un ratón de biblioteca como amiga? no es mala idea

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por favor poner la música antes de leer, te causara mas emoción, se los aseguro......

Capitulo editado 2/12/2020

Gracias por esperar me (⊃。•́‿•̀。)⊃

Al parecer Dios tomo en cuenta mi petición. Pues, para mí buena fortuna, no me encontré con Sarah y compañía en el resto de las clases. En serio, les juro que sería fastidioso tener que escuchar sus incesantes ladridos en cada una de aquellas clases. Pero Dios hizo su gran obra.

Gracias padre celestial...

También tengo que resaltar en esta gran obra que, los profesores que me asignaron en estas dos clases fueron muy buenos en lo que aplicar su método de enseñanza, y además fáciles de tratar; no como cierta profesora de Biología.

Bueno. Pasando de aquello, en este momento me encontraba saliendo de la tercera clase y adivinen que.

¡Ya era la sagrada e inmaculada hora de almorzar!

Sin embargo, a diferencia de la mayoría de estudiantes aquí, mi camino no era rumbo a la cafetería, para mí ese lugar no es una buena elección. No me malinterpreten, pero hablemos con la verdad, todos saben que la comida de la cafetería es asquerosa así que

¿Quién en su sano juicio comería tal "alimento" desagradable?

¿Yaiza?

Claro que no.

En estos momentos como estos es cuando extraño a la tía Andrea, ella si sabe enamorar el estómago de las personas con su comida. Pero, ¿Qué puedo hacer? El señor Lonney fue muy claro en cuanto a esta situación. Así que, quiera o no, tendría que acostumbrar me a este nuevo país. Por lo menos hasta terminar la "preparatoria".

─Por suerte traje conmigo, comida de verdad─ murmuré con orgullo mientras sacaba la caja de almuerzo de mi mochila. No era una chef profesional pero la tía Andrea se había encargado de enseñarme la cocina "básica"; según ella. Y entre todo lo que me enseño el plato que más era de mi agrado, y el más fácil de hacer claro está, es el abrigo de kebab.

El nativo de Chipre que no haya probado un abrigo de kebab en el almuerzo no ha tenido infancia.

«Tengo que darme rápido, de lo contrario, no poder contener me de abrirla...»

Resguardando celosamente la caja de almuerzo entre mis brazos, si así de mucho amo estos manjares, marque mi andar por el pasillo en busca de la puerta o corredor que me llevase hasta el patio trasero de esta enorme prisión educativa.

Pero al parecer mi mala suerte, la cual siempre aparece cuando busco un lugar para comer, me guio hasta la puerta del gimnasio.

─ ¡Definitivamente tengo que pedir un jodido mapa! ─ suspire con fastidio.

Odio cuando tengo hambre, ando buscando un lugar tranquilo en el cual atragantarme con mi comida y mi sentido de la orientación me falla.

Decidida a no darme por vencida en mí búsqueda, estaba a punto de dar media vuelta y alejarme de aquel lugar, pero, algunos sonidos resonantes provenientes del interior del gimnasio frenaron mi acción. Al prestar un poco más de atención pude deducir que dichos sonidos eran provocados por impactos consecutivos sobre una superficie dura, como una pared de madera o una puerta.

─ ¿¡Hay alguien ahí!? ─ Escuche la voz de una chica gritar desde el interior del mismo, provocando que el eco de su voz acaparara la ausencia de sonido allí dentro. ─ ¡Abran la puerta!, ¡por favor!...

Frunciendo el entrecejo ante aquel repentino y un tanto estrepitoso grito de ayuda femenino, e ignorando las teorías comprobadas en las películas de terror sobre voces desconocidas en lugares oscuros y sin presencia humana, decidí entrar al gimnasio. Para mi sorpresa el lugar no estaba tan oscuro como esperaba. Tan solo una tenue oscuridad acaparaba la estancia; ni brillante para ver todo a tu alrededor, ni lo suficientemente oscura como para no percibir las figuras que se imponían en tu camino. Con cada paso que daba hacia el interior del gimnasio los golpes se hacían más inaudibles y la voz femenina se había convertido en sollozos llenos de lamentos.

No te metas con la Nerd.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora