Capítulo 3 : Partida en patinete

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Un bombardeo de recuerdos estuvo asaltando su mente durante segundos, minutos, horas... no lo sabía a ciencia cierta. Sus ojos le empezaban a doler, como si alguien le estuviese apretando las cuencas oculares a conciencia; sus cada vez más notables nauseas iban creciendo por momentos, y su cabeza, uniéndose al festival del malestar, colaboraba aportando una desagradable sensación de mareo. Estaba harta, pero por alguna razón, no podía realizar ningún tipo de acción, como si fuese una mera invitada que solamente tuviese el propósito de observar aquel torrente de memorias. Era demasiado agobiante. Entonces, todo se congeló en un recuerdo, pero no uno cualquiera, sino en el recuerdo de...



Despertó.



Entreabrió sus ojos de forma perezosa; su cuerpo se sentía cansado, y el sentimiento de abulia que le invadía hizo que tomase la decisión de no moverse, por lo que simplemente se quedó mirando al techo unos minutos más. Era confortador; respiraba y exhalaba a un ritmo lento, notando como el aire entraba y salía de sus pulmones sin ningún tipo de prisa; las sabanas blancas que la cubrían eran finas, pero a la vez, transmitían calidez; el colchón, aun no siendo a lo que ella estaba acostumbrada, era lo suficientemente tentador como para dejarse llevar por su reposo blanduzco, y hacerle compañía, probablemente, unos cuantos días más; y para rematar, la habitación estaba impregnada de un aroma agradable al olfato, que lo único que conseguía era alimentar el sueño de cualquier persona que tuviese el placer de advertirla.



Por un momento, olvidó el calvario que había vivido hace apenas unos instantes, e incluso ignoraba si lo que estaba sintiendo en esos momentos era real o no. Literalmente, dejó la mente en blanco, y permitió que el tiempo volase a sus anchas, lo que causó que en lo que un principio serían solamente unos minutos, se convirtieran en horas.



Y así pasó un tiempo indefinido en esa oscura sala, con lo ojos clavados en un techo que apenas veía, hasta que poco a poco, su mente se fue aclarando, y tomaba cada vez más control sobre su cuerpo hasta que se notó completamente descansada. En ese preciso instante, tenía los ojos completamente abiertos, y su respiración se había acelerado hasta un ritmo normal. Se sentía con fuerzas y totalmente reconfortada, así que por fin, decidió levantarse de la cama.



En un primer momento, no fue una decisión tan acertada como ella pensaba; al intentar levantarse con su brazo derecho sintió un latigazo de dolor que le azotó toda la parte exterior de su extremidad. Reaccionó rápida, y se giró en la cama para no caer con el lado derecho aplastando el brazo, e intensificando la molestia. Levantó las sabanas para ver el estado de su miembro, y pudo comprobar que estaba vendado de una forma cuidadosa. Trató de hacer fuerza con su brazo derecho, para comprobar si era grave o no, y para su fortuna, no le hizo mucho malestar, por lo que de su boca salió un pequeño suspiro de alivio.



Con una hábil maniobra, esta vez con su brazo izquierdo, consiguió al menos incorporarse. Estaba descalza, así que pudo sentir la gélida bienvenida del suelo metálico cuando apoyo sus pies en él, poniendo una pequeña mueca de sobresalto como contestación. Sus ojos se habían acostumbrado parcialmente a la oscuridad del cuarto, por lo que pudo distinguir lo que a ella le parecía una puerta en frente suya. Se dirigió a ella sin pensárselo dos veces: Su curiosidad por saber dónde se encontraba era demasiado fuerte.

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⏰ Última actualización: Jul 12, 2018 ⏰

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