Capítulo 4

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Después de comprar todo lo, según Ingrid, "necesario para una buena estudiante", incluyendo una laptop de exorbitante precio, nos acercamos a un local de comida rápida para almorzar.

- Es mi gran secreto-dijo en un fingido susurro-. Eso de comer pequeños platitos de comida compleja aburre a cualquiera, yo prefiero unas papas fritas, una hamburguesa y una gaseosa gigante.

Reí sorprendida. Eso no me lo esperaba.

- Y ahora que lo sabes...tendré que matarte- Dejé de reír-. Es broma, ahora que lo sabes. ¿ Pides tú por mí? Yo voy a reservar alguna mesa para cuatro...¡tenemos muchas bolsas!- añadió mientras se alejaba con el carrito. Yo solo moví la cabeza, divertida.

- ¿ Puedes decirle a Chris que venga a ayudarnos?- dijo en cuanto apagó el motor junto a la casa.

- ¿Dónde está?

Respondió como si fuera demasiado obvio.

- En su habitación.

No quería ir, sentía que era una extraña dándole órdenes al dueño de casa, sin embargo, asentí y subí las anchas escaleras que daban al segundo piso. Me acerqué a su puerta dispuesta a llamar, pero unas voces me detuvieron, una de ellas era de Chris, la otra, una enfadada voz femenina.

- ¡ Se llevan horriblemente mal, pero pasan todo el día planeando cosas juntos y jamás estoy invitada!- yo bajé el brazo que antes tenía preparado para golpear la puerta, pero en cambio, golpeé el pomo y la chica se detuvo. Pensé que me había escuchado, pero continuó-. No me mires así, no estoy celosa- "no sabía que tuviera novia" pensé-, es solo que se hace la desentendida y me pregunta por qué me alejo tanto...¡Chris! Ni siquiera me estás prestando atención.

- Y no lo haré hasta que te des cuenta que es una estupidez. Entiende: ella tiene razón, la que se ha alejado de nosotros, voluntariamente, eres tú.

- Ustedes me ocultan algo. No sé qué es, pero tarde o temprano me enteraré y no será nada bonito. Para nadie.

- Greta..." Es su hermanastra" pensé aliviada-. ¿Lo hablamos después?, solo te diré que...

- ¿Son cosas de grandes?- lo interrumpió con la voz a punto de quebrarse-. ¡ Tengo 17 años! Esto me aleja de las personas que quiero. Chris, esto no era así antes, ¿ Te acuerdas?

Se hizo el silencio y yo me alejé de la puerta, hacia las escaleras, pero el chico salió de la habitación observándome, analizando cuánto había escuchado. Permanecí inmutable.

- Por fin te encuentro, Ingrid te llama- acto seguido, me di la vuelta y caminé confiada en que me seguía. Estaba segura que ni siquiera tenía sospechas de que había estado espiando su conversación. Que de algo sirviera mi habilidad para mentir.

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Podría acostumbrarme a esto: una sala con un televisor gigante, un mueble en la cocina llena de comida basura y una cuenta Premium en una plataforma de series y películas. Había terminado recién una, ya era tarde y estaban todos dormidos. Así que subí despacio y recorrí el pasillo para llegar a mi habitación. De noche se veía aún más hermoso, con sus altas ventanas en el lado izquierdo, que dejaban filtrarse la elegante iluminación de la luna. Era simplemente increíble. Sin embargo, tres puertas antes de la mía, me detuve conmovida por un sollozo y me acerqué para ver qué ocurría.

- "Deberías dejar de meterte en asuntos ajenos"- susurró una vocecita dentro de mí, pero no le hice mucho caso.

- Esta vez no cuenta como espiar- dije apenas moviendo los labios mientras golpeaba la puerta.

-¡Vete!- Gritó la chica, entre sollozos.

Abrí la puerta, como siempre, sin saber por qué lo hacía- supongo que la impulsividad siempre ha sido mi gran defecto-. y caminé a tientas por la oscura habitación.

- ¿ Qué quieres?- dijo revolviéndose incómoda sobre la cama y secando sus mejillas con la manga de su suéter.

- ¿ Estás bien?- no me respondió.

- Eres la nueva.

-Me llamo Elizabeth- me presenté consiente de que no era un buen momento-. puedes decirme Liz- intenté nuevamente, pero ella permaneció en silencio-. ¿ Puedo sentarme?

Se tendió sobre la cama y asintió con la cabeza rompiendo a llorar. No supe qué hacer, en otras circunstancias la habría abrazado, pero resulta que nos acabábamos de conocer y la situación habría resultado bastante incómoda. Sin embargo, para mi mala o buena suerte, se detuvo de golpe y dijo:

- Sé que escuchaste la conversación que tuve con Chris- tragué saliva, incómoda, mientras la chica se levantaba y se sentaba a mi lado-. Tranquila, él no sabe. Me ha intentado convencer de que acababas de llegar cuando él salió, pero yo escuché el golpe.

- Lo siento, venía a pedirle que bajara, no quería interrumpirlos- mentí.

- Tranquila, Liz- sonrió. No me había creído ni una sola palabra-. Facilita las cosas ahora que llegas en medio del mar de lágrimas que tengo en mi habitación- dijo mirando a los pañuelos usados esparcidos junto a su almohada-. Ya no vas a preguntarme el por qué... y eso es bueno.

- Supongo que como alguien totalmente ajeno a tu vida, tampoco habría tenido el derecho de hacerlo.

  Créeme, hay gente que, en tu misma situación, cree que si lo tiene- miró hacia la puerta y yo seguí su mirada- y es irritante.

_ ¿ Lizzie?

Observé mi pies, buscando una excusa para estar ahí. Miré a Greta pidiendo ayuda, pero ya se había recostado y cubierto con las sábanas.

- Vamos- susurró él.

Caminamos hasta mi habitación sumidos en un incómodo silencio que decidí romper.

- Llegué casi al final de la conversación. Solo oí que te decía que algo no era como antes, me aleje de la puerta y entonces saliste- asintió alternando su mirada entre mis ojos y el pomo de la puerta-, podrían haber sido cosas muy... privadas, así que pensé que lo mejor era decirte todo lo que escuché- las comisuras de sus labios se curvaron hacia arriba, formando una sonrisa que logró hacer temblar la mía.

- Gracias.

- ¿ Gracias por ser menos metiche de lo que pensabas?

- No, por ayudar a mi hermana- aclaró-. Eres una completa desconocida para ella y a pesar de eso, entraste a su habitación y...- se detuvo y dudó sonriendo-. Sí, eres una metiche.

Su teléfono comenzó a vibrar dentro del bolsillo haciéndome olvidar mis palabras.

- Ahora no- murmuró presionando el botón rojo en la pantalla-. La mitad de tus compañeros de universidad se han enterado de que vas a entrar, ¿ Sabes?- dijo con su mirada sobre mí, analizándome intensamente.

Bajé la mirada al suelo, incapaz de enfrentarla.

-Bueno, realmente solo tres. Brian y Alice son unos amigos. Brian va en mi curso, y Alice, su hermana, va en el de Greta...por ende en el tuyo- volví a mirarlo para comprobar que no mentía-. Organizaron algo en su casa e iba a ir con mi hermana, pero dudo que ahora quiera acompañarme- dijo jugueteando nervioso con sus manos-. ¿Tú quieres?

Tardé en responder, haciendo que el chico volteara a ver las escaleras...planeando su huida, creo.

- Brian quiere conocerte-dijo entre dientes, intentándolo por última vez.

Asentí con la cabeza.

- Bien, te espero en el auto- estoy segura de que casi voló hasta las escaleras.

Me cambié de ropa en cinco minutos y me maquillé en dos. Silenciosamente me acerqué a la habitación de mi madre. estaba roncando así que baje corriendo hasta la puerta principal, la abrí, y...oh oh: petrificada en el acto. "Maldito aire acondicionado". Dentro de la casa te encontrabas con una primavera artificial que te hacía olvidarte de que aquí, el verano había terminado hace una semana y las noches eran heladísimas. A pesar del frío, caminé segura de cada uno de mis pasos, abrí la puerta del copiloto y me senté junto a Chris.

- Vas a congelarte. sentenció en un tono burlón.

Mis temblorosos labios respondieron por mí.

- No, vamos.

El chico se encogió de hombros y encendió el vehículo.

Una Noche de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora