Mi intento por ignorar a Arturo hasta el final de clases acabó al acercarme a él para reclamarle. Me falta poco para estar lo suficientemente furiosa para arrancarle el cabello y no estoy lo suficientemente templada para hablarle sin gritos.
—¡Saca mis fotografías ahora! —la gente que estaba con él se abre dejándonos a ambos cara a cara en medio del salón de clases. Siento la mano de Isabel en mi hombro intentando persuadirme de pelear. Le retiro con repugnancia y jalo el saco del Arturo.
—No tengo por qué sacar nada. Las fotos estaban ya a plena vista de todos.
—¡No es cierto! Estaban en una página de la cual no sabías ni su existencia. Son mías y no puedes ponerlas en otro lugar sin mi permiso o el de Matías. —Juro que estoy por arañarle la cara, mientras tanto me conformo torciendo las fibras de su manga.
—Si está en internet cualquiera las puede usar como le dé la gana. Te duele porque ahora todo el colegio sabe que no eres una mosquita muerta y porqué te dejé aunque quieres hacerte a la víctima —miente, hablando fuerte para que todos lo escuchen.
—Yo te dejé porque eres un imbécil. Y he tratado de llevar esto con madurez. Podría haber dicho cosas sobre ti a todo el mundo para hacerte quedar mal. Como hacer una mención a lo pequeño que es tu pene o que no tienes una puta idea de qué hacer en la cama porque pese a que fardes de tener experiencia, antes de mí tu única experiencia sexual fue con el porno y tu mano. Supongo que tú ya te diste cuenta —me dirijo a Laura. No sé ni por qué estoy diciendo esto, yo misma me siento ridícula, pero controlando la tembladera de mi voz y el dolor en la garganta producido por el nudo que se agranda y me asfixia, continúo—. Pero no dije nada de eso porque me parecía una actitud infantil y que las cosas privadas que pasaron entre nosotros deberían permanecer así. Yo te he superado y al parecer tú no a mí. Solo quieres llamar mi atención ¿en serio eres tan patético que no puedes dejarme tranquila y seguir adelante con tu nueva novia? ¡Das pena! Y aunque nadie vaya a reconocerlo abiertamente por lástima, todos lo piensan. —De pronto hablé sin pensar y no estoy ni siquiera segura de lo que dije, si tuvo sentido o el tiro me salió por la culata y quedé pero parada que él. Escucho a algunos abuchear y hacerle burla a Arturo. Casi todos mis compañeros así como chicos de otros cursos están aquí, entraron para ver el show involuntario que presenté. Arturo se mantiene firme, con la espalda erguida y los puños apretados, su mirada vidriosa lo acusa de no mantenerse tan estoico y altanero como su vocabulario corporal quiere hacer parecer.
—¿Y si no las quito qué? ¿Tu novio "raya" hermano me va a pegar? —intenta decir con seguridad, mas su frase suena sin fuerza, casi en un gemido.
—No necesito que él venga a hacerlo. Puedo arrancarte los ojos yo sola. Estamos acabando el colegio, no tengo nada que perder.
Temblando por la conmoción me acerco a mi banco y alzo mi mochila. No importa las consecuencias que traiga. Me voy de aquí. No tengo nada más para decirle ni a Arturo ni a nadie, lo único que me interesa es saber cómo encontró las fotografías de Deviant art.
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Por tu amor al Arte
Ficção AdolescenteLa madre de Emma ha muerto y ella debe irse a vivir a otra ciudad. Tras unos meses en los que consigue adaptarse a su nuevo colegio, llega Matías, quien ha estado los últimos años mochileando por Europa. Matías parece no hacer nada útil con su vida...