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–Oreos, paletas... Y algunas frituras más. –Jimin miró su canasta notando que había suficiente de sus queridas golosinas y empaquetados, con esto duraría unos cuatro días, para él solo.

Caminó directo a la caja para pagar por los productos que llevaría ese día, ya casi no tenía de sus caprichos en casa y he ahí la razón por la que llevaba sus delicias aunque al rato pasaría por sus pasteles, brownies y sus ahora dulces favoritos, los macarones.

Su mirada quedó fija en el chico que estaba delante de él en la fila y no pudo evitar ver a su canasta la cuál en su mayoría llevaba vegetales y unos que otros enlatados y Jimin pensó que cómo el chico sería capás de no llevar algunos dulces, eran la cosa más deliciosa, o para él lo son, tal vez la razón de su peso pero no importaba, desde que tuviera lo que le gustaba no se quejaba.

Cuando fue el turno del chico en la caja Jimin simplemente se le quedó viendo, notando que en algún lugar lo había visto y... ¡Oh, si! Se avergonzó de inmediato al reconocer al empleado de la dulcería de la otra vez, lo tenía frente a él y pudo ver su perfil, era de verdad guapo, casi perfecto ante los ojos del rechoncho.

Y Dios, casi muere cuando éste le dirigió la mirada y le sonrió haciendo que Jimin se sonrojara casi al instante y agradeció internamente a que el chico se volteara y tomara sus cosas para después salir y cederle el lugar a él para poder pagar.

Le había sonreído y como se sentía de feliz Jimin, ningún chico guapo le había sonreído nunca y se sintió casi bonito de no ser por el hecho de que era gordo y no es bonito para los ojos de nadie, tal vez le sonrió solo por educación y ya... Si, fue solo eso.

Recibió sus paquetes y se dirigió a la salida sintiéndose bien y mal a la vez.

Bien porque un chico guapo le sonrió.

Y mal porque nadie como el rubio se fijaría en un gordo como él.

Sugar | YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora