Capítulo 6

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- No te observé mientras te duchabas. Esperé en tu habitación- bajé la ventanilla del copiloto-. Todo el tiempo.

Sonreí.

- Te creo.

- Y lo siento por leer tu libro sin permiso.

- Intentaré olvidar eso- me detuve a pensar un momento-. La comida ayudará- Esta vez fue él quien sonrió.

- Eres única Lizzie- me aclaré la garganta y mantuve la vista al frente.

- Sabes que las clases empiezan mañana, ¿ Verdad?

Reí.

- Lizzie, hablo en serio.

- No

- ¿No?

- No- El chico negó con una sonrisa en sus labios. Sabía que mi actitud de negación era infantil, pero no era simple capricho, la universidad era un lugar completamente nuevo para mí. No conocía a más de cuatro personas y aunque eso, según Alice, era un privilegio, me negaba a la idea de sociabilizar desde cero. Finalmente suspiré abatida-. Eso explica que me hayan enviado el horario definitivo ayer.

- Algunas asignaturas las comparten entre distintas carreras. Vas a correr sangre en el momento en que tengas que decidir si sentarte con Alice o mi hermana.

- ¿ Por qué?

- Digamos que Greta no habla mucho con Alice y está convencida de que ocultas un monstruo carismático y extrovertido dentro de ese disfraz de chica tímida- reí para dar énfasis mi credulidad-. Está realmente convencida... y yo también- intenté restarle importancia observando a la mesera que colocaba dos vasos de jugo sobre nuestra mesa, pero él continuó-. Creo incluso, que ahora mismo mueres por contarme tu vida, pero temes que no sea lo correcto- finalizó sonriendo con suficiencia-. No hay otra razón.

- Sí la hay.

- ¿Sí? te escucho.

- No quiero hablar contigo- intenté mantenerme seria mientras veía su expresión de total confusión-, ya sabes, soy bastante selectiva.

No pude evitar echarme a reír al advertir su desconcierto. Era demasiado seguro de sí mismo.

- ¿ Por qué?- Exclamó con una mano en el corazón. Como si hubiera herido su ego irreparablemente con mi confesión.

- Okey, quizás un poquito- dije levantando mi pulgar e índice juntos. Una tímida sonrisa se depositó en sus labios.

- Confórmate con eso.

- No me considero un ser conformista, Liz- Me desafió sin apartar sus ojos de los míos.

" el azul de esos ojos van a matarme" Pensé al advertir el poder que su mirada tenía sobre mí.

En un arrebato infantil, le saqué la lengua, provocando que Chris riera y moviera la cabeza, incrédulo.

- Tomaré eso como un reto, pequeña.

Arrugué mi nariz al sonreír.

¿ Qué diablos me hacía este... chico? Sí, era totalmente normal... no es como si no hubiera conocido alguno guapo antes. ¿ Cómo explicaba entonces que fuera capaz de encoger mi corazón de esa forma?

Pocas veces ocurre, pero cuando lo hace, detenerse es imposible: Conoces a alguien, tu estómago da vuelo y, peligrosamente, comienzas a acercarte y eres descubierta. No hay forma de volver atrás, quieres que te conozca. Pues bien, es lo que sucedió con Chris.

Mientras comíamos, le conté de mí, mis extraños gustos y mis ambiciones futuras. Fue así como llegué a hablarle de mi carrera y el de la suya. Me dijo que estaba en su segundo año de derecho y que la universidad brindaba posibilidades de trabajo en el extranjero, así que tenía que esforzarse.. y yo también, porque no le gustaba viajar solo- sus palabras no las mías.

Esa noche corrí de un lado a otro ordenando las bolsas de compra que Ingrid me dejó aquella "tarde de chicas".

Recosté mi cabeza sobre la almohada cerca de media noche. Las clases empezaban a las 10 am, y considerando que el castillo se encontraba en la periferia de la ciudad y la universidad al centro, debía dormirme y levantarme temprano. Eso intentaba hasta que alguien llamó a mi puerta.

- ¿Lizzie?

- Pasa- dije levantándome y arrepintiéndome de inmediato.

- Podría comprarme uno igual- propuso señalando mi pijama de jirafa.

A mi parecer, era lindo. No para mostrarlo en público, pero el conjunto- el pantalón corto era una especie de animal print de jirafa rosa y en la polera, se erguía orgullosa la cabeza de esta- me encantaba. De todas formas, volví a meterme en la cama.

- ¿Chris?- dije con un deje de enfado para ocultar mi vergüenza-, comienzas a ser mi sombra- bromeé, pero él no se lo tomó de la mismo forma y la anterior sonrisa se esfumó de su rostro.

Carraspeó y continuó hablando.

- Venía a darte unos avisos...- dudó un segundo- de interés público: primero, recordarte que el baño estará ocupado de 7:30 a 8:00 y, segundo, que puedo llevarlas a ti y a Greta a la universidad... si quieres- agregó inseguro.

- Sí quiero- respondí sonriendo, pero él solo asintió y salió de la habitación, dejando notar su ausencia.


Una Noche de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora