Pesadilla En Medio Día

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Había pasado una semana desde que su capitán había despertado, el rubio lentamente recuperaba la energía y ya se encontraba en su departamento, en donde más de una vez fue a cuidarle, ocasiones en las cuales solía disfrutar de una partida de ajedrez, que no duraban mucho antes de que el rubio se quedara dormido, la primera ocasión en que sucedió esto le dio un susto al vulcano, en medio de la partida ambos sostenían una amena charla y tras su movimiento Jim esperaba a que Spock hiciese el propio, el pelinegro estudiaba el tablero ante él como siempre, impredecible, movimiento de su capitán, cuando escucho un ruido y el tablero se precipitó al suelo, la cabeza del rubio había caído sobre la mesa, causando que el vulcano se pusiera de pie de un salto llamando su nombre, mas dicho solamente duro un minuto, tiempo que le tomara al pelinegro el notar que su capitán solamente se había quedado dormido, ahora insistía en que el rubio se mantuviera en cama durante sus partidas y cuando le tomaba demasiado tiempo mover una pieza Spock levantaba la mirada para notar los ojos de su capitán cerrados mientras respiraba suavemente. Este día había ocurrido exactamente lo mismo, salvo que en vez de la usual partida de ajedrez, Jim parloteaba sobre la misión de cinco años que seguía esperando, le dieran a la Enterprise, espacio no explorado todo frente a ellos, en medio de su ensoñación sobre mundos desconocidos y razas aún por descubrir Jim se quedó dormido contra su almohada, aprovechando que su capitán lo seguro era que no despertaría hasta dentro de dos horas más y McCoy llegaría en seis punto dos horas más, Spock se sentó en el suelo junto a su capitán, dispuesto a meditar, si bien le faltaba todo lo que usualmente utilizaba para dicha acción, decidió seguir el consejo que su contraparte le diese, sobre meditar junto al lecho de su capitán, Spock cerró los ojos y se concentró en lo más profundo de sí mismo, no se imaginaba lo que sucedería a continuación.

La casa era espaciosa, una granja, tenía la sensación implícita de haber visto una antes, a pesar de que solamente había visto retazos de las mismas en fotografías y hologramas de la cultura terrestre, ahí vivía una familia, el tío Dave, la tía Emily, y los niños, no eran mi familia... Lo sabía, pero sentía como si lo fueran, podía ver sus rostros sonriéndome pero no era a mí... Era a él, Jim... Estaban felices de tenerlo junto a ellos, y a través de sus ojos prestados podía sentir que él también estaba feliz... Se sentía amado, finalmente se sentía parte de una familia, comenzó con los exploradores, trabajaba en la granja, y como mensajero en la ciudad, él y su familia vivían en las afueras, Tarsus era desértico pero habían logrado que la tierra volviera a ser fértil, a Jim le parecía similar a Iowa, tantos cañones escarpados, las frías mañanas, los rojizos atardeceres... A mí me parecía similar a Vulcano, caliente de día y frio por la noche, era feliz, consiguió a su primera novia en ese sitio, pero de repente, por alguna razón, la casa se volvió lúgubre, las oscuras paredes me daban la sensación de pánico, una sensación prestada, frente a mí soldados, sabía que tenía que huir mi cuerpo me lo dictaba, pero estaba congelado no podía hacer a mi cuerpo que reaccionara a mi pensamiento, la mujer se volvió hacia mí con el pánico y la preocupación impresos en su rostro, pude oírla gritar, un grito que hizo eco en mis oídos. 


— ¡Jim corre! 


Fue entonces cuando al fin pude moverme, tomando a uno de los menores, Davey y corrí en rumbo a las colinas, cada vez que veía a otro niño vagando solo lo llevaba conmigo, sabía dónde podía ocultarlos, en las cuevas de las escarpadas paredes de roca de los acantilados, me volví experto en escalar las rocosas paredes con las manos desnudas, en ser silencioso para escapar de los soldados y volverme invisible para robar cuanta comida pudiera para mis amigos, pero uno de los soldados me vio... No quería lastimarme, eso dijo, me ofreció un tesoro solamente para mí, una gran hamburguesa con queso, pero cuando termine de comer, él quería algo más, se volvió frente a mí un ser informe, un monstruo aún más temible que un Le-matya, y un intenso dolor me recorrió de algún punto recóndito en mí, un grito me taladró los oídos desde la distancia.



Spock abrió los ojos sobresaltado desde su sitio en el suelo cuando el grito de Jimhizo eco por la habitación, su meditación no había servido salvo para compartirla pesadilla que su capitán estaba sufriendo en ese momento, poniéndose pie,ignorando las cientos de punzadas que se llevó en el cuerpo entumecido por la continua posición, se acercó a la cama donde el rubio aun con los ojos cerrados se removía cual si intentara quitarse de encima algo, el vulcano le tomó en brazos. 


— Jim despierta, tranquilo, es solamente un sueño, calma Ashayam calma... 


Jim despertó con lágrimas en los ojos, temblando de forma incontrolable y aún muy confuso, entre las sombras de su sueño, sinembargo la presencia del vulcano le aseguraba que estaba bien, Spock se encargaría de protegerlo en caso de que ellos volvieran. 


—Spock.... E-Ellos... Vienen por mí, los mataron atodos Spock... ¡Oh dios los mataron a todos y ahora me buscan a mí! 



—Ssh... Tranquilo Ashayam, nadie viene por ti, noles dejaré llevarte, descansa, calma... 



El vulcano nunca admitiría frente a nadie el hecho de que las lágrimas del humano le estaban haciendo pedazos, sentía en sí el dolor y el terror del rubio como propio, Jim lloro hasta que ya no pudo más,balbuceando retazos de su pesadilla, entre los brazos del vulcano hasta finalmente dejar su rostro entumecido contra el pecho cálido del pelinegro y caer profundamente dormido, Spock, contra toda lógica y movido por un intenso deseo de hacerlo, inclinó su rostro y depositó un tierno beso contra la frente febril del rubio, barriendo sus miedos con el gesto.

A Sky Full Of Stars:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora