Saltos

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Los balcones son bonitos.

Tiemblas al verlos, ¿no?

Yo también.

A veces tan altos.

Todos los míos lo han sido.

¿Y los tuyos?

Cuánto más arriba estás más pequeñas son las personas.

Como hormigas, hormigas que se agrupan y caminan, o una hormiga perdida buscando su hoyo propio.

Nunca había sido mi lugar favorito, oh, pero ahora que lo pienso nunca he tenido uno...

Últimamente me gusta sentir el aire fresco y la luz solar. El frío que te dice "vete" y tu reniegas y disfrutas de la vista.

Ver esas hormigas es desconcertante.

¿A dónde van, de dónde vienen?

¿A dónde voy?

¿Escapan o persiguen?

Escapo.

Sufro de vértigo.

En los días grises sufro de ansia.

Hay muchos días grises este último tiempo, el temporal no parece mejorar, se acercan chubascos torrenciales.

Sigo perdida... ¿Qué me pasa?

Las hormigas viven ajenas a mi ojo vigilante pero es que verlas no me hace sentir nada, no hay peligro.

Una vez me dijeron que se pueden imaginar los pensamientos con colores.

Hay mucho gris, o quizás hoy a sido negro y mi paleta de blancos se ha oscurecido.

No hay rojo, no hay amarillo.

El azul si está presente, uno profundo y cristalino.

Nada de esto rima pero, ¿tiene que hacerlo?

Todos (o bueno, tú y yo) sabemos que nunca el oficio ha sido de rimar, solo de juntar palabras escupidas por mi cabeza perdidas en el mar de muchas mejores. Palabras que no serán leídas por nadie, más que por mí, porque son tan mías que nadie las entiende. Ni siquiera yo.

Hablando de palabras, y redundancia ninguna, las odio.

Las mías digo, no las de los demás.

Hablo mucho y digo poco.

Oh, y se me escucha menos.

Supongo que estoy hecha para callar pero nunca me he dado cuenta, y cuando lo hago, me duele.

Solo... no sé que decir.

¿Quién soy? Yo estoy hecha para escuchar.

Mi boca es una ametralladora y mis balas son tan... insignificantes.

Quizás yo soy insignificante.

¿Quizás?

Nunca supe mi miedo más grande hasta que tuve que darlo.

Me da miedo la oscuridad,

Las alturas,

Las muñecas macabras,

Los corazones rotos,

Las amistades cortas,

Mi forma de ser y un poco el futuro.

Pero mi peor miedo es el arrepentimiento.

Tengo miedo a arrepentirme.

¿No lo entiendes?

Me da miedo equivocarme y arrepentirme de haberlo hecho.

De hablar y arrepentirme de no haberme comido las palabras,

De querer y arrepentirme de no haberlo hecho lo suficiente. O demasiado,

De leer y arrepentirme de no haberlo hecho de verdad,

De llorar y arrepentirme de la razón,

De vivir y arrepentirme de como lo hice.

Lo peor de este miedo es que siempre me carcome. Cada vez que abro la boca o no, que una acción es malconcebida, extraña y tristemente recibida.

Esto está siendo demasiado largo y sin sentido.


Al menos esta vez cerré las puertas del balcón.

El rincón de mis desvaríosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora