Era muy tímido como para alejarse de su madre, la abrazaba con fuerza cada que tenía miedo o vergüenza. Su madre era su salvación a todo, mientras que su padre lo hacía reír cada que podía con cualquier cosa.
Jungkook tenía cinco años cuando se cambió de escuela, le temía a todo aquello que no conociese. Extrañaba el jardín de infantes al que había estado yendo hasta sus cuatro años, allí había perdido la timidez frente a todos aquellos chicos y chicas que se le acercaban a hablar.
En ese jardín de infantes había aprendido a dibujar, tocar instrumentos que no conocía, interactuar con las personas y por sobre todo a socializar. Allí había desarrollado su miedo por la primaria. Sus padres al enterarse de aquel miedo que su único hijo había creado, decidieron que sería mejor cambiarlo a una escuela que contuviera: jardín de infantes, primario y secundario. Toda la confianza que Jungkook llevaba consigo se esfumó al entrar a aquella escuela privada a la que sus padres lo habían inscrito.
—¿Cuál es tu nombre, pequeño? —Una maestra de cabello marrón claro casi anaranjado se había acercado a él, pero aun no era capaz de hablar aún.
—Vamos, hijo, tu puedes —animó su madre acariciando la espalda de su hijo, el cual había escondido su cabeza en el pecho de su madre. Pequeñas lágrimas habían caído de sus ojos mojando la blusa beige que su madre llevaba puesta ese día. Luego de unos cortos segundos, Jungkook sacó su cabecita del pecho de su progenitora y tallo sus ojos.
—J-jeon Jungkook —dijo en voz baja, detrás de la maestra habían otros niños lo observaban, poniéndolo más nervioso de lo que ya estaba.
—Lindo nombre, Jungkook —le sonrió.
Los demás niños se presentaron. Luego comenzó la bienvenida, los padres podían o no quedarse. Y para su mala suerte, su madre debía irse a trabajar; debía dejarlo solo en la nueva escuela.
—Hola Jungkook, ¿quieres ser mi amigo? —preguntó un niño alto de pelo marrón oscuro que se había acercado a él, mas Jungkook no respondió tan solo bajó la mirada y juntó sus manos—. Tranquilo, no muerdo, o al menos no tan fuerte.
Aquello que el niño había dicho logró sacarle una sonrisa, pequeña pero era una sonrisa, la primera en el día gracias a ese chico.
—Soy Yugyeom. —La suave voz que el niño alto poseía había hecho que Jungkook pudiera confiar en él.
—Ya sabes mi nombre.
Así se creó un fuerte y sano lazo de amistad entre Yugyeom y Jungkook, luego se les unió otro niño que había llegado un día después del primer día, Mingyu.
Eran los tres mejores amigos e iban de un lado a otro juntos.
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DEAD INSIDE | JJK !
Non-Fiction死んでいる ! a veces la vida puede ser gentil, tanto así como puede ser grosera. «cada herida es un intento fallido, pero cada una de ellas es un paso más cercano hacia la muerte» jeonsk8er © 2018