03 | Peligro en los Barrens

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Samantha había terminado su último exámen del día, se disponía a recoger las pocas cosas que quedaban en su casillero, seguramente pasaría un verano aburrido en casa o iría a las canteras, amaba caminar por el acantilado o lanzar rocas, su padre le había regalado una resortera para que practicará su puntería pues lanzar dardos ya no le divertía, a menos que tengan la cara del grupo de Bowers.



En pocas horas sería libre de aquella cárcel que llamaban escuela, detestaba las miradas indiscretas, los murmullos sobre lo ocurrido en su familia ¿Qué no tienen una vida propia? Por eso se alejo de todos, al parecer les daba igual que alguien desapareciera «Era normal» Pero que alguien se suicide era noticia. Tras lo ocurrido se volvió más huraña, por lo cual no se le acercaban, se refugió en libros sobre ocultismo y entes sobrenaturales, tratando de encontrar algo sobre «Eso» Debido a su nuevo interés y volverse solitaria la llamaban rara o lunática.




— Patético... — susurra con amargura. Sin embargo, mientras guardaba sus libros, un rubio de mirada maliciosa la empuja contra su casillero provocando que estas terminen en el suelo — ¡Imbécil!

— Que carácter. Oh pero si es la rara — dijo con burla




Genial, era Henry Bowers, el bravucón de la escuela, pensó Sam.



— ¿Qué quieres, Bowers? — pregunta ácida mientras Henry observa detenidamente sus cosas, entre ellas algo llamo su atención.

—¿Fausto? — arquea una ceja al leer el título de un libro.

— Wao sabes leer, eso sí es una sorpresa.

— ¿Qué dijiste perra? — espeta golpeando con enojo su casillero, la azabache no pudo evitar temblar ante aquel contacto, podía sentir su mirada amenazante sobre ella — No olvides quien manda aquí, Sam.






💥 Bang, Bang 💥






— ¡Tozier! — exclama enfurecida una maestra.

— ¡Lo siento, maestra Martín!





Sam y Bowers voltean a ver de dónde provenía aquel ruido, el de lentes  había hecho un gran alboroto tras una de sus llamativas imitaciones junto al tartaja, atrayendo así la atención de los profesores que estaban alrededor, esto provocó que Bowers se alejara.







— Oh, tus salvadores. — dijo con burla

— D-d-dejala en paz, B-Bowers

—P-P-Por a-a-hora, Tartaja — bufó el mayor se marchándose empujando a ambos chicos en el camino para reunirse con el resto de su grupo.

—¿E-estás b-b-bien, Sam? — preguntó

— Sí, gracias — observa al de lentes — a ambos, supongo.






La azabache nunca creyó que  Tozier pudiera ser de ayuda algún día, menos que la salvará de Bowers. Es decir ¡El chico apenas se salvaba a si mismo!.




— Ten — dijo Bill levantando el libro  de su amiga, al verlo el de lentes se sorprende, ¿leía a Fausto? No pudo  evitar quitarle el libro a su amigo, por lo que alcanzó a leer se trataba de un hombre que hacía un pacto con un demonio.

𝑅𝐸𝑉𝐸𝑁𝐺𝐸🎈 •| 𝓡𝓲𝓬𝓱𝓲𝓮 𝓣𝓸𝔃𝓲𝓮𝓻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora