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—Kachiku —llamó su atención el mayor del clan Mukami acercándose a la joven que estaba sentada en la banca de un parque, observó a sus alrededores—, ¿Donde está el niño?

—Jugando en un columpio, por allí —señaló con su cabeza, sin despegar la vista del suelo.

—¿Qué te han dicho? —preguntó el pelinegro interesado, sentándose a su lado.

—Pues... Demasiadas cosas. Además de la fonoaudióloga estuvo presente una psicóloga, que luego de ambas escuchar todo lo que sé sobre August y pasar un rato con él llegaron a la misma conclusión de Reiji.., por lo que el niño tiene un retraso madurativo en el habla producto del miedo que sufrió en su niñez.

—Entiendo... ¿Y ahora qué harás? —consultó sin mirarla—, supongo que intentaras tomar manos en el asunto.

—Si... La fonoaudióloga me dió unos ejercicios para que ponga en práctica con él, y con urgencia me dijo que lo inscriba en un pre-escolar, exactamente como tú dijiste.

—Sobre eso, encontré uno con bacante e integración para este tipo de casos, pero necesitarás un certificado para que lo acepten con una acompañante; deberás ir a hablar pasado mañana.

—¿Tengo que llevarlo? —consultó—, nunca he inscrito a nadie, así que no tengo idea de cuál es el sistema.

—No, no me hablaron sobre eso, aunque es probable que te pidan que lo lleves otro día para que conozca a la maestra, pero ya te lo dirán ellos —aclaró mientras cruzaba sus piernas—. Cambiando el tema, ¿Cómo lo haz visto relacionándose con otros niños de su edad?

—Pues... La verdad es que no muy bien, —hizo una mueca—, pero no de parte suya como rechazo, es de los niños con los que se encuentra.., prácticamente como en casa lo molestan, en este caso porque no pueden comunicarse de forma correcta.

—¿Como ahora? —consultó viendo a su costado y llamando la atención de Yui; unos niños (que tendrían al rededor de 9 o 10 años) le habían sacado su pequeño auto de juguete y lo habían lanzado lejos para que vaya a buscarlo, y así al volver viera como ellos habían ocupado entre risas y burlas el columpio que hasta hace segundos él usaba.

Frunciendo los labios Yui observó al pequeño haciendo una mueca triste, pidiéndoles a su manera que le devolvieran su lugar, ganándose que le tiren arena en el rostro.

—No debes interferir, las cosas de niños las resuelven entre ellos —aclaró el mayor, sin verla ya sabía que ella estaba frunciendo los labios con los puños apretados.

Estaba frustrada, furiosa, triste e impotente.., emociones que nadie más que ella lograría entender.

Pero, ¿Qué podía hacer ella? Eran niños, con una deplorable educación de su casa, que no entendían que con eso estaban destruyendo al pobre pequeño que pasó de buscar la inclusión social a la tranquilidad sin molestias. No sabía qué hacer, le dolía verlo así de vulnerable, y con el enojo que llevaba dentro tal vez no saldría lo mejor de su amable persona. Era complicado, se había encariñado mucho con el niño, y su empatica personalidad no dejaba pasar estas cosas por alto.

Se levantó de su asiento y se dirigió seguida de Ruki hacia el pobre niño que había vuelto de buscar nuevamente su auto de juguete—que habían vuelto a lanzarle lejos para que no molestará y se alejara—, y se dirigió a los niños que reían, que al ver que August estaba acompañado de dos mayores cambiaron el semblante.

Tantas cosas quería gritarle a esos niños: que no deberían ser así con él, que lo molestaban sin razón, que no eran justos porque no les había hecho nada...

Tantas cosas que nunca podría decir.

Tantas emociones que nunca podría gritar.

Mordiéndose la lengua tomó la mano de August y se dió media vuelta. No le gritaría a unos niños maleducados, iría en contra de sus principios.

—Vamos August, no valen la pena —comentó para ser escuchada por los otros, conteniendo la respiración. Comenzó a caminar sin soltar la pequeña mano que temblaba.

Quería llorar, pero sabía que no era ni el momento ni el lugar.

Ruki se giró hacia ambos niños y los miró desinteresado.

—Quien diría que serían tan estúpidos para aprovecharse de alguien menor a ustedes y que se encuentra en una situación más vulnerable; que poco hombre —les dijo mirándolos altanero, Yui no detuvo su andar—. No, que poco humano.

「❦」


—Gracias por todo, me haz ayudado demasiado —le dijo mientras ingresaban a los terrenos de la mansión, estaba anocheciendo y sabía que los Sakamaki estaban comenzando su día, por lo que quería que se vaya pronto para no generarle conflictos.

—No es nada, siempre estaré para ayudarte, Eva —miró hacia su costado notando a una mirada desde la ventana, sabiendo que él intentaría acercarse más a ella por celos...
dos pájaros de un tiro—, para lo que lo necesites.

Sólo esperaba que Adán no fuera tan idiota como para dejarse consumir por su propia envidia, para ayudarla a controlar sus emociones... y no dejarla caer en la frustración de la depresión.

Alyss

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⏰ Última actualización: Dec 07, 2017 ⏰

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