𝑅𝐸𝑉𝐸𝑁𝐺𝐸🎈 •| 𝓡𝓲𝓬𝓱𝓲𝓮 𝓣𝓸𝔃𝓲𝓮𝓻

Epílogo

[Cuando hay amor de verdad, no importa dónde estén tarde o temprano se encontrarán]

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27 años después

Eddie caminaba por un espeso bosque, no entendía como podía estar ahí. Lo último que recordaba era el rostro lleno de lágrimas de Richie y los chicos, Eso lo había herido de gravedad pero pudieron eliminarlo. Por fin habían acabado con la maldición de Derry pero él no podría volver. No entendía como había llegado a ese lugar, grande fue su sorpresa cuando vio su reflejo en el lago, ya no era un adulto, había regresado a su edad de 13 años.

— ¿Pero qué...

— ¿Eddie?

El asmático giró su vista hacia aquella voz, algo en ella le resultaba conocida.

— ¡Samantha!

— Llegaste — sonríe de lado un chico de ruloso cabello

Eddie no podía salir de su asombro,  frente a ellos estaban Samantha y Stanley.

— ¿Esto es un sueño?

«No lo es, Eddie»

Aquella voz era de la tortuga que emergia lentamente de las profundidades del lago, era enorme pero desprendía un aura muy tranquila.

— ¿Qué es este lugar?

— Nuestro propio cielo — dijo  Samantha acercándose a él —  te eh echado de menos, Eddie

— Nosotros a ti — respondió tratando de contener las lágrimas no pudiendo evitar abrazar a su amiga.

— Me alegra que mi resortera haya podido ayudar a Marsh. — contesta regresando aquel abrazo — ...nos preocuparon mucho.

En ese momento se acercó el judío algo apenado, aún lucia como un chico de 13 años, estaba ruborizado cuando tomó del hombro a Eddie.

— ...Lamento haberlos dejado.

— Stan...

— Les fallé, no cumplí mi promesa.

Eddie lo abrazó fuertemente, era cierto que el judío los había dejado, suicidándose al enterarse que Eso había vuelto.

— ¿Por qué tenemos esta apariencia? —  preguntó Eddie

— Porque es la etapa más feliz que recordamos. — sentencia la azabache — además no somos los únicos que estamos aquí.

Eddie observó el otro extremo del bosque donde señalaba con la mirada su amiga, en aquel punto yacían jugando Rebeca y Georgie, a su lado estaba Dante saludando.

— Todos estamos unidos por un lazo inquebrantable.

[...]

Samantha observaba a los demás sentada a la orilla del lago, a su lado estaba la Tortuga.