Conocen la historia, o mejor dicho mito, del Minotauro ¿No? Una bestia mitad toro y mitad hombre, sedienta de sangre y violencia, que fue origen del amorío entre una reina y un toro concedido por los dioses. Encerrado en esos laberintos ,devoraba a quienes entrarán, y solo un héroe fue capaz de dar con el y matarlo.
¿Alguna vez pensaron que las personas somos laberintos vivientes? Con capas y paredes de protección vamos creando poco a poco un complicado sin fin de pasillos y pasajes. ¿Todo para qué? Para encerrar nuestra bestia, nuestro mal, nuestras culpas, algo que si dejáramos libre no podríamos convivir con el resto de personas. Solo gente muy virtuosa y paciente es capas de entrar en nuestros laberintos y ver la monstruosa bestia, y si se queda con nosotros aún después de verla, significa que la ha derrotado, y a esas personas uno las debería amar con todo lo que tiene.Quizá yo fui preso de mi propio laberinto, atraído hasta el laberinto de una pobre alma que perdió a su héroe, y en una fusión de estos dos pilares de confusión termine donde estoy ahora. ¿Tendré que vermelas contra mi propia bestia? ¿La del otro? O quizá encontrar al héroe perdido, que después de pasar tanto tiempo encerrado allí se convertirá en el monstruo que solía combatir.
Aún inmerso en esa inexplicable situación me veía obligado a actuar, no podía quedarme quieto en mi lugar y esperar a que simplemente todo pase, como cuando un niño teme a la oscuridad y ruidos ocasionales en la casa y se tapa para sentirse seguro. Somos adultos, o al menos casi lo somos, si escuchamos un ruido podemos pensar que solo es el viento, o podemos levantarnos y investigar. Y yo así empecé a caminar hacia el salón sin antes agarrar mi celular. Por más que intentaba encenderlo el móvil no funcionaba, que curioso, que el objeto que me comunico con está situación, sea a lo que quiera aferrarme como respuesta ahora, y más irónico aún que el aparatito no quiera prender.
Para mi suerte las luces del lugar parecían funcionar, caminar a oscuras no es bueno para mi moral ni para evitar accidentes. Como no vi nada mas que el vacío de mesas y sillas pensé en lo más razonable, salir de allí. Mis pasos resonaban a un ritmo inquietante, solo veía el pasar de puertas que parecía No tener final, ya debería haber llegado a la salida pero no veía el fin, iba encendiendo las luces en cuanto divisaba el interruptor pero aun así no lograba ver nada distinto.No fue hasta segundos antes de que perdiera la paciencia que vi una sala con las luces encendidas, el cartel encima de la puerta marcaba que era la sala de computación. Al ser la única luz prendida quizá había alguien allí, o quizá solo quería ir para no seguir en ese infernal pasillo sin fin. Me decidí a entrar y se veía la habitual sala con sus 20 computadoras en escritorios compartidos, todos apagados a excepción de dos, uno con una estática extraña que no respondía a ningún comando ni movimiento del mouse. La segunda luego de unos segundos de estática mostró una ventana con un juego online, una pestaña de eventos y esas cosas, aunque todos sus iconos y llamativos textos se encontraba dañados, rayados y mezclados, como si se hubiera partido e intentado volver a armar, note también en la esquina inferior derecha uno de esos sitios viejos de conversación Online. Hubiera dejado la computadora y seguido mi camino si ese chat no hubiera tenido el nombre de "Kyo". Por curiosidad quise ver que había allí, y me encontré con un mensaje del emisor que decía "Hola", por jugarle una apuesta a mi suerte, la cual se reía en mi cara últimamente, conteste y por resultado obtuve mi respuesta:
Tu: Hola...
Kyo: ¿Estas feliz?
Tu: ¿Por qué?
Kyo: hace tiempo no jugamos tanto juntos ^-^
Tu: Creo... Que esto ya no debería ser así.
K^y¤~: ¡¿Por qu $!@@e lo dices? !#Creí que seria un error del programa, las letras se mezclaban con símbolos incoherentes, pero creo que eso solo fue una señal.
Aunque intente contestar nada respondía, todo se volvió loco y la maquina comenzó a hacer ruidos extraños e hacer un intervalo de blancos, grises y negro a una velocidad que agitaría a un epiléptico, las demás cajas informáticas siguieron al unisono el extraño comportamiento de la primera y así la sala entera se lleno de luces parpadeantes y sonidos que asimilaban el agonizante llanto desgarrante de criaturas atrapadas en esos aparatos enloquecidos.Por instinto intente salir de allí pero las puertas no cedían a mi fuerza. Como si estuviera en la oscuridad un director de orquesta, que a sus ordenes tuviera una legión de malvados instrumentos de tortura psicológica, quizá pudo ver en mis ojos la desesperación, y a su gusto aumento la tonada...
En todos los monitores se veía la sombra de una mujer ahorcada, y el sonido eléctrico e insoportable de esos demonios invisibles que gritaban desde la caja gris empezaron a aumentar hasta estallar y dejar en completa oscuridad la sala de nuevo, nuevamente atrapado en esa vacío oscuro de confusión y horror.Parece estúpido y casi cómico que en ese momento recuerde como conocí a Kyo, en esos grupos que hacíamos en el instituto de jugadores de un shooter online muy famoso, recordar ese pequeño fragmento de mi vida fue suficiente para hacerme empujar con toda mi fuerza la puerta y correr nuevamente al pasillo.
Antes de intentar superar el laberinto de las otras personas debemos ver el nuestro. ¿Cuántos pecados levantamos como paredes? ¿Cuántas culpas sirvieron de ingeniero para crear esos ingeniosos artilugios de pasajes y caminos?
¿Cuántas culpas cargamos? son las que algunos luego afrontamos, y nos muestran que el verdadero monstruo aquí, fuiste tú. Y quizá comprendiendo a aquella criatura mitológica encerrada en la antigüedad, quizá no vimos lo que él veía, se veía amenazado por extraños que invadían su prisión, él odiaba su prisión, él no pidió estar ahí... Y sin embargo así siempre tuvo que soportar su existencia, hasta que uno de esos extraños que tanto temía se llevó su vida, su laberinto y sus culpas.
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Mi Novia Kyo
Paranormal¿Quien dijo que el amor no puede ser hermoso y terroroso? Se testigo de como las fronteras se entrecruzan y los límites de lo absurdo y lo real desaparecen, de cómo esos amores que superan la muerte son en realidad. Esta no es una historia de amor...