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Y esta es la noche, que ama hacerme sentir sola.

Son sólo ladridos en lo desconocido y una brisa pasajera. Un auto ronda a lo lejos y se logra escuchar mi suspiro dirigido a la inmensidad nocturna.

Una tenue luz ilumina desde la acera, atraviesa mi ventana y las cortinas y penetra una en la habitación. Todo calla, menos mi mente que se alborota con cada sonido y con cada pensamiento, recuerdos pasan y me queda esa sensación de soledad, de pequeñez ante el mundo.
Las estrellas, el cielo, el infinito, ¿es necesario pensar tanto? ¿Soy real?
No puedo dejar de pensar en lo ínfimo de mi ser frente al cosmos, frente al cielo, a una estrella, a alguna pequeña luz que puede dejarme sin dormir durante la noche.

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