🌱 n o m o r e🌱

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Me levanto, y me dirijo hacia la parada del bus, y es más que raro que Jimin no esté ahí. Decido llamarlo, así que saco mi teléfono, y le marco.

Un pip

Dos pip

Tres pip

Cuatro, cinco, seis.

Nada.

¿Se habrá dormido? Espero que no.

Sigo caminando, mientras suena Sunmi en mis oídos, y voy a pasos lentos, como si estuviera esperando a que llegue él. Pero no.

Llego, y me siento en nuestro banco, y en la calle de la que suele venir el, no hay nadie, solo niebla.

Algunas canciones pasan, mientras pienso, en lo lindo que puede llegar a ser él, aparte de enfermo claro, yo nunca había esperado algo así de un chico con esa tierna y dulce cara, y esa voz angelical.

Pero lo es, y así lo acepto. El me gusta bastante, creo que podría llegar a tener algo con él. No sé, podría acostumbrarme perfectamente a ese único y especial sexo.

Recuerdo el desayuno, ayer a la mañana, luego de la sesión de sexo a la luz del sol a través de la ventana.

Estábamos tan... Conectados. Sí, más que conectados, decíamos varias cosas a la misma vez, como si estuviésemos en sintonía. Y sí, sonreíamos ambos mostrando los dientes, y mamá siempre me dijo que es la sonrisa más sincera.

A Jimin se le quedan los ojos cerrados cuando sonríe de esa manera y por eso me encanta, me encanta, esa sonrisa, lo deja demasiado tierno.

El bus llega, y subo a él. Tal vez Jimin ya esté en el estudio.

En el viaje, tengo varios pensamientos, de cómo podría pedirle a Jimin que fuera exclusivo conmigo o que empezáramos a salir, porque es obvio que debe estar con otras chicas y hacerles estas cosas, supongo...

Luego de unos minutos, llego a la parada que se encuentra frente a la puerta del estudio, y me bajo del bus y me adentro rápidamente en nuestro salón.

Veo a Hoyong, pero no hay rastros de Jimin, mierda.

—Buenos días ¿Le ha pasado algo a Jimin? -pregunta Hoyong, y maldita sea, pensé que el sabría algo.

—No, no sé, ayer desayunamos en el centro, y luego nos fuimos cada uno por su lado. Lo intenté llamar a su celular hace un rato pero no contesta. Espero que esté bien. -agacho mi mirada, de repente sólo espero que no le haya sucedido nada grave.

—Yo estuve llamándolo al teléfono de su casa, y tampoco atiende nadie. Es raro, muy raro. Desde que se mudó aquí, no ha faltado a ninguna clase, y me resultó tan extraño que ayer faltara sin avisar... -¿No avisó ayer a la tarde? Que extraño, yo sí me acordé de avisar...

—No se, esto se me hace demasiado raro. -saco mi teléfono, y vuelvo a marcarle.

Y luego de varios pip, nada de nuevo.

—¡Mierda!

—Vamos, tengo su dirección, podríamos ir hasta su casa a ver si le sucedió algo. -Hoyong toma sus llaves y su abrigo, y sale caminando hacia la salida. Yo lo sigo instintivamente, de todas maneras quiero saber qué mierda le ha pasado a Jimin.

Salimos a la calle, y nos dirigimos a la Toyota Hilux de Hoyong que está estacionada a menos de una cuadra.

Nos subimos a la camioneta, y emprendemos el viaje.

***

—¿Estas seguro que es aquí? -le pregunto algo confundida, esta casa, si es que se le puede llamar así, pues es demasiado pequeña, está mas que horrible, sucia, y llena de plantas por todos lados, como si no la habitaran hace muchísimo tiempo.

—Esta dirección está puesta aquí. -dice mostrándome la ficha de Jimin.

Pero cuando termina de decir eso, puedo ver su cabello, negro brillante, saliendo de de una casa de color blanco, con una mujer madura, de unos treintitantos...

Y antes de llegar a la verja, se besan, como una despedida, un beso apasionado.

Auch, duele.

Él y yo sólo somos compañeros de baile, y de sexo, pero aún así duele.

Jimin sale de ahí, con un enorme bolso, como si se estuviese yendo a algún otro lugar, o mudándose tal vez...

—Mira, ahí viene. -dice Hoyong, y sé que no ha notado toda la escena que yo acabo de contemplar, pues estaba leyendo la ficha, intentando buscar tal vez otra dirección.

Se baja de la camioneta y se dirige a Jimin, que lo mira con cara de sopresa y confusión al mismo tiempo. Y yo no pienso bajar, la verdad.

Jimin ahora dirige sus ojos hacia mí, y ahora su cara de sorpresa se agranda aún más.

Él y Hoyong están hablando de algo, no sé de que, y tampoco me importa.

Ahora, ambos se acercan, y Jimin se sube a la parte trasera de la camioneta, y Hoyong al piloto.

—Hola. -me saluda Jimin, pero lo ignoro. Y él comprende, pues no vuelve a dirigirme la palabra.

Por todo el viaje, literalmente, nadie habla. Hoyong nos mira, primero a Jimin, y luego a mí, pero no hace comentarios.

Cuando llegamos a lo que parece ser una terminal de autobuses interestatales, Jimin se baja, pero primero saluda a Hoyong.

¿Acaso no me va a saludar?

Sí, sí lo hará.

Luego de rodear la camioneta por detrás, se acerca a mi ventana, y me mira a través del vidrio.

Abro la puerta, y me bajo, debo despedirme de él, sí.

Hay un silencio más que incómodo, quisiera poder preguntarle quien era esa mujer mayor que lo besaba.

—Entonces... ¿Te vas? -pregunto para cortar el silencio.

—Sí, por trabajo. -dice algo nervioso.

—¿Trabajo? -pregunto anonadada. -no sabía que se lavaban baños nacionalmente.

—Te mentí, no trabajo lavando baños. -ahora mira el suelo, avergonzado tal vez.

—¿Y por qué me mentiste? ¿Cual es tu verdadero trabajo? -ahora sí estoy muy confundida.

—Soy un bailarín exótico, y también un gigoló. -dice ahora mirándome a los ojos, clavándolos en mí, y arrebatándome un suspiro.

Bueno, al menos no he tenido que pagarle.

—¿Al menos te cuidas con las otras? -es la única pregunta que me sale, pues conmigo no ha usado un condón ninguna de las dos veces.

—Es diferente, ellas son trabajo y tú... Tu eres otra cosa que no tiene nombre aún. Sí, me he cuidado con cada una de mis clientas. -clientas, que asco.

—¿Qué soy yo para tí? -mis ojos comienzan a lagrimear, maldita sea, odio ser tan débil.

—No lo sé, sólo sé que desde la primera vez que hice contacto visual contigo, me di cuenta que estaba totalmente perdido. -parece real lo que acaba de decir. -y por eso mismo acepté este trabajo, en Seúl, para estar en un club nocturno y tener un agente, sí, no quise involucrarme contigo, y ayer en la mañana me di cuenta que tenía que terminar todo esto o sería demasiado tarde ________, perdón. Perdón, pero no, esto no puede ser. -y se acerca a mi mejilla, y tras besarla, se aleja, dejándome con mil preguntas en la cabeza.

Todos están arribando el bus, y Jimin se pone  en la fila.

Mierda, sí se va a ir.

Sube, por último, y se sienta en el penúltimo asiento contra la ventana, e intenta no observarme, pero quiero que lo haga.

Mírame, mírame...

El bus se pone en marcha y antes de que pierda de vista a Jimin, levanta sus ojos y hacemos menos de una décima se segundo, contacto visual.

Adiós...

†††

Si éste llega a 1K hago la segunda parte

BUS en Busán [Jimin y tu] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora