i can't live without you

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-¿Qué demonio haces aquí, Osomatsu?- una voz iracunda lo detuvo, justo antes de tocar la puerta, al voltearse sus ojos se encontraron con una mirada color verde, era Choromatsu, quien estaba con el ceño fruncido, entonces el menor soltó un leve gruñido -¿acaso no has lastimado lo suficiente a mi hermano? ¿Qué es lo que buscas aquí?

-Hola choropajerovski, escucha. En realidad vine a ver a Karamatsu porque estoy muy preocupado, creo que algo malo le pasa.

-¿recién ahora lo vienes a notar? Eres el peor novio que se puede tener, no sé cómo mi hermano... olvídalo, aléjate de él, ya le hiciste suficiente daño, no lo lastimes más, no es la primera vez que el sufre por ti, el pobre ya tiene demasiados problemas por sí solo, no le des más.

-¿En serio crees eso? ¿Piensas que sea de ayuda para él si me alejo? ¿Sería lo mejor para él no verme?- preguntó cabizbajo.

-Por ahora creo que es lo mejor, aún le dueles demasiado, si realmente lo amas espera un poco más.

-Entonces lo haré, solo quiero que esté bien y puedo esperar lo que sea necesario para pedirle perdón, pero Choromatsu al menos déjame verlo a lo lejos una vez más y entonces tomaré mi distancia, eres un buen hermano menor- le sonrió y se marchó de allí, estaba destrozado por dentro, se lamentaba por no haberle prestado más atención a su amado cuando aún estaba a tiempo, debió haber insistido más con el ojiazul en vez de comportarse como un idiota egocéntrico.

//línea de tiempo actual (la del inicio del primer capítulo)//

Luego de recapitular los acontecimientos que lo llevaron a su situación actual, el ojiazul finalmente se levantó de la cama con apenas fuerzas, cada vez despertaba más fatigado, a pesar de que su hermano y Atsushi hacían todo lo posible para salvarle, el solo se había rendido emocionalmente, sentía la muerte más cerca cada día, su melancolía aumentaba a cada segundo en que la vida se le escapaba de las manos con monotonía, extrañaba a Osomatsu con todo su corazón y no entendía porque habían tenido tan mala suerte esta vez, en esta reencarnación, cada noche tenía más y más recuerdos sobre ellos en sus vidas pasadas, él sabía que esto ocurre siempre que las personas se encuentran a unos meses de morir, pero el ya no temía por aquello, no lloraba por el fin de su vida en sí, si no que por el dolor que le causaría a sus seres queridos y por no poder ver una vez más el rostro de aquella persona que más amó en el mundo vida tras vida.

Por otra parte, al otro lado de la ciudad se encontraba un muy angustiado Osomatsu, había mantenido su palabra de no acercarse, constantemente le preguntaba al ojiverde sobre Karamatsu, sobre cómo se encontraba y cuando podría verle otra vez. Choromatsu siempre sorteaba respuestas ambiguas sobre el estado del ojiazul y evadía con astucia la pregunta sobre la fecha en la cual podría ver otra vez a su amado.

Dos meses habían pasado en una tortuosa ansiedad, hasta que finalmente Choromatsu le dio permiso para ver a su hermano, al momento de saber esto el ojicarmesí comenzó a llorar de la emoción, quizás no habían pasado más de seis meses sin Karamatsu, pero ese tiempo sin verle se había sentido como una jodida eternidad en un infierno que no parecía tener fin.

Una semana después, ese día tan ansiado había llegado por fin, el mayor pasó a buscar a Karamatsu en su auto para dar un paseo, sus manos temblaban y sudaba frío, apenas encontró dentro de sí el valor necesario para golpear a la puerta de la casa que alguna vez también fue su hogar, minutos después esta fue abierta lentamente por el ojiazul, el cual desviaba la mirada para no ver de frente a su ex.

-Hola, ha pasado tiempo ¿Cómo has estado?- preguntó de manera nerviosa el mayor ante el mutismo del otro.

-Bien, dentro de lo posible ¿y tú?- respondió el ojiazul, haciendo el primer contacto visual con el contrario después de tanto tiempo, para luego volver a apartar la mirada y ver con interés el pavimento al no ser capaz de soportar esa mirada de aquel que había amado con todo su ser.

I found you, againDonde viven las historias. Descúbrelo ahora