—Con permiso —llamó su atención la blonda, entrando a la habitación con una bandeja de comida (que Reiji le dejó preparada, pero aclarando que sería “solo por esa vez”)—. Traje la cena, August.
—¡Si! —festejó con una sonrisa, pronunciando nuevamente mal la letra "s".
Yui se acercó con la bandeja en mano con una sonrisa, pero se vió interrumpida.
—Emm... Necesitaría que hagas espacio, por favor —dijo al notar todos los juguetes desparramados en la mesa.
—Caro, caro —aseguró asintiendo, tomando una de sus remeras para reposar los juguetes en ella, y así facilitarse el transporte de los mismos hasta una estantería. Extendió su mano invitándola a la mesa—. Pase seoita.
—Gracias, bombón —le respondió con una sonrisa cautivada: era el Sakamaki más dulce y agradable que había conocido ¡Y ensima la trataba así a las horas de conocerla! Lo que tardó para que Reiji la tratara dulcemente... Solo esperaba que con el tiempo sus experiencias no lo cambiaran—. Te traje un poco de mostacholes con salsa de carne.
Le sirvió en la mesa dicho plato —que era de plástico, porque sabía que Reiji ni muerto le daría de su vajilla—, junto con un tenedor de metal y un vaso de plástico servido con agua. Se sentó en frente de él y vió que la mesa le quedaba un poco alta para su altura.
—Espera, levántate un segundo, por favor —llamó su atención Yui, el niño se levantó confundido, y la blonda agarró un par de almohadones para colocarlos sobre la silla; luego tomó por debajo de los hombros al niño y lo sentó de nuevo—. Ahora sí.
Prosiguieron a comer en silencio, la rubia solo se limitó a observar al pequeño pelinegro comer la pasta que tenía servida, la verdad era que le parecía adorable que tuviera un poco machada la cara con salsa. Observó con detalle la habitación, y era totalmente como el primer vistazo que tuvo: no apta para un niño. Era muy aburrida, y no tenía ni un poco de vida, bueno, como casi todo en la mansión.
— ¿Cuantos años tienes? —le preguntó. El niño lo miró—. Yo, por ejemplo, tengo 19.
—Zses anios —dijo remarcando una “i”, en vez de pronunciar una “ñ”; también mostrándole con los dedos el número dicho.
—Entiendo —respondió luego de pensar y acomodar las letras. Se quedó en silencio para continuar meditando, buscando una respuesta a lo que no había ninguna.
No entendía por qué lo trataron tan mal en su primer encuentro, sabía que ellos no se tirarían a besar y abrazar a su pequeño hermano que no veían hace mucho; no era estúpida, conociéndolos nunca lo harían... pero tampoco debieron haberlo tratado como lo hicieron. Que sea un niño con dificultades no les daba ningún derecho a tratarlo de esa manera.
Luego de unos minutos al ver que él terminó con su comida y ha Ia empezado a bostezar comenzó a juntar sus platos.
—¿Por qué no te vas acostando? Yo te apagaré la luz —aseguró.
—Pepena —la detuvo y señaló una estantería donde solo Yui alcanzaba—. Pi pantaon.
—Claro —dijo y tomó el pantalón pijama del niño, era color ocre con finas rayas naranjas y rojas.
Se lo extendió y vió como luego de sacar un peluche de su mochila subió a su cama, para luego cambiarse de pantalón. La rubia al notar que no tendría otra necesidad comenzó a retirarse.
—Espero que hayas disfrutado la cena, nos vemos mañana en el desayuno. —Le sonrió luego de observar que junto a él había un perro de felpa blanco, que lo identificó con Snoopy. Sonrió por lo adorable que se veía, ya que lo arropaba junto a él—. Buenas noches.
—Bona oche —fue lo último que escuchó luego de cerrar la puerta y apagar la luz.
Un nudo se formó en su garganta.
Porque la peor parte, era que en el fondo sabía que lo que pasó ese día solo era el principio de los maltratos que ese niño recibiría de sus hermanos.
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Diferente「Diabolik Lovers」
FanfictionーEres un estúpido que ni siquiera debería haber nacido, solo ensucias el apellido Sakamaki. »Maldito mocoso retrasado mental. Donde los Sakamaki tienen un hermano menor que es diferente a ellos... y no toleran su presencia; todo lo contrario al peq...