Five and final

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Ya no le quedaban más balas y estaba a punto de ser encontrado, le parecía raro que los hombres no fueran al sótano. ¿Acaso también lo querían muerto a él? Obvio que sí. Escuchó unos pasos por la habitación, supo en ese momento que estaban ahí y ese sería su fatal final. Se preparó para recibir los disparos.

De repente sólo escuchaba quejas de dolor y golpes, salió de su escondite. Su sorpresa fue grande al ver que Alois estaba peleando contra los hombres con todo lo que tenía. Los dos hombres eran más grandes que el menor por lo que en fuerza le ganaban, pero no en velocidad. Rápidamente Alois sacó su pistola y le disparó a uno, iba a hacer lo mismo, pero el otro tomó como rehén a Claude y le apuntó en la cabeza con su arma.

Alois bajó un poco su pistola y miró algo preocupado al pelinegro.

— Suelta el arma y prometo que no le haré nada a tu jefe. Entreguen a Marishca y saldrán vivos de aquí— dijo el hombre sonriendo.

Alois no sabía que escoger. Si a la mujer querían, ¿por qué no se la llevaban y ya? ¿O algo tramaba Claude? Sin chistar ni nada bajó el arma y la puso en el suelo.

— Suéltalo ahora, la mujer no sé dónde está, ella a mí no me interesa.

El hombre soltó a Claude. — Dime donde está Marishca y nos iremos sin causar más daños y el jefe les perdonará su patética vida.

— No les diré a ti ni a tu jefe, dile que ella ahora me pertenece— contestó Claude a lo cual recibió un golpe por parte del agresor.

— ¡Claude!— Alois no entendía porque el afán de tener a la mujer junto a él sí sólo le causaba problemas. Se levantó de donde estaba y golpeó con más fuerza al otro.

Claude miraba como Alois peleaba para defenderlo, no sabía porque el chico había regresado si se suponía que ya no lo haría. El agresor disparó, pero sólo le causó un rasguño al menor, con toda su fuerza, Alois intentó quitarle el arma y arrojarla lejos. Ya indefenso el agresor, pudo golpearlo con más facilidad. De un puñetazo lo dejó noqueado en el suelo. El rubio, agitado y manchado de sangre giró a ver furioso al pelinegro.

— ¡¿Eres idiota o qué?!— le gritó sujetándolo del cuello—. ¡Pudiste haber muerto por culpa de esa maldita zorra!

— No lo soy— le respondió de la forma más neutral que podía.

— ¿Entonces porque arriesgas el pellejo por ella? Si la quieren dáselas para que te dejen en paz. No sabes cuánto pasé por preocuparme por ti desde ayer.

— Pensé que ya no te importaba.

— Claro que me importas, soy tu guardaespaldas y como tal prometí cuidarte con mi vida.

Claude quedó en silencio después de lo último que dijo el menor. Alois lo obligó a mirarlo.

— Lamento si nunca te agradecí todo lo que hacías por mí o nunca te conté de lo que sufría, porque sólo me lo guardaba para mí mismo. Mi manera de agradecerte ahora es protegiéndote, y lo seguiré haciendo hasta que tú me digas que ya no me necesitas.

El pelinegro soltó una pequeña risa. — Pensé que yo te protegía a ti, pero parece que todo era al revés. Nunca me contaste como te sentías, vamos, no era adivino para saber lo que pasabas. A pesar de lo que te dije has vuelto.

— Y lo seguiré haciendo...— dicho eso le extendió la mano a Claude para levantarlo.

Un ruido proveniente del sótano los hizo apresurar su paso. Alois recibió una llamada de Ciel por medio de su comunicador.

Alois, parece que traían un as bajo la manga. Hay otra persona dentro, pero no logré visualizarla.

— No te preocupes, ya vamos a revisar el lugar.

Lidhemious - Another storyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora