

-Manos... ¿qué significan para ti?

-No lo sé.

-Entonces cambiaré la pregunta, ¿qué sientes con aquel recuerdo?

-No lo sé.

-Hay algo que puedas decirme sobre aquellas manos, ¿cómo lucen? ¿qué te produce?...

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JungKook se encontraba sentado en una banca de aquel parque que bien conocía, esperaba a alguien mientras revisaba constantemente su reloj de muñeca. "Se le hizo tarde..." susurró. Observó sus alrededores, habían varios niños jugando y riendo alrededor de aquel espacioso lugar. Sonrió al recordar su niñez junto a aquel chico pálido, todas las aventuras que habían vivido juntos y las veces en las que el otro joven lo había salvado, una y otra vez...

Observó el cielo mientras suspiraba, el tiempo no se detenía para nada, siempre de prisa. Incluso cuando quería permanecer más tiempo cerca del chico pálido, aunque lo deseara con todo su corazón, el tiempo no se detenía. Habían muchas nubes en aquel cielo, comenzó a buscar formas en ellas, pero el blanco de estas lo distraia, haciéndolo pensar inconscientemente en YoonGi. La blanca piel que su amigo poseía y lo suave que era esta. Muchas veces estuvo tentado a tocar la piel de aquel chico, pero... no era correcto. Los amigos no gustan de forma romántica de otros amigos, o al menos eso pensaba.

Muchas veces pensó en decirle a YoonGi cómo se sentía, pero el miedo al rechazo se lo impidió, no quería perderle por aquellos sentimientos que no debería tener. Y menos cuando aquel chico de piel de azúcar tenía una novia. No era correcto, de ninguna manera.

Sintió una opresión en su pecho, cerró los ojos y respiró profundo, tal vez de esa forma el dolor sería menos fuerte, pero...no fue así. Se mantuvo con los ojos cerrados un rato más, intentando sacar a aquel chico de su cabeza, trataba de dejar su mente en blanco centrándose en el viento suave que movía su cabello de forma lenta. Ya un poco más tranquilo y con menos dolor en el pecho, suspiró, intentando que con esa acción la tristeza fuera apaciguada.

Una vez más el recuerdo de su amigo vino a su mente, pero unas manos tapando sus ojos lo distrajo. Sonrió al saber quién era y tomó aquella manos, sintiendo el calor que estas irradiaban. Eran tan diferentes a sus manos, las manos de YoonGi eran blancas y suaves como la nieve, pero cálidas como el sol de primavera, en cambio las suyas eran ásperas y frías como el invierno... de alguna forma ese pensamiento dolía.

Observó aquellas manos y una vez más el dolor en el pecho se hizo presente, pero lo ignoró...

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-Tristeza... -susurré- eso es lo que siento al pensar en aquellas manos, pero a la vez... me dan seguridad.

-¿Sabes a quién pertenecen aquellas manos? -interrogó el hombre frente a mi que ahora me prestaba más atención que antes.

-No, no sé a quien pertenecen. Pero... solo sé que... son muy suaves.

Unas cuantas lágrimas querían salir de mis ojos, pero las detuve, no quería llorar... no ahora.

-¿Hay algo más?...

-Sí...