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Un día nuevo era, casi dos semanas habían pasado de que August había llegado a su antiguo hogar y Yui procuraba que su estadía fuera lo más agradable posible

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Un día nuevo era, casi dos semanas habían pasado de que August había llegado a su antiguo hogar y Yui procuraba que su estadía fuera lo más agradable posible. Eran aproximadamente las diez de la mañana, y por lo que había visto en ese tiempo el niño usualmente se despertaba poco después de esa hora, por lo que procuraba a tener un desayuno listo para ambos.

En esos días no se le ocurrió para hacer más que interactuar con el pequeño e intentar identificar sus pronunciaciones a los objetos cotidianos. Descubrió que al niño le fascinaban las locomotoras, y que tenía una pequeña valija con vías para encastrar y armar caminos, además de sus extrañas piezas de rompecabezas que formaban volúmenes. No le gustaba mucho dibujar, y al parecer solo sabía garabatear su nombre, dejándole huecos vacíos en el día, ya que su intención inicial era entretenerlos con eso.

Fue bastante gracioso para Ayato —que pasaba por allí en el acto—, el verla sonrojada y desviando la vista mientras la primera vez que el pequeño se bañaba allí le lavaba el cabello desviando la vista; obviamente solo se rió y no la ayudó, al contrario, tiró un comentario reacio sobre que el niño no se bañaba solo... Como si para un niño de 6 años fuera tan fácil; Yui solo se mordió el labio y cerró la puerta en su rostro sin importarle los reproches del contrario.

Una cosa muy importante que había logrado —por cierto, gracias a haberse contactado Ruki—, fue haber contactado con una fonoaudióloga que evalúe su estado psicológico, deseando que Reiji esté equivocado; y con la cual tenían turno esa misma tarde. Hablando del de lentes, no se habían vuelto a dirigir la palabra, incluso en algunos momentos intentó entablar conversación con ella sobre cualquier tema, pero lo ignoró en dichas oportunidades... De momento no quería saber nada de él.

Caminó por los pasillos de la mansión con la bandeja con bocadillos en mano, al ser de día unos rayos de sol se filtraban por las cortinas, dándole una sensación molesta... Que raro le era volver a llevar una rutina diurna. Entró a la habitación del pequeño y con cuidado lo despertó, aunque le dio un poquito de penita hacerlo, ¡Se veía tan adorable durmiendo con su peluche de Snoopy abrazado! Pero debía hacerlo, tenían una consulta que según el Mukami mayor no fue fácil de conseguir, ya que en el campo psicológico era una sección muy demandada.

—Buenos días —lo saludó al verlo abrir los ojos luego de moverlo despacio.

—Oeno ía —“respondió” frotándose los ojos, Yui lo ayudó a bajar de la alta cama juntos se sentaron en la pequeña mesa a desayunar.

—Hoy iremos a ver a una señorita —recordó por si se había—, por lo que me dijo Ruki-kun ella jugará contigo un rato.

—¿Omo ua amia? —preguntó.

—Supongo que si, como una amiga —repitió, le habían dicho que el corregir sus frases mal dichas podría ayudarlo a saber cómo realmente se pronunciaban.

La verdad es que le debía mucho a Ruki-kun, en esos pocos días se había encargado, por petición suya al conocer sobre el nuevo integrante, la asistencia que Yui demandaba para él, aconsejandola al haber investigado sobre el tema. Se encontraron el día anterior en el jardín trasero donde el pelinegro le dijo todo lo que supo e investigó... Y eso no pasó desapercibido por Reiji, que permaneció en silencio.

—✴—

—Vamos —dijo cerrándole la chaqueta a August, el frío se comenzaba a sentir en el ambiente por el fin de año que estaba próximo. Abrió la puesta dispuesta a salir.

—¿A dónde vas? —exigió saber una vos a unos pasos de ella.

—Hoa —saludó una pequeña mano que fue ignorada.

—Saldré un rato —respondió cortante.

—Recuerda lo que te había dicho: no puedes salir sola sin ninguno de nosotros.

—Supuse que eso había finalizado cuando nos habíamos comprometido... Pero bueno, aún así no estoy rompiendo ninguna regla —dijo sincera—, quieras o no, él es un Sakamaki y comparten la misma sangre: así que sola no estoy. —Tomó la mano del pequeño bajo la mirada del mayor—. Si me disculpas, me retiro.

La rubia salió de la mansión luego de cerrar la puerta tras de si, dejando a un silencioso Reiji que fruncía los labios.

—Como odio cuando mis hermanos tienen ese estúpido hobbie de quitarme lo que quiero.

Oh, pero esta vez sería distinto, no perdería como lo hizo contra Shū, lucharía por lo que le interesa... Incluso si eso significaba que debía pasar tiempo con la cosa que más le desagradaba.

Todo por Eva.

❝Y para cuando quisiste darte cuenta,
ya lo habías cambiado al punto de
que él haría lo que sea por ti.❞

❞

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