1: Bienvenida a Canadá.

240 11 4
                                    

Observé fijamente el papel tapiz de la oficina en la que me encontraba.
Mi estómago rugia y mi nariz picaba por el excesivo olor a tabaco.
La placa del hombre que me atendía tenía su nombre en una bonita y simple caligrafía. "CHARLES WINNENBERG. SUBDIRECTOR"
Llevaba 4 horas en Canadá y ya quería regresar a casa.
Ese día no conocí a Charles Winnenberg, de hecho, en seis meses solamente lo vi 2 veces.
Después de 1 hora esperando, regresé a donde la amable secretaria me pidió que esperara al subdirector en su oficina y me miró con pena.
-Lo lamento pero el señor Winnen no creo que se presente hoy.
Traté de sonreír.- Sin problema.
-Ya que él no te dará la charla introductoria, asignaré a algún alumno a que lo haga, ¿podrías contestar unas preguntas para tu registro?
Asentí, tratando de no ahogarme en mi llanto reprimido. Estaba exhausta.
-¿Nombre?
-Isabel Hernández Betancourt.
-¿lugar de origen?
-México, Uruapan Michoacán.
-¿Institución?
-Colegio de Bachilleres.
-¿Intercambio tri o semestral?
Suspiré.-Semestral.
-¿edad?
-16.
-¿A que casa fuiste asignada?
-La no. 134
La mirada de la secretaria siguió llena de lástima, mientras anotaba todo en una carpeta con mi nombre, mi expediente probablemente.
-Bien, vas a comenzar las clases el miércoles, tómate el día de mañana para descansar y acoplarte a tu casa. Cuando vengas a clase presentate primero aquí, recibirás la charla introductoria, bienvenida a Canadá Cariño.
-------
La casa 134 era un enorme caserón de ladrillo y pintura amarilla.
Estaba a unas pocas cuadras de la escuela y sería mi hogar por seis meses.
Entré, no muy convencida de lo que veía.
Desde hace un mes, cuando el intercambio estudiantil se sintió como algo tangible, había imaginado mi casa casi con ilusión.
Esperaba algo al estilo de Zoey 101 y me daban... algo demasiado ordinario.
Había una pequeña recepción en el recibidor, toqué la campanita.
Una señora regordeta con la cara rojiza y llena de pecas me atendió.
-Hola, cariño. Soy Brigitte- saludó, con un suave tono francés.- Debes ser Isabelle, ven, te mostraré tu cuarto.
La seguí a través de la estancia. En la primera planta, pude observar, estaba la cocina y una sala bastante grande.
-El segundo piso- comenzó a explicar, mientras sabíamos las escaleras.- Son cuatro habitaciones dobles, para las chicas. El tercero es de los muchachos.
Las escaleras daban a un pasillo con puertas negras de apariencia vieja a los lados.
Brigitte siguió caminando delante de mi.
-Compartirás cuarto con Rachel, es escocesa, sin embargo, ella estudia en la mañana y si no me equivoco tú lo harás en la tarde.
Asentí, tratando de seguirle el paso arrastrando mi maleta.
Se detuvo en la última puerta, cerca de la escalera que daba al tercer piso, tenía un 6 con metal dorado.
-Seré rápida porque es claro que quieres dormir y acomodarte.
Suspiré.- Gracias.
-Soy la encargada de la casa, ¿bien? Yo pongo el orden aquí. Las reglas son simples, no llegues después de la 12, siempre deja dicho a donde vas. Si no llegarás a dormir avisa, no entres en detalles, no me interesa. No puedes tener chicos en tu cuarto después de las 11 y siempre puedes llamarme si se ponen demasiado encimosos. Yo hago el desayuno, el almuerzo y la cena, si no te gusta lo que hago puedes comprarte lo que quieras por tu cuenta. Es todo, bienvenida a Canadá.- Dijo lo último mientras me tendía un par de llaves.
-Gracias.- repetí, demasiado abrumada como para entablar una conversación.
La habitación era sencilla, había dos camas, dos escritorios, dos ventanas y dos puertas.
Ya había un lado ocupado con pósters y bastantes cosas, lo que supuse era de mi compañera Rachel.
Coloqué mi maleta en la cama desocupada, lo único que la cubría era una raída manta blanca. Iba a morir de frío.
Me encaminé a la puerta que estaba de mi lado para descubrir un armario de buen tamaño, incluso mejor del que tenía en casa.
Mi equipaje no era mucho, tan sólo ropa y algunas cosas de necesidad básica, mis zapatos y mi computadora.
Acomodé la ropa en el armario y me arrojé a la cama.
Unos sonidos en la puerta me despertaron. Parecía que era Bastante tarde y la cama de al lado seguía vacía.
Me levanté con pereza y frío, ya que la temperatura de la habitación había bajado muchísimo.
Caminé hacia la puerta y cuando la abrí...
-Hola, baboshki, soy Erick. Déjame pasar.
-------
Dedicado a la perra estúpida de Erick (aka Hitler) que me obligó e inspiró a subir esto.
All the Love.

Exchange GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora