El perfume de JungKook me llegó hasta el profundo de mis pulmones y salió con un suspiro.
Entramos en mi habitación y cerré la puerta para que nadie viese al segundo chico entrar en el cuarto.
JungKook no paraba de mirarme, como si quisiese leerme la mente en ese instante. JungKook si me escuchas, eres un tío muy simpático y no me creo que Jimin diga esas cosas sobre ti. A parte, eres muy guapo y he visto tus abdominales más de una vez.
Nos sentamos en la cama, y yo me tumbé en la espalda. El chico paró de observar y se dispuso a mirar el techo.
-Bueno, ¿dónde quieres ir?- me preguntó muy bajito, que ni siquiera lo escuché bien.
-¿Perdón?- me disculpé y me acerqué bastante a él para que volviese a repetir lo que había dicho. El chico se ruborizó hasta las orejas y se apartó para que no me diese cuenta. Se relamió los labios y repitió.
-¿Dónde quieres ir?
-Ah... bueno... ¡ya sé! Podríamos ir al cine, por ejemplo. - dije emocionada.- Han sacado una película de terror que se llama "IT" y quiero vérmela ya.
-¿Conque una de terror, eh? Vale, dos podemos jugar a este juego. ¿Quién chillará más, tu o yo?- dijo con picardía.
-Tu, eso está claro.- le contesté.
Se rió de una forma maléfica suficiente para darme miedo y se levantó para dejarme cambiarme de ropa. Me empecé a cambiar.
Cuando me puse la sudadera, me acordé de algo y me sonrojé muchísimo. Se me había olvidado por completo que Jimin estaba en el armario, y que el armario tenía rejas.
Jimin, como no hayas cerrado los ojos a tiempo, te juro que te mataré.
Con mi cara ensombrecida me acerqué al armario y abrí de golpe la puerta.
Jimin se estremeció con mi brusquedad y me miró a la cara.-Joder, Polina. Serás capulla... casi me da un infarto.- dijo esté agarrándose la parte izquierda del pecho, donde se encontraba el corazón.
-JungKook está esperando fuera y tienes que seguirnos para descubrirle. Pero que no se de cuenta.- le dije sin mirarle a los ojos y me fui para encontrarme con el segundo chico, que estaba sentado en el sofá del salón, observándolo todo.
Me acerqué a él y los dos salimos de casa. Cuando estábamos ya en el cine, vi el pelo rosa de Jimin asomarse por la entrada y quise distraer a JungKook.
-¿No te importa que te llame Kookie?- pregunté con mi más adorable sonrisa.
-E-eh... n-no... p-para nada.- dijo este sonrojado.
JungKook, deja de ser tan perfecto.
Me estoy enamorando y nos es parte del plan. Pero... ¿espera que plan? Este rollito de canela no puede ser un secuestrador maniaco que viola chicas, no, no. Es un chico perfecto.
Jimin tuvo una novia, y yo también quiero ha alguien. No es para hacer a Jimin celoso pero... yo también tengo derecho ha amar.Sintiéndome satisfecha del acuerdo al que acabo de llegar conmigo misma, miré a JungKook. Este me observaba en silencio y cuando me giré para verle, volteó su cabeza a otro lado. Cree que no me había dado cuenta, que inocente.
Entramos en la sala y nos sentamos en la fila del medio.
Me puse mi sudadera rosa y empezó la película. Pero antes, quise comprobar que Jimin estaba en la sala. Lo vi al fondo y me saludó con la mano. Yo le correspondí al saludo.-¿A quién saludas, Polina?- me preguntó Kookie.
-Ah, a una compañera de clases.- dije disimulando demasiado bien.
La película comenzó y la verdad es que no dio tanto miedo. Mi compañero y yo no paramos de reírnos de las caras de los demonios.
Sinceramente, eran demasiado graciosas para dar miedo. Así que mientras toda la sala gritaba aterrorizada, de fondo se podía escuchar nuestras carcajadas.***
Me lo pasé muy bien con JungKoon esa tarde, y se me olvidó completamente de Jimin.
Después del cine fuimos a dar una vuelta por el parque de la ciudad.
Todo estaba muy silencioso y calmado.
Obtuve la paz interior que desde hacía mucho tiempo no tenía.En cambio, JungKook estaba nervioso y evitaba hacer contacto visual conmigo.
-¿Qué te pasa, Kookie?- pregunté al chico.
-¿E-Eh? Nada, n-no te preocupes. Oye, ¿te puedo decir algo?- preguntó él. En ese momento si que me puse nerviosa. Sabía a donde iba esta pregunta y será mejor que tenga una respuesta.
-C-claro. Dispara.- contesté. Él no dijo nada y simplemente se acercó más a mi.
Mi vista pasó de sus ojos a sus labios y en lo único en lo que pensaba era en poder saborearlos.
Me acerqué a él y el beso de produjo. Fue lo suficientemente dulce como para darme diabetes en ese instante, pero lo suficientemente intenso como para curarlo. Seguimos así cinco minutos seguidos y paré para coger aliento.-Wow...- dije yo, con la respiración entrecortada.
-Si...- contestó él.
Escuché un ruido en los arbustos y me acordé de Jimin. Debería de haberlo visto todo.
Simulé una llamada de mi padre y le dije a Kookie que tenía que irme ya.Caminé a casa y comprobando de que JungKook no estaba atrás, dije en alto:
-Ya puedes salir Jimin.
Escuché unos pasos acelerados detrás mío. Una mano cogió mi cintura y me dio la vuelta al cuerpo. Mis llaves cayeron al suelo y vi los labios suaves de Jimin justo enfrente de mí.
Me quedé mirándolo un buen rato y al final dije:
-¿Si, Jimin?
-¿Cómo que "Si, Jimin"?- dijo este con un tono de voz enfadado.
-¿Qué haces?- le pregunté.
-He tenido que ver como tu y tu "novio" os liabais. ¿En serio, Polina?- dijo él, dolido.
-Para empezar, JungKook no es mi novio. Para continuar, lo he hecho para que se distrajera, por que tú hacías mucho ruido. Y para acabar, él es un buen chico y no es un secuestrador como tu decías.- dije elevando mi tono de voz.
-No había necesidad de besaros, Polina...- dijo él triste.
-Si que la había. Si lo que querías era que te descubriera, tendrías que haber salido de los arbustos y decirle "Hola, os he estado espiando desde que salisteis de casa y creo que eres un secuestrador." y ya está.- dije enfadada.
-Pero...- empezó Jimin.
-¿"Pero" que, Jimin?- dije bruscamente.
-Bueno... supongo que es mi culpa.- dijo el chico.
-¿Tu culpa por qué?
-Por que te mentí con eso de que JungKook era un secuestrador.- contestó Jimin con voz culpable y con la mirada en el suelo.
-¿Pero que...?
-Quería que el que fuera a estar contigo fuese yo. Y no otro. Y por eso te mentí sobre JungKook. Salí con mi ex, por que os parecíais mucho en el físico, pero luego comprendí de que no eras tu. Me daba miedo decírtelo, por que llevamos siendo amigos toda la vida y que me dijeses que no lo iba a cambiar todo.
-¿Sabes que me has hecho mucho daño en los últimos meses, no?- dije un poco triste.
-Si, lo se. Lo descubrí muy tarde y lo siento muchísimo.
Un silencio incómodo se produjo entre los dos y nos quedamos mirando el suelo. No sabía como reaccionar, pero sabía la respuesta a su pregunta.
Cuando pensé en tener derecho a amar, me refería a Jimin y ahora que lo dice él, me suena a cuento chino.
Lo único que se escaparon de los labios de Jimin fue:-¿Saldrías conmigo?